viernes, 29 de febrero de 2008

Se dice partidista, coño

Al Manifiesto presentado hoy por un grupo de conocidos periodistas difícilmente se le podría objetar nada, en cuanto al contenido. Pero sí quisiera aprovechar para hacer una observación sobre la confusión entre los términos partidario y partidista, que se ha extendido de tal modo que posiblemente ya no tiene remedio.

Partidario, según el diccionario de la RAE, es quien "sigue a un partido o bando". Y también, el "adicto a una persona o a una idea". Se trata por tanto de un vocablo neutral, que no implica ningún juicio de valor. En cambio, "partidista" viene de "partidismo" que significa lo siguiente:

1.
Adhesión o sometimiento a las opiniones de un partido con preferencia a los intereses generales.

2.
Inclinación hacia algo o alguien en un asunto en el que se debería ser imparcial.


Es evidente que cuando el Manifiesto Por la convivencia, por la libertad se proclama "desde la más absoluta independencia partidaria", está cayendo en la afectación generalizada de usar ese falso sinónimo de "partidista". Se puede ser partidario de algo sin ser necesariamente partidista. No elevemos la neutralidad a la categoría de virtud per se, si no queremos justificar una cierta pose de equidistancia hipócrita demasiado habitual.

Por suerte, y a pesar de ese desliz (imagino que producto de una redacción apresurada), el Manifiesto no incurre en ese defecto. Razón por la cual me he adherido a él.