Estamos asistiendo a un despliegue de propaganda gubernamental como no se había conocido antes en España. Lo significativo es que se pretende ocultar bajo campañas simultáneas acerca de los más variados temas, como ayudas al alquiler de vivienda, contra el fraude fiscal, a favor de la seguridad laboral, de difusión de Internet en el medio rural, contra el maltrato a la mujer, etc. Todas ellas machacando con la hipócrita coletilla "gobierno de España". Todas ellas perfectamente inútiles, además de gravosas para el erario público. ¿De verdad alguien cree que con incrementos del alquiler inmobiliario del 30 % (conozco casos) van a ser de gran ayuda las subvenciones ofrecidas? ¿O que los maltratadores se sentirán conmovidos por un anuncio televisivo?
Pero es que además de inoperantes, todas y cada una de ellas son invariablemente contraproducentes:
Las ayudas al alquiler estimulan su subida, es decir, como toda intervención en el mercado, consiguen el efecto contrario al pregonado.
Las medidas -aparentemente dignas de todos los elogios- en favor de las mujeres maltratadas están desviando la atención de lo que verdaderamente debería ser afrontado: Una reforma de nuestro sistema penitenciario por la cual los delitos más graves no se saldaran en la práctica con unos pocos años de prisión, recuperando el carácter disuasorio que constituye el único sentido de las penas. Me pregunto cuántas mujeres estarían ahora con vida si sus asesinos hubieran contado con la consecuencia de pasarse el resto de su vida entre rejas.
El fomento de la lectura, en lugar de ser favorecido por esos estúpidos anuncios basados en el eslogan "Si tú lees, ellos leen" (que a fin de cuentas no hacen más que admitir la responsabilidad de los padres: ¡para eso no hacía falta que derrocharan nuestros impuestos!), estaría mucho mejor servido si se dejara de intervenir en el precio de los libros, so capa de proteger al pequeño librero -y el consumidor, que somos todos, que se joda.
El recochineo, en fin, una vez se han malgastado de tan lamentable modo el dinero de nuestros bolsillos, es la moralina contra el fraude fiscal.
Quiero insistir en el carácter masivo de la actual actividad propagandística. Siempre he sido de la opinión que estas campañas supuestamente en favor de los jóvenes, de los ancianos, del medio ambiente, etc, son en el fondo todas una y la misma: En favor de nuestro paternal gobierno, sea del partido que sea. Pero nunca antes, que yo recuerde, había habido en vigor tantas de estas campañas al mismo tiempo. Y nunca antes su carácter progubernamental ("gobierno de España") había sido menos disimulado.
En este sentido, sí que sería de desear que fueran contraproducentes, que pese a su manifiesta intención de recabar apoyo hacia el partido socialista, consiguieran exactamente lo contrario: que buena parte de los ciudadanos acabasen asqueados de tanta manipulación.