lunes, 23 de mayo de 2011

El progre sufridor

El progre sufre mucho. Al menos cree que sufre más que los demás, sobre todo si son conservadores (sinónimo de insensibles y cínicos). Le preocupan los niños desnutridos, los jóvenes precarios, las mujeres maltratadas, etc. Claro que es imposible desvelarse al mismo tiempo por todas las injusticias que existen. Los disidentes cubanos, las mujeres obligadas a vestir burka, los empresarios que luchan por sacar adelante sus negocios, quedan en un segundo o tercer plano. Quién sabe si no hay muchas exageraciones sobre los disidentes, sobre las torturas... Eso si es que no están a sueldo de la CIA. En cuanto a nuestra visión del islam, sin duda peca de superficial. Las mujeres quizás no vean el burka como un símbolo de sumisión, sino de identidad. Y de los empresarios, qué decir. Se han estado forrando durante los años de bonanza, y ahora no saben hacer otra cosa que despedir trabajadores.

La compasión de los progres, pues, es selectiva. Pero dejando esto de lado, lo que importa es lo bueno, sensible y solidario que se siente el progre. Y por contraste, lo detestables que le parecen quienes (según él piensa) no son conscientes, o no quieren serlo, del sufrimiento que puebla el mundo. Y el progre tiene una fórmula infalible para identificar a estos derechistas ignorantes o endurecidos. Son todos aquellos que no comparten su diagnóstico, ni por tanto sus soluciones. El desalmado derechista ve muy fácil decir que "entre la igualdad y la libertad prefiero la libertad". Quien pertenece a una "familia bien" no puede entender el sufrimiento de los más débiles. Es como un león "poderoso y magnífico" que le predicara las virtudes de la libertad a una "frágil gacela".

Los entrecomillados pertenecen a un artículo del escritor Gustavo Martín Garzo titulado "La historia del sufrimiento". En él, con el pretexto de defender la igualdad, se presta una argumentación vaga y de carácter emocional a recortes de libertades, aunque sin entrar en detalles. Dice simplemente que "la libertad es una palabra poco convincente". Poco les dice a los que sufren: "Los enfermos sueñan con estar sanos, las mujeres con tener los mismos derechos que los hombres, los cojos con competir con los grandes atletas." O sea, que mientras exista algún tipo de frustración, real o imaginaria (lo de los "cojos" que quieren ganar medallas olímpicas tiene narices: ¡pues yo quiero que me toque la lotería!), mientras el mundo sea imperfecto, hablar de libertad es una muestra de insensibilidad.

Martín Garzo reconoce que la igualdad sin libertad conduce a la tiranía, pero se diría que hay algo que le preocupa más: "La libertad sin igualdad genera injusticia; la igualdad sin la libertad, tiranía. Un ejemplo de tiranía son los regímenes comunistas; un ejemplo de injusticia, el feroz liberalismo económico que padecemos, y que está conduciendo al mundo a la catástrofe, ante el entusiasmo de los que no dejan de llenar sus arcas ajenos a la pregunta de dónde viene de verdad su riqueza." Obsérvese que de los regímenes comunistas no dice nada (ya bastante propaganda anticomunista hemos aguantado ¿verdad?), mientras que al "feroz liberalismo" lo acusa nada menos que de llevarnos al apocalipsis. Conclusión: Pues que venga la tiranía, si el capitalismo es tan malo.

Cuando los progres sacan a relucir sus metáforas de leones y gacelas, es difícil evitar acordarse de Animal Farm de Orwell. Pero es evidente que su intención no va por allí. Ellos están enamorados del sufrimiento. Y ya se sabe que hay amores que matan.

Alcaldes del PP en Badalona y... ¿Tarragona?

Seguramente Xavier García Albiol será el próximo alcalde de Badalona, la tercera ciudad de Cataluña, por tamaño demográfico. Pero la noticia quizás más inesperada es que también podría haber un alcalde del PP en una capital provincial, Tarragona. La candidatura liderada por Alejandro Fernández (sí, el del famoso vídeo) ha empatado con la segunda fuerza más votada, CiU, quedándose a solo tres votos. Si ambas se ponen de acuerdo, podrían desplazar al socialista Ballesteros, que ha gobernado hasta ahora el municipio con ERC, barrida del mapa en estas elecciones (¡toma ya!). Ahora bien, dado el ajustadísimo empate, no es en absoluto descabellado imaginar un pacto por el cual durante dos años la alcaldesa fuera Victòria Forns, de CiU, y otros dos años Alejandro. Por supuesto, puede que lleguen a una fórmula distinta, pero en cualquier caso, el PP tendrá mayor peso que nunca en el gobierno municipal. Cosa que será buena para Tarragona.

sábado, 21 de mayo de 2011

Indignados, pero no demócratas

Habitualmente utilizamos la palabra democracia en un sentido que incluye, además de la elección del gobierno por el pueblo, mediante el voto universal y secreto, una serie de elementos definitorios del liberalismo, como son, por ejemplo: la libertad de expresión, circulación y manifestación; la separación de poderes; la igualdad ante la ley; el habeas corpus; la inviolabilidad del domicilio sin autorización judicial, etc. Ningún país que conculque alguno de estos principios es considerado democrático, por mucho que el gobierno haya obtenido el respaldo mayoritario en unas elecciones.

Este uso del término democracia y sus derivados tiene una indudable ventaja: Ahorra palabras. Para referirnos al mismo tiempo al sistema parlamentario, al respeto de los derechos individuales y al imperio de la ley, no existe ninguna otra expresión compuesta de un solo vocablo. Por otra parte, no se trata solo de que necesitemos la palabra democracia porque, debido a una feliz casualidad, existan países en el mundo en los que se dan estas circunstancias simultáneamente. Es que sin el respeto a los derechos individuales, a la libertad de prensa, etc, no existen garantías de ningún proceso electoral limpio.

Ahora bien, el sustantivo democracia y el adjetivo democrático tienen también un grave inconveniente: la parte de su significado que alude a la legitimidad de un gobierno representativo, tiende con mucha frecuencia a eclipsar, a oscurecer el componente liberal. Y esto es así porque, aunque ambos aspectos estén íntimamente relacionados, no por ello dejan de ser cosas bien distintas, que incluso pueden entrar en contradicción. Así, por ejemplo, alguien podría decir que unos jueces nombrados directamente por una asamblea elegida por el pueblo, o unos medios de comunicación subordinados a esta, serían más "democráticos", porque responderían mejor a la "voluntad popular". Esta es básicamente la argumentación que emplea el chavismo en Venezuela, con unas u otras palabras, para cerrar medios de comunicación y todo tipo de abusos.

Este peligro inherente a la palabra democracia queda también ejemplificado en el movimiento "Democracia Real Ya", que inspira a los manifestantes indignados de Madrid, Barcelona y otras ciudades de España. Bien es verdad que en sus propuestas y lemas, entre los elementos socialistas y populistas, hay algunos inequívocamente liberales. Pero el mensaje que emerge como síntesis es que en la actualidad no vivimos en una verdadera democracia, que la "partitocracia" de algún modo ha secuestrado la democracia.

No han faltado los indignados que han afirmado que la soberanía popular reside en ellos, no en las Cortes. Y un inspirador ideológico de mucha de la retórica que se lee en las pancartas, José Luis Sampedro, en una entrevista donde presta su apoyo al movimiento, llega incluso a negar que exista democracia en España, Estados Unidos o Francia, porque según él la opinión pública de estos países está manipulada por unos medios de comunicación al servicio de los poderes económicos. (Cuba debe ser un oasis democrático.) Al respecto, es significativo que muchos indignados de la Puerta del Sol se hayan conducido, al menos los primeros días, con una cierta hostilidad hacia los periodistas, a los que de manera genérica han acusado de tergiversar la naturaleza del movimiento.

La idea de que la democracia no se puede limitar a votar cada cuatro años no va desencaminada, al menos en el sentido que apuntábamos al principio. También en Irán hay elecciones, y no por eso lo consideramos un país democrático. Pero una cosa es afirmar que el sufragio, desconectado de los principios liberales, se convierte en una farsa legitimadora del despotismo, y otra muy distinta es decir que si la gente vota a Bush, a Berlusconi, a Zapatero o a Rajoy, es porque no hay "auténtica" democracia.

Por supuesto que la manipulación existe. Ahí tenemos la que ejercieron el PSOE y sus medios afines en las elecciones de 2004. Fuimos millones los ciudadanos a los que el resultado decepcionó profundamente, y algunos además pensamos que los atentados del 11-M constituyeron, lisa y llanamente, un golpe de Estado. Pero no pudimos cuestionar la legitimidad de los resultados electorales porque, al fin y al cabo, cada cual votó libremente, pudo presentarse cualquier partido que no apoyara el terrorismo, y no se dieron irregularidades en el recuento de votos.

La democracia no excluye que la gente sea idiota; o dicho más finamente, manipulable e irracional. Los defectos de la democracia son los defectos propios de la naturaleza humana. Pensar que el problema es del "sistema", y no de las personas concretas, es característico del utopismo totalitario. Todas estas proclamas que tratan al pueblo como una víctima desvalida, que pretenden redimirlo trayéndole la "democracia real", a lo que suelen conducir es a cuestionar la modesta democracia sin adjetivos, la única que ha demostrado que es posible.

