"Los nazis siempre obtuvieron mejores resultados entre los estudiantes que en el conjunto de la población y sus progresos electorales siempre estuvieron precedidos por avances en los claustros, donde los estudiantes eran los mejores propagandistas. (...) La mayoría de las organizaciones estudiantiles habían excluido a los judíos antes de 1914. (...) En 1922, las autoridades de la Universidad de Berlín cancelaron un servicio conmemorativo en honor del asesinado Walter Rathenau [ministro de Exteriores judío], para no arriesgarse a afrontar una violenta manifestación estudiantil. Esta política de apaciguamiento frente a la violencia estudiantil se convirtió en la pauta general de la década de los veinte, y los rectores y los claustros siempre capitulaban para evitar desórdenes ante las más agraviantes exigencias de los líderes estudiantiles."
Paul Johnson,
Tiempos modernos,
Ed. Homo Legens, 2007, pág. 157