Traduzco del catalán la interesante entrada del blog de Frederic Recasens:
El Punt del domingo incluía una especie de guía titulada ¿Qué hago si…? con “algunas sugerencias que pueden ser útiles para afrontar situaciones cotidianas con respecto al uso del catalán”. La guía que edita la Plataforma por la Lengua, subvencionada por la Generalitat, con el dinero de todos los ciudadanos, ha llegado ya a su tercera edición y se reparte a través de diferentes vías por Cataluña (pagando todos nosotros, tres ediciones me parecen poco).
Paso a exponer algunas de las recomendaciones de esta guía. El post es un poco largo, pero creo que conviene que se sepa con quién estamos tratando. Las frases en negrita están extraídas literalmente de esta guía.
Cuando en general se me dirigen en castellano, ¿puedo continuar la conversación en catalán?
Naturalmente. El tópico de cambiar la lengua por “cortesía” proviene de unos códigos de conducta impuestos mediante un proceso violento de cambio de hábitos. En posteriores generaciones, por imitación y nulo planteamiento de la situación muchos ciudadanos la han adoptado por costumbre.
Es decir, yo que acostumbro a hablar con el idioma en el cual me hablan, no me he planteado, según este “manual” la situación. ¡Pues vale!
Me llega mucha publicidad al buzón sobre servicios o productos sólo en castellano. ¿Qué puedo hacer?
La respuesta más práctica y de mayor sentido común sería, creo yo: “La miro y si hay algo que me interesa, voy a comprarlo”. Pues no, la plataforma del tripartito dice que:
Si la publicidad llega en forma de catálogos o folletos con la lista de productos y precios debe ser como mínimo en catalán, de manera que se puede denunciar mediante una hoja de reclamaciones a la Agencia Catalana de Consumo o a la Oficina de Garantías Lingüísticas.
Las cartas y los menús de un restaurante ¿deben estar en catalán? Sí, como mínimo en catalán. En caso de que incumplan la legislación les podemos pedir la hoja de reclamaciones, abandonar el establecimiento y hacer a la vez una queja oficial. Debe tenerse en cuenta que a menudo el hecho de que la carta no esté en catalán obedece más a un desconocimiento de la realidad del país, de la legislación o a una negligencia en el permiso de apertura del establecimiento por parte de la administración local, que no a cuestiones de tipo ideológico.
Dos cosas a comentar.
1) Cataluña NO ES un país. Cataluña es una comunidad Autónoma española.
2) Precisamente porque muchos restaurantes conocen la realidad de Cataluña, no ponen las cartas en catalán. (¿O es que en la periferia barcelonesa i en las grandes ciudades catalanas en general –donde por cierto la gran mayoría son votantes del PSC, partido que financia esta plataforma– la lengua más hablada es el catalán de manual? Más bien el castellano con acento andaluz, diría yo.)
3) Considerar negligencia por parte de la administración local que se haya otorgado permiso de apertura de un local a pesar de no tener la carta en catalán, me parece, como mínimo, una extorsión.
Los de la guía se ponen también en plan psicólogo:
El hecho de exigir que se respeten nuestros derechos lingüísticos, no debería incomodarnos. Si nos pasa esto, es porque la fuerte represión que se ha ejercido sobre todos los aspectos relacionados con nuestra lengua y nuestra identidad han llegado a afectar a nuestra autoestima, hasta el punto que, pese a ser víctimas de esta situación, sentimos que estamos generando un conflicto cuando reclamamos nuestros derechos legítimos. En este sentido, muchos ciudadanos todavía mantienen una actitud heredada de la presión y miedo generado por regímenes dictatoriales, que se transmite por imitación e inercia.
No será que los motivos por los cuales se habla castellano en Cataluña son:
1) Algunos se expresan mejor en castellano (Montilla incluido)
2) Otros, por no perderlo, porque si hiciésemos caso a esta palataforma, en dos días, ni entenderíamos la lengua que más gente habla en Cataluña.
3) Otros, como protesta. No frente a la dictadura franquista, que hace más de 30 años que se extinguió y muchos ni la hemos vivido, sino frente a la dictadura lingüística, nacionalista y social que el tripartito con la complicidad de otros partidos, están intentando imponer en Cataluña.
¿Me puedo quejar porque un producto no está etiquetado en catalán? ¿Los rótulos de las tiendas deben estar en catalán?
Evidentemente la guía dice que sí a todo y RECOMIENDA tramitar una reclamación oficial en caso de incumplimiento, tal y como se está haciendo.
Dudo entre dos productos, uno de una empresa catalana que no etiqueta en catalán y otro de una empresa de fuera pero que sí lo hace en catalán. ¿Cuál debería comprar si la calidad y el precio es el mismo?
Creemos que es preferible comprar antes un producto etiquetado en catalán aunque no esté fabricado en los Países Catalanes que no otro que lo esté pero no respete al ciudadano en este sentido.
¡Y pobre del que utilice la palabra boicot! Que quede claro: boicot sólo lo hay contra Cataluña, nunca al revés! Y punto.
Cuando voy al extranjero o bien me encuentro a un forastero en nuestra casa y me pregunta cuál es mi lengua no sé cómo responderle.
1) Si nos preguntan si el catalán es castellano (o español), tenemos que decir que no.
2) Si nos preguntan si se parece, les podemos responder que es una lengua románica, como el francés, el italiano, el portugués, el rumano o el castellano.
3) Si nos preguntan, aún así, a qué lengua se parece más, les podemos decir que el occitano o una mezcla entre francés e italiano (¿¿¿!!???)
4) Si nos preguntan como se dice en castellano alguna palabra o frase, les podemos decir que no somos nosotros los más indicados porque no es nuestra lengua.
5) Si nos preguntan qué lenguas se hablan en Cataluña, les podemos decir que la lengua nacional es el catalán, pero que a raíz de los movimientos migratorios se hablan otras lenguas como el árabe, el amazig, el wolof, el alemán o el castellano.
6) Si nos dicen que tenemos dos lenguas, les podemos indicar que sólo tenemos una lengua que es el catalán, aunque en la escuela aprendemos normalmente también inglés y castellano y que hay gente llegada de fuera o con familia forastera que habla otras lenguas.
Son sólo algunos fragmentos del cúmulo de despropósitos diversos que podéis encontrar en esta guía. Después de esto, que digan como dicen políticos del tripartito o de Convergencia i Unió que en Cataluña no se discrimina el castellano y que lo que se busca es integrar las diferentes “sensibilidades” que conviven en Cataluña, me provoca, no ya ganas de reír, sino directamente vergüenza ajena e indignación.
El nacionalismo catalán entiende por integración, por convivencia y por respeto, denunciar restaursantes, establecimientos y ciudadanos que utilizan el castellano. Se nos está pidiendo que antes de cambiar de lengua, no hablemos con nadie del resto del mundo que no nos entienda en catalán. Se nos está pidiendo que no reconozcamos el castellano como lengua oficial de Cataluña, tal y como detalla la Constitución. Están justificando en la prohibición que el franquismo hacía del catalán en la vida pública hace más de 30 años la prohibición que el tripartito hace del castellano en la vida pública hoy en día.
Si piensan que aquí todo el mundo pasará por el aro, sólo se me ocurre una respuesta: LO LLEVÁIS CLARO!*
* En castellano en el original.