El mensaje supuestamente "transversal" de los indignados es que el partido que previsiblemente ganará las elecciones, tampoco solucionará nada. ¿Se hubiera gestado el movimiento en caso que las encuestas fueran favorables a la izquierda? Da la impresión que, para algunos, el juego democrático solo es válido cuando los suyos llevan las de ganar.

martes, 17 de mayo de 2011

Cuentos de hadas

El científico Stephen Hawking ha afirmado en una entrevista que "el cielo es un cuento de hadas". La versión digital en The Guardian ha generado en dos días más de 2.600 comentarios. La misma noticia en Libertad Digital, cuando escribo esto, va por los 61 comentarios: Muchos más que los que produce normalmente cualquier otra noticia. Para ser cuentos de hadas, las cuestiones de la existencia de Dios y de la vida más allá de la muerte siguen siendo de las que más interesan a la gente, sea cual sea su opinión.

En sí mismo ello no demuestra nada acerca del fondo del asunto. Pero sí demuestra una cosa: Que quien crea que este debate se va a zanjar un día con una frase, incurre en una ingenuidad mayúscula. Por muy Stephen Hawking que sea.

lunes, 16 de mayo de 2011

Votar para botar

Conocí a un abstencionista convencido que decía "si votas, luego no te quejes". Nunca entendí el argumento. El que vota está perfectamente legitimado para quejarse luego. Si los gobernantes no son los que votó, con toda la razón. Pero si les votó ¿por qué no podría quejarse, si luego le defraudan? El voto no es ningún cheque en blanco. Supongo que nuestro abstencionista diría que cuando uno es adulto, se puede dejar engañar por los políticos una vez, quizá dos, pero a la tercera es ya tan culpable como el engañador. Esto vale para una conducta individual aislada, pero no en el caso del voto. Porque si tú no votas, otro de todos modos lo hará por ti. Y entonces sí que no tienes mucho derecho a protestar contra lo que salga de las urnas.

Aquí ya es cuando nuestro interlocutor imaginario sale por peteneras: "pero si nadie votara..." Claro, el mundo solo con eso sería color de rosa, como lo era en aquellos tiempos en que se sentaba en el trono aquel que conseguía sobrevivir a los puñales, los venenos y otros accidentes. Cuando no el vencedor de una guerra civil que dejaba al pueblo diezmado y empobrecido.

Ahora bien, una vez estamos de acuerdo en que hay que votar, queda un pequeño detalle. ¿A quién? Creo que podemos descartar, por razones parecidas a las expuestas para la abstención, el voto nulo y en blanco. No sirven para nada, ni servirían aunque todo el mundo votara lo mismo. Al día siguiente seguiríamos teniendo un gobierno, solo que no elegido por nadie. Y no estaríamos más autorizados a criticarlo que si lo hubiéramos votado. Recuerden: el voto no es un cheque en blanco. Así pues, quien hasta aquí haya asentido a mis argumentos, no tiene más remedio que admitir que debe votar a algún partido político.

"¡Pero no me gusta ninguno!", proclamará más de un lector. Bien, no tiene de qué preocuparse. Es normal, nos pasa a muchos. En las elecciones se presentan varias decenas de partidos. Posiblemente no se los ha estudiado todos, y hace mal, yo creo que vale la pena. Puede que sus ideas se encuentren representadas por un pequeño partido, que aunque no tiene posibilidades de ganar las elecciones, sí podría obtener un diputado, o un concejal, y desde ahí influir en algún grado. Aunque personalmente creo más en el voto útil, respeto enormemente a las personas que optan por este tipo de partidos. Quien vota en blanco renuncia a toda influencia, mientras que el que vota por la formación más peregrina (siempre y cuando esta vaya en serio; no siempre es así) por lo menos intenta que sus ideas tengan algún reflejo en las decisiones políticas, aunque rara vez lo consiga.

Pongamos, con todo, que tras el análisis de las distintas siglas, ninguna le convence por entero. Aun así, siempre habrá un partido o partidos que sean los que menos le gustan. Pues bien, ahí está la clave. Vote usted a aquel partido que le parezca el menos malo, o el más indicado para impedir que gobiernen aquellos que en su opinión son peores. Bote, con be, al partido que no quiera ver en el gobierno, votando al que preferiría en su lugar, aunque sea sin ningún entusiasmo.

Y aquí podría terminar mi llamada al ejercicio del derecho de sufragio. Pero me voy a mojar más, y confesaré cuál es en mi opinión el partido al cual hay que botar, alejar cuanto antes del poder, tanto local, autonómico, como central, en las próximas elecciones y en las siguientes. Y este no es otro que el PSOE, naturalmente. He aquí mis razones:

1) Porque no se debería mantener un gobierno que ha sido incapaz de impedir que lleguemos a tener cinco millones de parados. Solo por este motivo, votar al PSOE (o quedarse en casa, etc), aunque el 22 de mayo estén en juego directamente solo los ayuntamientos, y no todos los gobiernos regionales, es dejar pasar una oportunidad magnífica de castigarlo.

2) Porque hay que echar a un gobierno que en lugar de darle el golpe de gracia a ETA cuando accedió al poder, ha estado siete años negociando con los terroristas, permitiéndoles presentarse a las elecciones locales mediante su influencia en el poder judicial, entre otras fechorías; lo que solo ha servido, como era de prever, para que los criminales se rearmen material y moralmente.

3) Porque debemos paralizar y revertir las reformas de ingeniería social realizadas por Zapatero. El aborto no es un "derecho"; los niños preferiblemente deben crecer con una madre y un padre; la igualdad no puede ser un pretexto para recortar libertades; las escuelas no deben ser centros de adoctrinamiento ideológico; los católicos tienen todo el derecho del mundo de expresar sus opiniones; y la historia no la deben escribir los parlamentos ni los gobiernos, sino los historiadores.

4) Porque jamás se debió haber votado al PSOE en 2004, después de la sucia campaña que organizó tras la masacre del 11-M, sugiriendo a la gente que votara a los socialistas para que los islamistas nos perdonaran la vida por nuestra casi simbólica implicación en la guerra de Irak. La vergüenza de ser español que arrastramos muchos desde entonces no se lavará automáticamente cuando, previsiblemente el año que viene, el PSOE deje de gobernar. Todo dependerá de si el nuevo ejecutivo deja de poner obstáculos a la investigación de esos atentados. Pero por lo menos, podremos abrigar la esperanza de un inicio de cambio de mentalidad, de que se extrapole a nivel nacional el fenómeno sociológico de la Comunidad de Madrid, que tan desquiciados tiene a los progres. El de una mayoría social que ya no se deja intimidar por la opinión publicada, sino que se atreve a pensar por sí misma, sin complejos.


Hay más razones (la corrupción, la política sobre inmigración, etc) pero ante las anteriores, sinceramente me parecen secundarias, salvo circunstancias locales. Ya solo me queda decir cuál es en mi opinión el partido al que debemos votar, para botar al PSOE. Para mí es evidente que el PP. Ya sé lo que dicen algunos, que hablan del PPSOE, de que los dos grandes partidos son lo mismo, que si el problema es la "casta política", etc. En ese caso, si creen que efectivamente no cambia nada con que gobiernen unos u otros, si creen que no importa que el PSOE siga gobernando cuatro años más, o indefinidamente, no me hagan caso. Olviden todo lo que acaban de leer y no vayan a botar.

domingo, 15 de mayo de 2011

El tebeo de Manuel Vicent

Los progres a veces son transparentes. Nos permiten vislumbrar el fondo de su pensamiento con una facilidad que es de agradecer. Es el caso de Manuel Vicent, cuando compara el terrorismo con las catástrofes naturales. Ambos producen víctimas inocentes. Es decir, ambos son explicables en términos amorales; tienen causas, que podemos intentar prevenir racionalmente. Por eso, lo peor del terrorismo no son las víctimas; en esto no se distingue de un terremoto. Lo peor es que por su culpa, algunas personas vuelven al "estado salvaje". Es decir, pretenden cosas como que la coalición-tapadera Bildu sea ilegalizada por un tribunal. Sí, ya saben, esas instituciones que abundan tanto en la selva, donde a la que te descuidas, aparece una fiera que te ilegaliza.

Pero Manuel Vicent no se queda en la original metáfora selvática; además nos explica a grandes rasgos en qué consiste el progreso frente a los "instintos primarios" que rigen en la selva. Ha sido el resultado del pensamiento libre, surgido en "la Sorbona, Cambridge, Oxford, Harvard, Yale, Columbia, Princeton, Tubinga y Bolonia" (se deja la Pompeu Fabra, pero se lo perdonaremos), en su "lucha agónica" (quizás no recuerde que agonikós en griego ya quiere decir luchador; también lo pasaremos por alto) contra "las hogueras de la Inquisición" y "la ley del talión del Código de Hammurabi". Esto último supongo que va por la ejecución extrajudicial de Bin Laden.

El audaz resumen de Vicent no permite entrar en menudencias como de dónde procedía el "caudal de sabiduría" que transmitían en los albores de la época moderna las universidades; las cuales, por cierto, eran tan antiguas o más que la propia Inquisición. Ni que fue entre los siglos XV y XVIII cuando se persiguió a las brujas con un frenesí que no conocieron los tiempos medievales. Por no hablar de las hornadas de intelectuales salidos de las universidades que, en épocas más recientes, han justificado el totalitarismo. Estos detallejos complicarían demasiado su tebeo de superhéroes y supervillanos: Había una Edad Oscura en la que mandaban los señores feudales y los curas. Entonces llegaron los antepasados intelectuales de Gregorio Peces-Barba y poco a poco se fue haciendo la luz.

Ahora bien, por desgracia, de vez en cuando emerge de nuevo el oscurantismo, con la excusa del terrorismo. Y el problema, como vimos, no es que este mate a personas inocentes. Eso está mal, sin duda, pero muere mucha más gente en accidentes de tráfico y en tormentas tropicales. Lo malo es que haya quien crea que se puede luchar contra los terroristas exclusivamente por medios policiales y judiciales, como si matar tuviese algo que ver con el bien y el mal, el crimen y el castigo; es decir, con esas monsergas de los curas que costó tanto superar.

