Si la banda criminal comete atentados con víctimas mortales, como el de esta mañana contra dos guardias civiles, la oposición se ve obligada a prestar su apoyo al gobierno, a fin de evitar la acusación de utilizar el terrorismo con fines partidistas.
En los dos casos, Zapatero gana. Y ETA también. Porque si Zapatero es reelegido en marzo, reanudará las negociaciones con la organización terrorista. ¡Cómo no iba a hacerlo, si le dieran tan buenos réditos políticos!
¿Cómo salir de esta trampa? Ante todo, hay que seguir recordando sin descanso que quien ha utilizado el terrorismo con fines partidistas desde el 11 de marzo de 2004 no ha sido otro que el PSOE. Primero, explotando sin piedad la masacre terrorista del 11-M para ganar las elecciones, y segundo, pactando con ETA un nuevo statu quo, en el que se abandona el objetivo de la derrota policial de los terroristas, a cambio de que éstos dosifiquen su actividad violenta, lo que permite al partido gobernante erigirse en el garante de la "paz" en contraposición a la derecha "crispadora".
El PP se equivoca acudiendo conjuntamente con el gobierno a la manifestación del martes. Eso supone implícitamente admitir que tanto gobierno como oposición compartirían el objetivo de acabar con el terrorismo, aunque discreparan en los métodos. Supone ayudar al gobierno a mantener la ficción de la "unidad de los demócratas", unidad que es Zapatero quien rompió, poniéndose a negociar con ETA cuando sólo tenía que haber continuado con la política antiterrorista de Aznar de presión policial combinada con la asfixia política y financiera, para acabar definitivamente con la organización criminal.
Si el Partido Popular deja de "crispar", es decir, de basar su campaña en defender por encima de todo principios morales frente al relativismo narcotizante del zapaterismo, ya no hace falta ni que se presente a las elecciones. Una campaña tranquila beneficia más, como es sabido, a quien está en el poder que al aspirante. Esperar que la crisis económica por sí sola motive a los españoles a cambiar de gobernantes, es olvidar las lecciones del pasado, las mayorías de González con índices de paro por las nubes. Con anuncios de Mariano Rajoy limitándose a plagiar eslóganes de Carrefour, tenemos asegurados cuatro años más de "gobierno de