La ocurrencia de descomponer en dos la pregunta sobre la separación de Cataluña ha surtido un primer efecto efímero: los comentaristas han dedicado buena parte de tiempo y espacio a consideraciones más o menos ingeniosas sobre el sentido de tal formato. Transcribo la doble pregunta para quienes hayan estado de ejercicios espirituales en Tierra Santa (qué envidia) los últimos días:
VOL QUE CATALUNYA ESDEVINGUI UN ESTAT?
En cas de resposta afirmativa,
VOL QUE AQUEST ESTAT SIGUI INDEPENDENT?
(Fuente: Portada del diario El Punt Avui del 13-12-13.)
La interpretación más audaz ha sido, como de costumbre, la de Salvador Sostres, para quien esta formulación representa una victoria negociadora de Durán Lleida, cuyo objetivo (y aquí viene lo original de su tesis) es hacer "prácticamente imposible que gane el sí a la independencia", dice Sostres.
Su razonamiento es el siguiente: Como mucho, habrá un 60 % de partidarios del sí a la primera pregunta; y de estos, siendo también generosos, un 70 % de partidarios del sí a la segunda. Esto supone menos de un 50 % (exactamente el 42 %, preciso yo) de los votantes. Derrota, por tanto, de los independentistas.
Declaro solemnemente no entender este argumento. Es decir, no veo por qué razón, si la pregunta sólo fuera la segunda (¿quiere que Cataluña sea un Estado independiente?), deberían aparecer más independentistas que si les ponemos el formidable obstáculo de tener que responder afirmativamente a una pregunta previa.
Es más, yo sostengo que, a todos los efectos, la pregunta es sólo una, aunque innecesariamente prolija. Pues está claro que Cataluña no puede esdevenir (llegar a ser) un Estado más que nominalmente, por la sencilla razón de que ya lo es de facto. Tiene su parlamento, su gobierno, sus televisiones y medios afines, sus maestros y, sobre todo, tiene su policía. No tiene ejército, pero tampoco lo tienen Andorra ni Costa Rica. No tiene moneda propia, pero tampoco la tienen España, Francia ni Alemania. Lo único que le queda es ser independiente, cosa que, de todos modos, tampoco lo será jamás de otro modo que nominalmente.
Cataluña puede ser como mucho tan poco independiente como lo son hoy la mayoría de estados que no serían capaces de defender su territorio e intereses de una agresión seria. Independientes de verdad en el mundo no creo que haya una docena de países, aquellos que tienen armamento nuclear y, si me apuran, Suiza, que a ver quién es el guapo que invade un país de reservistas armados y puentes minados. Los demás juegan a ser estados soberanos, es decir, a complicarles la vida a sus ciudadanos para que parezca que sin el oneroso intervencionismo de sus gobernantes no podrían vivir.
Así que yo no me dejo liar por la apariencia de pregunta doble. Pero, por si acaso, que quede clara mi doble respuesta: No y No.