Palestinos humillados

Enric González es un ejemplar típico de periodista occidental: Antiamericano y antiisraelí hasta la médula. Siempre en vilo a la espera de las represalias del imperio y el sionismo. Hoy firma un artículo sobre confesiones de soldados israelíes, arrepentidos por ser testigos mudos o participantes en humillaciones infligidas a los palestinos.

Los tres vídeos que ofrece El País, a decir verdad, no contienen revelaciones muy escalofriantes. Uno cuenta como un oficial druso de un puesto de control obligaba (año 2000) a arrastrarse por el suelo a los palestinos que querían conseguir permiso de paso. Es el que provoca más indignación. Otro denuncia el uso de un vehículo militar israelí camuflado como si fuera una ambulancia, y un tercero relata un registro en casa de un palestino, al que los soldados avergüenzan delante de su familia cuando descubren sus películas porno.

La ONG que ha difundido las confesiones, Breaking the Silence, está financiada por judíos, árabes y gobiernos europeos, el español incluido, como no podía ser menos. Ahora solo cabe esperar que esta iniciativa sirva de precedente, y pronto veamos confesiones de militantes palestinos, financiadas también por árabes, judíos y gobiernos europeos como el español. Que nos expliquen su arrepentimiento por haber lanzado misiles "caseros" contra la población civil, por haber utilizado escudos humanos o reprimido a rivales políticos entre sus propios compatriotas. (Los que se han suicidado en actos terroristas, evidentemente no nos podrán contar sus experiencias.)

Pero por supuesto, sé que puedo esperar sentado. Es más difícil encontrar un palestino arrepentido o pacifista que una aguja en un pajar. Y no debería extrañarnos, porque si diéramos con él, su vida estaría en vilo a la espera de las represalias de los propios palestinos.

La igualdad es esto

El nivel socioeconómico de una limpiadora de hotel es muy inferior al del director gerente de un organismo internacional. La primera tiene que trabajar muchas horas para poder pagar la educación de sus hijos, mientras que el segundo se puede permitir enviarlos a los mejores centros educativos del mundo, y aún le sobra para gran variedad de lujos, como por ejemplo pagarse su estancia en los mejores hoteles del mundo. Pese a ello, si tratara de propasarse con la limpiadora, en un Estado de derecho debería ser detenido por la policía y puesto a disposición de la justicia. Al menos, parece que esto es lo que ha sucedido en el país de las "escandalosas desigualdades".

Claro que si en Cuba, un jerarca del partido comunista agrediera sexualmente a la camarera de un hotel de La Habana (pongamos que fuera un hotel de acceso restringido a los miembros del partido), y esta no se atreviera a denunciarlo, se trataría de una anécdota sin importancia, que no empañaría las grandes "conquistas de la Revolusión". La izquierda es la que más defiende a los humildes y la igualdad, ¡y vale ya!

Venga, espero con impaciencia los comentarios de progres sabelotodos diciendo que no respeto la presunción de inocencia. Pero les adelanto mi respuesta: aquí lo importante no es si Strauss-Khan es inocente o no, sino que a la policía neoyorkina no le ha temblado el pulso al detenerlo, cuando podía haber esperado diez minutos y decir que no había llegado a tiempo de impedir que saliera su avión. Hubiera sido fácil, pero los estadounidenses creen en la ley. Qué puritanos ¿verdad?

sábado, 14 de mayo de 2011

Libertad infinita (y 2)

[Ver 1]

En cambio, en el sentido estricto de libertad que aquí, para abreviar, identifico con la derecha, es perfectamente imaginable una libertad casi absoluta, es decir, una casi total carencia de interferencias arbitrarias del poder político. Sin duda, algún grado de discrecionalidad de la autoridad (sea un político, un juez, un policía o un burócrata) jamás se podrá evitar; pero puede tender a cero. En cambio la libertad para la izquierda debe tender a infinito, por lo que siempre se encuentra a una distancia infinita de su realización máxima. Requeriría, para alcanzar su plenitud, un mundo irreal de posibilidades ilimitadas, mientras que la derecha defiende algo opuesto: Un Estado limitado, que intervenga lo menos posible, salvo para proteger los derechos individuales frente a agresiones o fraudes de terceros.

Ahora bien, no basta con el Estado limitado. Pues para que este sea posible, es necesario que los seres humanos se rijan por leyes e instituciones lo más impersonales posibles, es decir, normas que el Estado como mucho se limite a desarrollar, a codificar, y sobre todo a aplicar, y que no hayan sido generadas por ningún individuo, con lo cual en última instancia no se distinguirían de mandatos arbitrarios. Esas normas no creadas por nadie, aunque parezcan algo fantástico, en realidad existen en todas las sociedades conocidas. Son el producto de miles de años de evolución cultural, y debemos considerarlas como un legado no exento de ser criticado, pero que debe ser preservado como el capital más valioso que tenemos, resultado de la experiencia y el proceso de “selección natural” (en el sentido de inconsciente) de innumerables generaciones.

Estas instituciones y normas se resumen, en Occidente, en la moral judeocristiana, la familia y el mercado. Cuando la izquierda las socava, en nombre de la libertad, en realidad está erosionando las bases que permiten la existencia de un Estado lo más limitado posible. En la medida en que los individuos desaprenden determinados valores, dolorosamente interiorizados por nuestros antepasados; dejan de creer en la autodisciplina; tienden a disolver o a desacreditar instituciones y valores que les protegían en los momentos o circunstancias de debilidad (la niñez, la maternidad, la ancianidad, la pobreza, etc); en este momento se convierten en más dependientes del Estado, tanto de sus ayudas como de su coacción. Se produce una externalización de los controles, que pasan de ser, en buena parte, psicológicos (los tan denostados sentimientos de culpa, de vergüenza, de caridad) a ser políticos (adoctrinamiento ideológico, “campañas de sensibilización”, presión fiscal, represión judicial y policial). Y los controladores a su vez se sienten menos controlados por unos principios morales de los cuales, astutamente, nos han (en realidad, se han) "liberado". El reino de la discrecionalidad de políticos y funcionarios aumenta, lo que es tanto como decir que la libertad, la capacidad de tomar decisiones sin interferencias, disminuye.

De ahí que la derecha, cuando se opone al aborto, a la eutanasia o al “matrimonio” gay, no está incurriendo en una postura antiliberal, por mucho que de manera tan extendida como superficial se tienda a creerlo. Defender determinados principios, como el carácter sagrado de la vida humana y de la familia tradicional (que los niños crezcan, en la medida en que sea humanamente posible, con una madre y un padre), no es restar libertad a los individuos, sino exactamente lo contrario, porque dichos principios no son mandatos arbitrarios que alguien se inventó un día por el gusto de entrometerse en las vidas ajenas, sino que proceden de nuestro legado evolutivo o, si se prefiere, de Dios (y personalmente cada día estoy más convencido de que ambas ideas son perfectamente compatibles, y más bien nos hablan de la sabiduría insondable de un ser trascendente). Y es precisamente este legado el que ciñe al Estado y lo hace menos necesario, previniendo la falta de cohesión social que produce el relativismo moral.

Autores como Isaiah Berlin han resumido los dos conceptos aquí expuestos como libertad “positiva” y “negativa”. Es decir, libertad como poder y libertad como no interferencia. Sin embargo, como acabo de explicar, el concepto conservador de libertad me parece insuficientemente descrito con el adjetivo “negativo”, pues la ausencia de interferencias no se justifica ni se sostiene por sí sola, fuera del contexto de la tradición y la moral. Estas son el fundamento plenamente positivo de la libertad, y esta a su vez se constituye en su más eficaz salvaguarda, en la medida que marca límites a la jurisdicción del César.

No se trata de que existan dos conceptos de libertad, y que cada cual elija el que prefiera, el de izquierdas o de derechas. La libertad como poder que tiende a infinito se distingue de la libertad como interferencia que tiende a cero, en que la primera por definición no tiene un punto de llegada, mientras que la segunda sí. O dicho de otro modo, la aspiración máxima de la izquierda es irrealizable, mientras que al modesto ideal de la derecha nos podemos acercar razonablemente. Para la izquierda, la libertad es una consecuencia del progreso, mientras que para la derecha, es un punto de partida. Al separar la plena libertad de la plena felicidad en un mundo utópico, hace que la primera, al menos, sea más alcanzable. En cambio, los “progresistas”, al unir la suerte de ambas (llamen a la felicidad igualdad, o como quieran), terminan por no conseguir ni la una ni la otra. Es decir, arruinan el progreso que tan apasionadamente dicen defender, por culpa de sus quiméricas aspiraciones maximalistas.

Libertad infinita (1)

Según explicó Norberto Bobbio en su libro Derecha e izquierda, la derecha prima la libertad sobre la igualdad, mientras que la izquierda procede al revés. Pero aunque Bobbio era un pensador de izquierdas, la inmensa mayoría de sus correligionarios pensarán que eso sería conceder demasiado. Ellos dirían que la izquierda defiende los valores de la libertad y la igualdad, mientras que la derecha es el autoritarismo y la desigualdad. Cualquier otro análisis más ponderado les viene a chafar su historieta preferida de buenos y malos, débiles y poderosos, ricos y pobres.

Por si alguien pensara que yo también incurro en una caricatura de la izquierda, vean el vídeo de esta entrevista a José Luis Sampedro (minutos 33:30 a 47:24) si es que son capaces de soportar durante casi un cuarto de hora una mera sucesión de los tópicos más sonrojantemente simples y vacíos. (Lo que no es óbice para que se eche un capote a la política de recortes presupuestarios de Zapatero: Podría servir perfectamente como spot para la campaña electoral del PSOE.)

