Sin ánimo de ser exhaustivo...
- No me gusta lo de "Estado social" (1.1) porque en este adjetivo se acaba amparando siempre toda violación imaginable de la propiedad privada y la libertad económica, tal y como remachan los artículos 33.2 ("función social" del derecho de propiedad), 38 y 131 (que hablan de planificación) y, por si hubiera alguna duda, el 128, que subordina "toda la riqueza del país (...) al interés general". Que siempre coincide, casualmente, con el interés de los gobernantes y sus amigos.
- No me gusta la memez de la "reeducación y reinserción" (25.2), que significa que la seguridad de las personas decentes queda supeditada a la compasión por los delincuentes, y el incremento de la criminalidad se utilice como pretexto para aumentar los efectivos policiales y los controles.
- No me gusta tampoco que el Estado determine el programa educativo (27.5) ni que lo controle (27.8), ni que "tutele" la cultura (44.1) y menos aún que pueda ceder la enseñanza a las administraciones autonómicas (148). Ello es la causa del analfabetismo funcional de generaciones enteras, y del adoctrinamiento masivo en las supersticiones seudoprogresistas.
- No me gusta que se postule un derecho al "honor" y a la "propia imagen" (18.1), entelequias que se usarán siempre y en todo lugar para restringir la libertad de expresión.
- No me gusta que el Consejo General del Poder Judicial sea elegido por los políticos (122.3), y mucho menos que lo sea el Tribunal Constitucional (159.1). Sin un poder judicial independiente, la impunidad de los gobernantes está garantizada, y las leyes se convierten en papel mojado.
- No me gusta la mediocre redacción del texto constitucional ("digna calidad de vida", etc etc), ni su exceso de retórica, ni sus redundancias que llevan a expresar en cuarenta páginas lo que podría haberse dicho en diez.
En definitiva, la Constitución me parece el lógico resultado de las concesiones que se hicieron en su día a comunistas, socialistas y nacionalistas, los mismos que ahora pretenden ir a una segunda Transición. Se ve de qué sirvió tanta componenda.