Vean también con qué fidelidad resume Enrique Gil Calvo, sociólogo de guardia de El País, la idea de Bobbio:

“Como resulta notorio y recordó hace algún tiempo Norberto Bobbio, la principal frontera ideológica entre derecha e izquierda es precisamente la actitud ante la igualdad social y económica: la izquierda apuesta por garantizar la igualdad de oportunidades mientras la derecha opta por favorecer la desigualdad de retribuciones como palanca de creación de riqueza.”

De libertad, sencillamente ni habla. Debe ser que leyó a Bobbio en diagonal. Por lo demás, todo el artículo es un repertorio de falacias y medias verdades escasamente originales. Bien es cierto que para la izquierda, la libertad se identifica prácticamente con el nivel de renta, y también con la ausencia de normas. Para ella, libertad no es actuar sin interferencias arbitrarias, sino poder hacer cosas: Cuantas más, más libertad. En este sentido, un rico tiene más libertad que un pobre, porque puede permitirse el hotel de cinco estrellas, o mandar a estudiar al hijo a Estados Unidos, mientras que el pobre se tiene que conformar con un hotelucho, o ninguno, y enviar a su hijo a la escuela pública del barrio. Y también es más libre la mujer que puede abortar, la persona que puede prestar asistencia a un suicida o, en el futuro, la sociedad que pueda clonar seres humanos sin trabas religiosas o morales.

El problema de este concepto de libertad es que siempre habrá infinitas cosas que no podemos hacer. La libertad sería algo que se incrementa con el progreso (“extensión de derechos”), asociado tanto con la innovación tecnológica (particularmente la biomédica) como con la erradicación de los “prejuicios”. Pero el ser humano por definición está limitado, nunca tendrá un poder infinito. De ahí que toda libertad, así entendida, sería relativa. Y también que existirían muchos tipos de libertad, según se valore más poder hacer unas cosas u otras. Habrá quien dirá que expresar opiniones críticas contra el gobierno, o tener acceso a la propiedad privada, es menos importante que la educación o la sanidad gratuitas. De aquí a justificar regímenes dictatoriales como el cubano (y siendo extraordinariamente generosos con la ínfima calidad de sus servicios públicos) no hay más que un paso, que muchos efectivamente dan. El concepto izquierdista de libertad no permite en realidad medirla con arreglo a una escala lineal, de ahí que fácilmente caiga en relativizar las violaciones de los derechos humanos. Es capaz de poner en un mismo plano las dificultades de llegar a fin de mes que padecen muchas personas en los países desarrollados, y la represión política que se produce en otros lugares del mundo, con frecuencia en nombre de ideas de izquierdas.

Sería entrar en un debate bizantino tratar de determinar si es más grave la pobreza o la falta de libertades políticas. La cuestión es que se trata de cosas distintas, cuyas causas a menudo no tienen nada que ver, si bien es cierto que la opresión estatal favorece mucho más la pobreza que no la prosperidad. Los izquierdistas, sin embargo, partiendo de su concepto de libertad, sistemáticamente confunden una cosa con otra. Para ellos, la pobreza es siempre, por definición, una forma de opresión. Por eso Sampedro, en el vídeo enlazado, habla de los poderes económicos que “nos oprimen con la bota”, metáfora que sería más apropiada para referirse a una dictadura militar.

El concepto de libertad de la derecha (en la medida en que no está contaminada por el concepto anteriormente expuesto, cosa desgraciadamente muy corriente) se basa no en la idea de poder, sino en la de elección. Somos libres cuando podemos elegir entre más de una opción. La libertad no se mide por el número de opciones, sino por el grado de interferencias arbitrarias, originadas en la voluntad de un tercero, que obstaculicen nuestra elección. Podemos ser plenamente libres aunque pobres, y esclavos aunque ricos. Esto no debe confundirse con el concepto estoico de “libertad interior”. Hablamos de nuestras acciones, no meramente de nuestros pensamientos. La libertad absoluta es inimaginable en el sentido izquierdista, porque no podemos tener un poder infinito. Siempre, sea cual sea el grado de avance tecnológico, habrá infinitas cosas que no podremos hacer. De hecho, los “progresistas”, ya antes de entrar en ensoñaciones utópicas, a menudo nos lo recuerdan, cuando condenan el “liberalismo salvaje” y demandan mayores regulaciones.

[Ver 2 y última.]

El virus

Parece como si el virus de la corrección política hubiera atacado también a Libertad Digital. Primero ha sido la noticia del expediente abierto al jugador barcelonista Busquets por haber proferido –supuestamente–  un insulto racista contra Marcelo, del Real Madrid. Cabe preguntarse qué es lo racista, llamar “mono” a un negro o mestizo, o dejar pasar acríticamente la idea de que ese insulto por sí mismo hace alusión a una determinada raza. ¿Se hubiera considerado igual de grave llamar "mono" a un futbolista blanco?

Luego ha sido este titular: “La televisión catalana incluye un vídeo racista y machista en los espacios electorales”. Se trata de un spot electoral del partido Plataforma por Cataluña, donde aparecen unas chicas en una plaza, saltando a la comba. Acto seguido, se ve la misma plaza, pero situada en 2025, y las chavalas, antes ataviadas con faldas y pantalones cortos, aparecen ahora cubiertas con burkas. También la música de fondo ha cambiado: En 2011, una canción popular catalana; en 2025, música árabe. Por último, aparece el líder de la formación, Josep Anglada, diciendo: “Primer, els de casa. Vota Plataforma per Catalunya.


No votaría yo a PxC ni borracho. En su programa electoral no falta la inconfundible retórica ultraderechista contra la globalización y el liberalismo, por no hablar del tufillo a camisas pardas que desprenden sus dirigentes. Sin embargo no veo en este vídeo asomo de racismo, a no ser que mostrar preocupación por la expansión del islamismo en cualquier país europeo sea racismo. Y lo que ya me deja de piedra es lo de “machismo”. ¿Mostrar a una moza en minifalda y tacones es ahora machista? Que estas tonterías las leamos en El País o incluso en El Mundo, se comprende. Pero de LD cabía esperar mucha más seriedad. Lo dicho, debe ser un virus.

jueves, 12 de mayo de 2011

Joded, malditos

El gobierno autonómico andaluz ha editado una guía de educación sexual para alumnos de ESO que, entre otras cosas, propone analizar revistas pornográficas. Nada que nos deba sorprender cuando la ideología de género y el hedonismo estatista son divulgados, martilleados, las veinticuatro horas del día desde la televisión y prácticamente todos los demás medios de comunicación. Por hedonismo estatista me refiero a esa ideología según la cual el Estado no debe sencillamente dejar en paz a los individuos en su personal búsqueda de la felicidad, sino que debe ayudarlos y guiarlos para que la encuentren, y hasta garantizársela. Lo cual implica, evidentemente, que el Estado sabe en qué consiste la felicidad. No debemos dejarnos engañar por la retórica falsamente pluralista, o de neutralidad ideológica, del tipo de "hay muchas formas de vivir la sexualidad, todas válidas". Aparte de la cursilería de "vivir la sexualidad", que ya implica sutilmente una determinada ideología, no es cierto que se respeten todas sus formas, pues los modelos de conducta tradicional tienden a ser ridiculizados, implícita o explícitamente, como arcaicos, basados en prejuicios que deberían desterrarse de una vez por todas.

Por esto, me parece de una gran ingenuidad la postura de quienes han criticado esta guía diciendo "no sirve para nada", porque supuestamente los jóvenes de hoy ya están enterados de sobra. Especialmente despistado me ha parecido un psicólogo que ha afirmado que el error de este tipo de material pedagógico es que trata el sexo solo desde "el punto de vista reproductivo". (Ver aquí, al final del artículo.) ¡Precisamente lo que hace el hedonismo estatista es separar la sexualidad de la reproducción, que los niños aprenden mucho antes en la asignatura de medio natural! No menos panoli me ha parecido la exigencia, que he leído en otro lugar (aquí, también al final), de que la educación pública sea "neutral". Precisamente es en nombre de la neutralidad como el gobierno lleva a cabo su adoctrinamiento ideológico, que queda de esta manera preservado de toda crítica, reduciéndola a una forma subjetiva de pensar que podrá ser como mucho tolerada, pero no "impuesta" a los demás. Lo que significa en la práctica que el gobierno sí puede imponer su neutralísima cosmovisión.

El contenido de la ideología hedonista viene perfectamente determinado por su función política. Se trata de inculcar a los jóvenes que el único criterio para las relaciones entre los individuos es la persecución del placer físico. Esto es un ataque frontal a la moral cristiana, antigualla nociva que defiende la monogamia heterosexual y la natalidad, y con ello "traumatiza" a la gente introduciendo conceptos caducos como la culpabilidad, la responsabilidad, la vergüenza y el pudor. El objetivo inmediato es meridianamente claro: Minar los vínculos familiares y desprestigiar a la Iglesia y al propio cristianismo (todo lo más, podemos trivializarlo como una forma de solidaridad con los pobres, o sea, de socialismo precientífico). Con ello se consigue dejar al individuo totalmente a la intemperie, sin mediaciones, frente al Estado, el único que procura su verdadero bien, que le garantiza la felicidad, e incluso la libertad.

El hedonismo estatista a fin de cuentas es una colección de prejuicios groseros (nunca mejor dicho) que pretende eludir toda crítica dejando en la vaguedad y la indeterminación su fuente de legitimidad. Se supone, claro, que existe un fundamento científico, que hay un consenso de los "expertos", pero este no se puede identificar con un canon accesible, sino que en todo caso se nos remitirá al intrincado bosque de las publicaciones de psicología, sexología, etc, donde por cierto hay estudios para todos los gustos. En esto se diferencia por completo del cristianismo, que se basa con toda transparencia en un texto sagrado, perfectamente fijado, cuya validez podemos aceptar o no, juzgando por nosotros mismos, asistidos por la razón y la experiencia.

En la guía editada por la Junta de Andalucía, se dice: "La sexualidad no es sólo la penetración del pene en la vagina, el ano o la boca. Es la capacidad de disfrutar de nuestro cuerpo, del cuerpo de otra persona, del mismo o de distinto sexo." Como se ve, aquí de reproducción no se habla mucho. Es más, se pone en pie de igualdad el coito anal, el oral y la masturbación con el coito vaginal, que es solo "una posibilidad más" (neutralidad). Pero lo que importa señalar aquí es que un mínimo de espíritu crítico nos debería llevar naturalmente a preguntarnos: ¿Quién afirma esto? ¿Por qué esta visión de la sexualidad es necesariamente más verdadera que otra? Obsérvese que la frase en absoluto es meramente descriptiva, no dice simplemente que entre los seres humanos se observan tales y cuales conductas, o efectos psicofisiológicos (el "orgasmo"), sino que define lo que es el sexo, en un restringido sentido materialista, reducible a términos neuro-químicos ("capacidad de disfrutar"). Pero si esto es así, ¿es función de la escuela enseñar a disfrutar? En realidad, bajo el aparente absurdo, se vislumbra el verdadero objetivo: Alejar a los jóvenes de toda tentación de escuchar discursos morales que no emanen de las autoridades laicas y "progresistas", que son las únicas que saben lo que les conviene.

Por si quedara alguna duda del espíritu totalitario que anima a los redactores, estos incluyen cuestionarios con preguntas como "¿sabes si hay algún profesor o profesora al que no le guste que se impartan esas clases en el centro? ¿cuál es la razón?" La "neutralidad" de nuestros ideólogos implica detectar a los desafectos y sugerir a la juventud que se aleje de ellos, aunque sin llegar a la persecución directa. Pero todo llegará, porque mediante leyes como la de No Discriminación y otras, pronto se conseguirá que cualquier cuestionamiento de la ideología de género y el hedonismo estatista sean considerados delitos contra la igualdad o la salud pública. Estamos solo a un pequeño paso de ello, aunque a algunos no se les ocurra otra cosa que hacer chistes sobre las revistas porno en el colegio.

martes, 10 de mayo de 2011

Dicta sentencia y corre

Un recurso retórico característico de la izquierda político-mediática es la traslación de la culpa del pecador hacia quien denuncia el pecado. Esto se emplea sistemáticamente en relación con el tema del terrorismo. Si alguien critica las negociaciones del PSOE con Batasuna-ETA, se le acusa de vileza infinita por "utilizar" la lucha antiterrorista para obtener un sórdido beneficio electoral. En cierto modo, este procedimiento me recuerda al código de honor sexual de culturas más atrasadas que la nuestra (multiculturalistas, perdonadme), donde la mujer que denuncia haber sido violada se expone a ser considerada culpable de haber mancillado el honor de la familia, llegándose incluso a su asesinato.

Pascual Sala, presidente del TC, ha declarado que "le pone la carne de gallina" que alguien cuestione la independencia del poder judicial. Desde luego, lo que nos pone la carne de gallina a muchos, o más bien nos produce arcadas, es ver a representantes de ETA en los ayuntamientos, gracias a la repugnante sentencia del tribunal que él preside. Pero nótese que precisamente  por la manera de quejarse, empleando la traslación retórica de la culpa, Sala se conduce como un perfecto ejemplar de izquierdista. Cualquiera pensaría que quien realmente viola la separación de poderes es aquel juez que dicta sentencias movido por consideraciones políticas. Pues no, resulta que es quien osa denunciar tales prácticas el que debe ser acusado de atacar algo tan "sacrosanto" como la independencia judicial.

Cuando los chorizos aprendan el truco, pronto les veremos defenderse con desparpajo:

-¿Cómo pueden decir que yo he robado esa cartera? Me pone la carne de gallina que usted cuestione algo tan sacrosanto como la propiedad privada...

La técnica del debate artificial

El "Telediario" de las 21 h. del lunes pasado ofrecía un reportaje sobre la "anomalía" de que los manantiales de agua mineral sean privados, a diferencia de otras explotaciones del subsuelo, que funcionan en régimen de concesión y pagan su preceptivo canon. En el estilo falsamente imparcial de este tipo de piezas de propaganda/globo sonda gubernamental, se incluían entrevistas a un productor de agua embotellada (evidentemente, en contra de la nacionalización), una representante de no sé qué fundación de "la cultura del agua" y un activista de Greenpeace. La primera aseguraba que pagamos demasiado poco por el agua mineral que bebemos; vamos, que se nos debería castigar por no consumir para uso de boca el agua del grifo. El segundo aportaba, como siempre, los consabidos pretextos ecológicos para violar el derecho a la propiedad privada.

Las reflexiones se me acumulan. La mentalidad totalitaria, chavista, de estos tíos objetivamente al servicio -cuando no directamente a sueldo- del gobierno. El diseño de campañas para castigar a los malvados capitalistas que se apoderan de los recursos "de todos" (el mensaje es así de sobrecogedoramente primario); campañas que evidentemente solo pretenden conseguir una nueva fuente de exacción que terminará pagando el consumidor. La porfía obsesiva de ZombiPé, que ya en 2007 intentó la nacionalización de los manantiales, y que ahora, por necesidades sin duda de financiación, añadidas a las motivaciones ideológicas, vuelve a la carga, utilizando la "ejemplarmente imparcial" TVE...

Sin embargo, lo que me fascina, sinceramente, es el virtuosismo propagandístico del periodismo progre. La capacidad que tiene de crear debates cuyo solo planteamiento ya favorece a sus tesis. Otro ejemplo de manual es "La Noria", de Tele5. El pasado sábado apagué la tele justo cuando iban a hablar del paro. Pero no se pierdan cómo planteaban el debate. "¿Son los cinco millones de parados -venían a preguntar- culpa de Zapatero o de Aznar?" No sé cómo transcurriría la tertulia, pero el mero hecho de que se produjese en estos términos alucinantes ya es un gol a favor de la mentalidad progre. Es como si en un juicio, en lugar de tratar de determinarse la inocencia o culpabilidad del acusado, detenido por la policía en flagrante delito de robo, se dijera algo así como: "¿A quién pertenecen legítimamente las joyas, al supuesto ladrón o a la supuesta víctima?" Lo bueno de esta técnica propagandística del "debate" o la "polémica" artificial es que, como mínimo, sitúa hasta la idea más peregrina o perversa en una posición inicial de empate. Y nunca faltan idiotas que acaban comprendiendo la particular lógica según la cual, quien gobernaba cuando se redujo el paro a la mitad, puede ser responsable de los dos millones de parados creados cuando ya no estaba en el gobierno. O que comprenderán que deben pagar otro impuesto más por el agua mineral y hasta, por qué no, por el aire que respiran. Todo es debatible.

El 11-M y Marruecos

Bernabé López García es un catedrático de Historia del Islam muy amigo de Marruecos, aunque crítico con su régimen. Se ha manifestado a favor de que el Sáhara sea una región autónoma bajo soberanía marroquí. Ha defendido que los ciudadanos marroquíes residentes en España puedan votar en nuestras elecciones. Y ha afirmado que la reivindicación de Ceuta y Melilla por Marruecos es "legítima desde un punto de vista histórico".

Sirva esto para situar al autor de un artículo titulado "El búnker y la coartada yihadista". En él pasa revista a los atentados terroristas producidos en el país magrebí en los últimos 17 años, y observa un elemento común a todos ellos: Siempre se produjeron en el momento más "oportuno" para que el núcleo inmovilista del Estado (el "búnker") dejara de ser cuestionado, mediante el pretexto de la lucha antiterrorista, y se viera incluso reforzado.

El último atentado, perpetrado en Marrakech el pasado 28 de abril (el texto dice por errata 28 de mayo) coincide con la oleada de manifestaciones a favor de reformas democráticas, enmarcadas en el proceso de "primavera árabe" que se inició en Túnez y Egipto. Esto explicaría, según Bernabé López, "que las especulaciones sobre su autoría anden desatadas." El articulista no va más allá en sus insinuaciones, pero no hace falta ser ningún lince para sobreentender la hipótesis de la implicación de estructuras estatales marroquíes en atentados terroristas.

Partiendo de aquí, es congruente plantearse de nuevo la cuestión de la autoría del 11-M. Apenas un año después del atentado contra la Casa de España en Casablanca, una serie de explosiones en cuatro trenes de Madrid produjeron una masacre tres días antes de las elecciones legislativas. El PSOE y sus medios afines, que ahora tienen la increíble cara dura de reprochar al PP la utilización de la lucha antiterrorista como elemento de confrontación política, organizaron entonces la campaña más sucia de la historia de la democracia, en la que acusaron a Aznar de ser el culpable de la matanza, debido a su política de apoyo a Bush y a Blair en la guerra de Irak. El resultado fue que el partido gobernante, que se caracterizó por su firmeza frente a las reivindicaciones territoriales marroquíes (conflicto de Perejil), perdió las elecciones.

Quizás sea casualidad, pero el gobierno del PSOE que salió de las urnas tres días después del 11-M, se ha caracterizado por su giro de la política exterior española respecto al Sáhara, favorable a los intereses de Marruecos, y en general por una actitud inusitadamente servil frente al vecino norteafricano. Por lo demás, muchos de los supuestos implicados en los atentados de Madrid eran nacidos en Tánger o Tetuán, lo cual no demuestra nada, aunque algunos indicios dan que pensar. Por ejemplo, que Jamal Ahmidán, El Chino, fuera condenado por asesinato en Marruecos en el año 2000, y que solo tres años después saliera de la cárcel para venirse a España, donde a los pocos meses participaría, según nos cuentan, en el 11-M. Por desgracia, no le podemos preguntar directamente por las circunstancias de su excarcelación, porque como es sabido murió en la oportuna explosión de Leganés del 3 de abril de 2004.

Menos de cinco meses después del 11-M, el 4 de agosto de 2004, fue asesinado en España Hichan Mandari, hermanastro de Mohamed VI que había estado amenazando con lanzar revelaciones sumamente escandalosas sobre las finanzas del monarca. Todo indica que los servicios secretos de Marruecos se mueven por nuestro territorio como Pedro por su casa. Pero la pregunta que cabe hacer es cuál es el grado de permisividad o incluso colaboración de nuestras propias fuerzas de seguridad. La pista marroquí podría ser perfectamente de ida y vuelta, como un bumerán, lo que explicaría las clamorosas irregularidades en la investigación de los atentados.

domingo, 8 de mayo de 2011

Masa y televisión

Según el sondeo publicado este domingo por El Mundo, el 60 % de los españoles no está de acuerdo con la legalización de Bildu*.

El problema que le veo a esta encuesta es que empieza poniendo sobre aviso al encuestado acerca de la ilegalización de Bildu. A mí lo que me gustaría saber es cuánta gente se ha enterado realmente de lo que ha pasado. Un gran número de españoles, que no leen otra prensa que los periódicos deportivos o las revistas del corazón, que se informan brevemente a la hora de la comida o la cena a través de TVE y que se entretienen con la basura inmunda de los realities, forzosamente tendrán una noción muy vaga e imprecisa de lo ocurrido. Esta masa embrutecida es la que hace posible las fechorías del gobierno y del Tribunal Constitucional. Si le preguntamos a un español típico qué le parece que ETA-Batasuna esté en las elecciones, dirá seguramente que le parece mal. Pero en su limitada actividad intelectual, apenas hay cabida para estos asuntos. Un día escucha que el Supremo (¿o era el Constitucional?) ha ilegalizado a Bildu y al siguiente, entre plato y plato oye no sé qué del Constitucional (¿o era el Supremo?), mientras reprende a los niños por hablar demasiado alto, a ver si puede escuchar el tiempo que hará mañana...

Los noticiarios de TVE son ejemplos de manual de cómo hacer que ciertas informaciones pasen despercibidas para la audiencia distraída. (No hablemos ya de aquellas que ni siquiera existen, como las irregularidades policiales del 11-M.) Lo sé no solo porque veo de vez en cuando esos programas, sino porque conozco a personas cuyo único alimento informativo es el "Telediario". La gente de poca formación (que es la mayoría) se entera de cosas como la boda del príncipe Guillermo, o la muerte de Bin Laden; pero temas como Bildu, el Bar Faisán o los EREs irregulares les aburren, porque de ello ya se encarga la tele del gobierno y casi todas las privadas. La excepción en el tratamiento de estos asuntos son las cadenas como Intereconomía, o Veo7, que por ello son tachadas de "ultraderechistas" por la izquierda mediática y política.

Es díficil saber dónde acaba la ignorancia y empieza la indiferencia, pero en cualquier caso el terreno está abonado para la manipulación más desvergonzada. Un ejemplo también reciente: En el programa "Informe Semanal" del pasado sábado, al tratar del tema de Bin Laden, vuelven a atribuir a Al-Qaeda los atentados del 11-M, como si fuera materia demostrada. Y para ello, no dudan en entrevistar al director del periódico Al-Quds Al-Arabi. Este periódico árabe y propalestino, editado en Inglaterra, de tirada irrisoria, es el mismo donde unas fantasmales Brigadas de Abu Hafs al-Masri reivindican habitualmente atentados, entre ellos los de Madrid en 2004.

Por supuesto, en "Informe Semanal" no dijeron que esa organización también reivindicó el apagón de la costa este de Estados Unidos del 2003, o los atentados de Londres de 2005. (Obviamente, todo falso.) Entrar en esos detalles después de la hora de cenar seguramente sería demasiado esfuerzo mental para la audiencia. Basta con que esta asimile que el 11-M lo cometió Al-Qaeda, porque lo dice un tipo de apariencia respetable. Como esos anuncios en los que un señor con bata blanca te recomienda un crecepelo o una pasta de dientes. Por algo se votó a Zapatero el 14-M.
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*Por cierto, en la edición impresa, en la página 4, hay una errata en los gráficos. La cuarta pregunta debería ser, como se desprende por el cuerpo de la noticia, "En su opinión, ¿la legalización de Bildu será positiva o negativa para la lucha antiterrorista?" En lugar de ello, repiten la segunda pregunta. También en Libertad Digital se han confundido, al afirmar que el 63,8 % de los votantes del PSOE creen que ETA o Batasuna está detrás de Bildu, cuando en realidad este porcentaje se refiere al total de encuestados.

sábado, 7 de mayo de 2011

La corrección política de "la Caixa"

El último estudio de la Obra Social "la Caixa", titulado Inmigración y Estado de bienestar en España, afirma que la contribución económica de los inmigrantes al Estado de bienestar es positiva, en contra de lo que sostienen los discursos políticos de "extrema derecha". El informe defiende además que se incrementen los esfuerzos para disminuir las desigualdades entre inmigrantes y autóctonos. (Puede descargarse en pdf aquí.)

Este tipo de estudios, pese a su estilo académico, están viciados por ciertos supuestos políticamente correctos, lo que determina las conclusiones a las que llegan. En este caso, hay dos premisas ideológicas de partida:

(1) El bienestar es un derecho humano. Por tanto, es inadmisible negar las prestaciones sociales a nadie por razones de nacionalidad o de otro tipo.

(2) La identidad cultural de los inmigrantes no puede ser por sí misma problemática. Los conflictos proceden de la desconfianza o la xenofobia de los autóctonos.

Estos apriorismos se traducen a su vez en una serie de opciones metodológicas, entre las que podemos enumerar las siguientes:

(a) Se considera la inmigración en su conjunto, cuando es obvio que no es lo mismo un inmigrante comunitario que un albanés o un magrebí. Así, por ejemplo, sin entrar en otras cuestiones de tipo cultural, la tasa de paro entre estos últimos se halla en torno al 50 %, por lo cual difícilmente se puede decir que la contribución de los magrebíes a las finanzas públicas sea positiva, aunque lo sea la de los extranjeros globalmente.

(b) Se tiende a considerar la inmigración en un período de tiempo relativamente breve, sin tener suficientemente en cuenta que los inmigrantes envejecen, lo cual supone un incremento de los costes sanitarios y de pensiones. Y también que los inmigrantes suelen ser los más afectados por el desempleo en los períodos de crisis económica. Habría que evaluar -aunque lógicamente es mucho más difícil- el coste de un inmigrante a lo largo de todo el tiempo que permanezca entre nosotros, y no solo cuando es joven, sano y la economía crece a buen ritmo.

(c) También se tiende a considerar el impacto migratorio en todo el territorio nacional, cuando muchos problemas provienen precisamente de que su distribución no es uniforme, y se concentra en determinadas zonas urbanas. Un ejemplo de ello son las Rentas Mínimas de Inserción. En el conjunto de España, el 11,2 % de los beneficiados son extranjeros, levemente inferior a su proporción en la población total, que es el 12,16 %. Sin embargo, cuando lo analizamos por comunidades, resulta que en Cataluña, por ejemplo, el 33,6 % de estas rentas no contributivas las reciben extranjeros, pese a que solo suponen el 15,9 % de la población en esta región: Un extranjero tiene más del doble de posibilidades de obtener una RMI que un nativo. Imaginemos ahora los resultados para determinadas nacionalidades (magrebíes, rumanos, etc) y para determinados municipios (Badalona, Salt, etc.).

(d) En el estudio, pese a la profusión de estadísticas utilizadas, no se alude ni remotamente a la relación entre delincuencia e inmigración (o mejor dicho, determinadas nacionalidades de inmigrantes), lo cual sería suficientemente pertinente en un estudio sobre costes públicos.

La percepción de mucha gente de que algunos inmigrantes obtienen más (en forma de prestaciones sociales, muchas de ellas no contributivas) de lo que aportan, no es necesariamente infundada, sobre todo en ámbitos locales concretos. Es fácil ridiculizar tales percepciones, aunque sea implícitamente, aludiendo a encuestas que relacionan los sentimientos contrarios a la inmigración con el bajo nivel educativo. Pero para ser serios, no debemos olvidar que las personas con mayor formación suelen también residir en zonas urbanas menos afectadas por el fenómeno migratorio, lo cual les permite juzgarlo desde cómodas atalayas moralistas. Informes como el de "la Caixa" -al menos los resúmenes de prensa- no hacen más que halagar a quienes se creen más educados, reforzando el prejuicio de que el problema de origen es la xenofobia y el racismo de gente inculta y manipulada, y no las irreales expectativas alimentadas por la socialdemocracia y el multiculturalismo; una mezcla explosiva que podría acabar llevándose a Europa por delante, tal como la conocemos.

La tragedia de España

A finales de la segunda legislatura de Aznar, ETA agonizaba. Muchos habían advertido que la Ley de Partidos, concebida para impedir que un grupo terrorista tuviera un brazo político, provocaría un aumento de la violencia. No fue así. La kale borroka disminuyó más del 80 % tras la disolución judicial de Batasuna. ETA asesinó a tres personas en 2003, pero no cometió ningún otro asesinato en los dos años siguientes.

Aznar no negoció con los terroristas. En la primera legislatura acercó presos etarras a cárceles del País Vasco, algunos de ellos gravemente enfermos, gesto que Batasuna tachó de burla, por insuficiente. Aznar se avino a tener contactos con la organización criminal, para comprobar si estaba realmente dispuesta a abandonar las armas, tras su declaración de tregua. Cuando se comprobó que esta era solo una artimaña para reorganizarse, se terminaron las conversaciones. Desde entonces, Aznar persiguió a ETA "con todas las armas del Estado de derecho", incansablemente.

Para ello fueron valiosas las buenas relaciones con Estados Unidos, cuyos servicios de inteligencia pusieron a disposición del gobierno español tecnología avanzada para la lucha antiterrorista, como satélites espía y aplicaciones de desencriptación. No hay que olvidar que Al-Qaeda y ETA llegaron a colaborar intensamente. Terroristas de ETA se entrenaron en Afganistán, compraron misiles Stinger a los yijadistas e incluso recibieron financiación directa de Bin Laden, a través de su tesorero en Dublín, Hamid Aich. En 2001 García Jodrá, jefe del "comando Barcelona", posiblemente tuvo una reunión con Mohamed Atta (quien poco después sería el más famoso piloto suicida del 11-S) y con otro islamista. En ella planearon un atentado conjunto, organizado por ETA y ejecutado por conductores suicidas de coches-bomba, contra la cumbre de la Unión Europea, durante la presidencia española. Por suerte, el comando etarra fue desarticulado a finales de agosto, por lo que esos planes se frustraron (1).

Lo cierto es que hacia 2003, el acoso policial y judicial había dado sus resultados, y ETA se encontraba tocada de muerte. Pero al año siguiente, tres días antes de las elecciones, se produjo el mayor atentado terrorista de la historia de España. La voladura de cuatro trenes, atribuida a los islamistas, provocó casi doscientos muertos, y cerca de dos mil heridos. Instrumentalizando la masacre sin el menor escrúpulo, el PSOE y la izquierda mediática consiguieron que el PP perdiera las elecciones. Llegó entonces al poder Zapatero, un pacifista que empezó por enemistar a nuestro país con los Estados Unidos y pronto se creyó investido de una misión histórica: Lograr la "paz" con ETA. Para ello promovió negociaciones políticas, que incluían dejar sin efecto la Ley de Partidos, con la inestimable colaboración de los jueces amigos, a fin de que el brazo político de ETA pudiera tener presencia en los gobiernos locales.

En mayo del 2006 las "concesiones" llegaron hasta el punto de que desde el Ministerio de Interior se habría producido un chivatazo que permitió a unos miembros del aparato de extorsión de ETA escapar de la policía. El resultado fue que ETA pudo rearmarse, y entre 2006 y 2010 cometer una docena de asesinatos. Pese a ello, todo indica que las negociaciones con los terroristas volvieron a reanudarse, y la prueba decisiva es que el Tribunal Constitucional (dominado por magistrados afines al gobierno) ha permitido que la coalición Bildu se presente a las próximas elecciones municipales y forales. Formada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba (comunistas) e "independientes" del entorno de Batasuna, los informes policiales consideran que esa coalición electoral no es más que el "plan B" de ETA para llegar a los ayuntamientos vascos y navarros, tras la ilegalización de Sortu, que permitió al gobierno disimular su pacto con los terroristas.

Resumiendo, siete años después de la llegada al poder de los socialistas, ETA sigue viva, rearmándose en Francia, donde mató a un gendarme, y además se puede presentar a las elecciones, pese a la ley de Aznar que podría impedirlo, si existiera un poder judicial independiente para aplicarla. Así las cosas, los socialistas, con inigualable cinismo, responden a las tibias críticas de la oposición afirmando que es esta la que "da oxígeno a los terroristas".

Una pregunta es inevitable: ¿La recuperación de ETA es un producto de la torpeza insondable de un Zapatero deseoso de pasar a la historia como el hombre de la paz, frente al Aznar de la guerra de Irak? Si es así, pocos ejemplos podemos encontrar de dilapidar la obra de un gobierno anterior de manera tan irresponsable y negligente. Pero la realidad puede ser mucho peor, que al PSOE le convenga que ETA siga existiendo. En el 11-M, fuera obra de islamistas en colaboración con ETA, o de otros, quizás se halle la clave última de nuestra tragedia.
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(1) Nacho García Mostazo, Libertad vigilada. El espionaje de las comunicaciones, Ed. B, 2003, págs. 324-328 y 336-339.

jueves, 5 de mayo de 2011

Hijos del Estado

La reforma de la Ley del Registro Civil que parece inevitable, dejará a la discreción de un funcionario el orden de los apellidos de un niño, en caso de que los padres no se pongan de acuerdo. Lo que no sé es por qué, en aras del "interés superior del menor", no se extiende la potestad de la administración a la elección del colegio en que estudia el niño, si cursa asignatura de religión, o realiza taekwondo o natación como actividad extraescolar, siempre que no haya acuerdo de los padres.

La reducción al absurdo nos indica dos cosas. La primera, que cuando el Estado se entromete en reformar leyes y costumbres, generalmente crea más problemas de los que resuelve, lo que genera un círculo vicioso de más intervencionismo, más problemas y vuelta a empezar. Desde que en algún remoto momento del paleolítico los seres humanos descubrieron la relación entre el sexo y la reproducción -es decir, desde que descubrieron el concepto de la paternidad- determinadas sociedades optaron con sus costumbres y leyes por vincular al padre (y no, por ejemplo, a los hermanos de la madre) en la crianza de los niños y en el sostén del núcleo familiar. Esto tuvo considerables ventajas de cohesión social y exogamia sobre los modelos matriarcales en los que ahora no podemos entrar. Desvalorizar la función de la paternidad, aboliendo el significado consuetudinario del orden de los apellidos, es un ejemplo del adanismo frívolo e irresponsable de los ideólogos que nos gobiernan por nuestros pecados, con la colaboración más o menos tibia de los conservadores acomplejados y casi igual de ignorantes que pululan por los aledaños del poder.

La segunda consideración, aunque estrechamente relacionada con la anterior, conviene presentarla aisladamente. El desacuerdo entre los padres sobre muchas cuestiones es algo que ha existido siempre, pero que hasta ahora cada pareja había solucionado a su manera, por sí sola. Introducir al Estado donde nadie lo había llamado nunca, salvo casos perfectamente definidos de conflicto judicial, supone ni más ni menos que terminar de dinamitar el concepto de matrimonio, ya en estado ruinoso con el divorcio exprés y la eliminación del requisito heterosexual. Significa que la pareja de hombre y mujer es ante todo un hombre y una mujer, no una pareja. La gente, a lo largo de la vida, contrae vínculos más o menos duraderos y tiene hijos, pero legalmente ya no formará familias -consecuentemente, la ley suprimirá el Libro de Familia. Al nacer, habrá algo mucho más seguro que tener una familia, que tener unos padres, más allá del sentido puramente biológico: El número de identidad, que se otorgará ya desde la inscripción registral. Todo el mundo será hijo del Estado y solo después, con un poco de suerte, crecerá en el seno de una familia "tradicional", aunque no reconocida por el Poder, que solo reconoce lo que emana de él. Los legisladores deben sentirse orgullosos de lo que están haciendo. A coherencia no les gana nadie: todo va en la misma dirección.

El fin no justifica los medios

Muchos antiamericanos de luto por el éxito de los Navy Seals al cargarse a Bin Laden repiten esos días aquello de que el fin no justifica los medios. Y yo estoy de acuerdo con el principio. Pero la clave de una prescripción tan abstracta es cómo se traduce a la práctica, porque si no se convierte en un mero latiguillo de uso a convenir. Está claro que si los americanos hubieran lanzado una bomba atómica sobre la localidad de Abbottabad, donde tenían localizado al angelito, el mundo entero hubiera condenado una salvajada semejante, y con razón. Esto es lo que significa la frase el fin no justifica los medios. No todo vale. O dicho de otro modo: Determinados fines justifican determinados medios, y no otros. A partir de aquí se podrá discutir sobre si deberían haber capturado vivo a Bin Laden arriesgándose a que los hiciera volar a todos con un cinturón de explosivos, por ejemplo. Pero esgrimir con tonillo triunfal la vaguedad tan traída y llevada del fin y los medios demuestra que algunos se preparan poco los temas.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Bromas de mal gusto

El grupo terrorista Hamás calificó la muerte de Bin Laden, a las pocas horas, de "asesinato" y "continuación de la política estadounidense de opresión y del derramamiento de sangre árabe". Ninguna sorpresa. Tampoco lo es que Elías Jaua, vicepresidente de Venezuela, haya protestado por que Estados Unidos no haya guardado las formas jurídicas. Es comprensible tal reacción en un dirigente de un régimen tan exquisitamente escrupuloso con el Estado de derecho. Naturalmente, no podían faltar tampoco las declaraciones de condena del comunista Gaspar Llamazares, quien ha calificado la muerte de Bin Laden como "terrorismo de Estado".

Hasta aquí, todo entra dentro de lo que podíamos esperar de personajes como estos. Pero cuando una persona que se dice liberal, como Jorge Valín, coincide con un terrorista islámico, un chavista y un comunista en considerar la muerte de un asesino de masas como "terrorismo legal", aquí pasa algo raro. Si además añade que para él, "los mayores criminales se llaman Políticos y viven de nuestro dinero", podemos estar seguros que cuando habla de "liberalismo", no se está refiriendo a lo que comúnmente se entiende por tal término.

Algunos políticos han sido y son criminales, y no solo eso, sino que nada es más peligroso que un terrorista o un fanático cuando se convierte en jefe de Estado. Pero decir que todos los políticos son criminales, es relativizar la criminalidad de un Stalin, un Hitler, un Mao o un Pol Pot. Decir que Bush u Obama son iguales que Bin Laden, o que Ahmadineyah, es hacerle un disparatado favor a la memoria de Bin Laden y a Ahmadineyah.

Claro, Valín no dice esto por el mero gusto de la provocación. Él tiene una idea, espantosamente simple, sí, pero es su idea, y está tan orgulloso de ella que está dispuesto a llevarla hasta sus últimas consecuencias teóricas. Valín es coherente, qué duda cabe. Pero llevada al extremo, esta virtud lógica implica una creencia desmedida en la verdad absoluta de los propios principios. Una persona experimentada, ante una conclusión que soliviante al sentido común, tenderá más a poner en duda sus principios que no el sentido común. Pensará que sus axiomas de partida no están todavía perfectamente formulados, que quizá sean incompletos o inexactos. Así es precisamente como avanza el conocimiento humano, admitiendo que no existe ninguna teoría definitiva tal que no pueda cualquier día ser falsada por los hechos.

Por supuesto, el anarcocapitalismo es un ejemplo típico de teoría no científica, del estilo descrito por Popper, pues se sitúa intrínsecamente más allá de cualquier contrastación empírica. Al tratarse de una doctrina ética, que ni siquiera necesita que la sociedad sin Estado llegue a realizarse jamás para ser demostrada, todo lo que digamos contra ella no servirá para convencer a sus adeptos. Eso en sí mismo no es algo rechazable, pues es imposible que todas las concepciones por las que regimos nuestra vida sean científicamente contrastables. Quienes aspiran a abolir todos los "prejuicios" y creencias religiosas sostienen una doctrina metafísica que no resistiría el mismo análisis crítico al que someten todas las demás.

El problema del positivismo radical, o del marxismo, o del anarcocapitalismo, no es que no sean científicos, sino que no son conscientes de sus propios condicionantes. Mientras que un católico reconoce que el fundamento último de sus creencias es una fe no racional, el amigo Valín pretende basarse en un razonamiento inatacable. Lo cual le conduce sin inmutarse a graves errores morales y hasta me atrevo a decir que estéticos. ¡Coincidir con Llamazares en algo...! Como decía Cioran: "Ir demasiado lejos, es dar infaliblemente una prueba de mal gusto."

lunes, 2 de mayo de 2011

Osama bin Laden por fin está en el infierno [editado]



Dedicado a todos aquellos que nos advierten cada día que la causa del terrorismo es "la pobreza": Bin Laden ha sido localizado y muerto por un comando de los SEALs de la Armada de los Estados Unidos... en una lujosa zona residencial de Abbottabad, Pakistán. Rodeado de espacios verdes, instalaciones deportivas, centros de salud, casas de militares retirados y hasta una cercana iglesia, Bin Laden vivía en una mansión-fortaleza de reciente construcción. [The New York Times ofrece una ubicación distinta de la que habían apuntado las primeras informaciones. Se trataría de una zona más a las afueras de Abbottabad, por lo que parece.] Las sospechas de los servicios de inteligencia se vieron reforzadas al saberse que el complejo carecía de conexión telefónica y de internet, destruía todas las basuras que producía y su titular era un hombre de paja. [Esta es la imagen que debería sustituir a la anterior, si no aparecen nuevas informaciones:]


Hay que felicitar calurosamente a los miembros del comando que ha llevado a cabo la operación, y al director de la CIA, Leon Panetta, recién ascendido (¿casualidad?) a Secretario de Defensa por el presidente Obama. Aunque estos días no faltarán los sabelotodos que nos dirán que esto no tiene mucha importancia, porque Al-Qaeda actúa de forma descentralizada, etc, con esta operación, además de un golpe de efecto simbólico de crucial importancia (como bien saben los terroristas: todos sus actos son "simbólicos"), lo que sobre todo se ha hecho es Justicia. Y eso es lo más importante.

Próximas tareas informativas:

1) Confirmar que efectivamente la localización de Google Maps de la residencia de Bin Laden es correcta. [Por lo visto, no lo era; ver corrección más arriba.]

2) Confirmar la información (vía Nihil Obstat) de que el cuerpo de Bin Laden (es de suponer que después de extraídas las correspondientes muestras para las pruebas de ADN) ha sido arrojado al mar (inteligente solución, tanto si es verdad como si es un bulo deliberadamente filtrado por la inteligencia norteamericana).

3) Seguimiento de las reacciones de los medios y articulistas progres, que tras las felicitaciones de rigor, pronto encontrarán todos los peros imaginables para proseguir con sus habituales disquisiciones de autoodio contra Occidente.

God bless you!
¡Dios os bendiga!

domingo, 1 de mayo de 2011

Ingeniería sociobiológica y totalitarismo [editado]

El Órgano del Progresismo funciona por campañas y campañitas. Ahora lleva unos días con el tema de las lesbianas que quieren ser madres. En varias comunidades, como por ejemplo Asturias y Cataluña, la sanidad pública solo ofrece la reproducción asistida en los casos de esterilidad. Esto excluye lógicamente a aquellas personas cuyo problema para tener hijos no estriba en una disfunción de su aparato reproductivo, sino en que no quieren aparearse con otra persona del sexo contrario. En El País han esperado a que dejara de gobernar el tripartito catalán, y a que el actual gobierno de la Generalidad esté recortando el gasto sanitario, para alimentar una de esas polémicas artificiales que van y vienen, según las conveniencias de la coyuntura política. No me negarán que tienen el don de la oportunidad. En los últimos cinco días, pueden contabilizarse como mínimo ocho artículos sobre el tema, incluyendo el editorial de ayer, titulado "Prejuicios".

Hay un debate previo, que es el de si la sanidad pública, cuya situación financiera es ya manifiestamente insostenible, debe siquiera costear la reproducción asistida en cualquier caso. Si tenemos en cuenta los índices de natalidad, parecería que la respuesta debería ser afirmativa. Pero la causa de la baja natalidad no reside en los casos de infertilidad, sino en que la gente fértil no quiere tener hijos, e incluso recurre al aborto masivamente para evitarlo. Sería añadir el absurdo a la indecencia que además de financiar abortos, la sanidad pública financiara los costosos tratamientos de reproducción asistida. Pues bien, esto es lo que prevee la legislación actual, y sin embargo a El País todavía no le parece suficiente: Quiere que las lesbianas también se puedan beneficiar de este despilfarro. Y porque de momento los hombres no pueden parir (todo se andará, los médicos con ansias de notoriedad abundan), que si no también defenderían las técnicas reproductivas a cargo del presupuesto para parejas homosexuales masculinas.

La cuestión de fondo, por supuesto, no es económica, sino moral. Una sociedad que no haya perdido definitivamente el norte no facilitará el capricho de cualquiera de tener hijos, como si los niños fueran mascotas, sino que favorecerá ante todo familias estables formadas por un hombre y una mujer. Son estas las que garantizan el mejor entorno afectivo y educativo posible para la infancia. Sin embargo, de aprobarse la Ley de No Discriminación que planea implantar el gobierno socialista, no solo la reproducción asistida para parejas lesbianas o mujeres solas será obligatoria, sino que además ni siquiera se podrá criticar.

La vía por la cual el Estado de derecho se está transformando en un Estado totalitario ante nuestros ojos es el de los derechos espurios. Estos, a diferencia de los derechos humanos clásicos, no consisten en la libertad de actuar sin interferencias arbitrarias, sino por el contrario, en exigir la realización de determinados deseos subjetivos, si es necesario con ayuda del Estado. Así, existiría un supuesto "derecho a ser madre", cuyo ejercicio cualquier mujer podría exigir al sistema público de salud, incluso aunque no quisiera quedarse embarazada naturalmente. Es decir, se confunde la libertad con el poder. Mi libertad de expresión, por ejemplo, no es mayor porque yo sea propietario de un periódico o una cadena de televisión, no está en función de mis capacidades. Disfruto de ella plenamente desde el momento en que nadie me impide ejercerla. En cambio, el poder del ser humano se expande con el progreso científico. ¡Pero ello no tiene nada que ver con la libertad! Podemos ser perfectamente esclavos en un mundo ultratecnificado. Especialmente nos deberían preocupar las crecientes demandas de experimentación sociobiológica, procedente tanto de los laboratorios (investigación con células madre, clonación, etc) como de otros grupos de presión, como el lobby homosexual.

[Durante años, los "progresistas" y los tecnócratas de la ONU han aplaudido con las orejas la política China de un solo hijo, que eso sí era una brutal violación del derecho a ser madre, pues implicaba la coacción directa del Estado. Estos mismos probablemente estarán a favor del "derecho" a ser madres de personas a las que nadie coacciona de ningún modo, sino que simplemente les ha dado por reproducirse sin tener relaciones heterosexuales, y encima quieren que se lo costeemos todos. Párrafo añadido a las 23:04]

No hay ninguna paradoja en que las promesas ideológicas de liberación nos puedan conducir al totalitarismo si en realidad no hablan de libertad, sino de poder. Y el riesgo estriba en que al olvidar el verdadero significado de la libertad, que se basa en la dignidad inviolable de la persona, ese poder se traduzca en el de unos hombres sobre otros, a una escala no conocida hasta ahora.