Hola Mariano,
esta es una carta de agradecimiento. Déjame, con todo, que empiece por señalar algunos borrones en tu gestión de estos 33 meses de gobierno. Pese a disponer de una mayoría absoluta, has incumplido claramente el programa de tu partido: has subido los impuestos, no has tocado en lo más mínimo la política antiterrorista de Zapatero, prorrogándola incluso con infamias incomprensibles, y tampoco te has atrevido a abordar aquellas leyes, promulgadas por tu antecesor en el gobierno, que más claramente afectan a las convicciones profundas de las personas, si es que las tienen: el aborto libre dentro de las primeras catorce semanas, la transformación del matrimonio en una farsa, la imposición del hembrismo totalitario, la guerracivilista Memoria Histórica...
Cada uno de estos incumplimientos, por sí solo, era suficiente para no volver a votarte nunca más. Sin embargo, hay que reconocer que existían argumentos para cuestionar una decisión tan tajante. La política fiscal podía justificarse, aunque fuera falazmente, aludiendo, como no te has cansado de hacer, a la herencia de Zapatero, supuestamente peor de lo que esperabais. La política antiterrorista, así como la gestión del secesionismo de Artur Mas, podría también interpretarse como una estrategia posibilista, de evitar el enfrentamiento directo para no dar armas dialécticas al separatismo; y las leyes más ideológicas del zapaterismo aún podrían ser retocadas... No digo que estos argumentos me convenzan a mí, pero sí que muchos se conforman con ellos u otros similares, y que contra esto es complicado luchar.
Más difíciles de digerir eran los continuos aplazamientos en la elaboración de la ley del aborto. Si lo que de verdad se pretendía era reducir el número de abortos, no era necesario promulgar inmediatamente una nueva ley. Bastaba derogar la ley Aído y aplicar la anterior, pero seriamente, cortando por lo sano el fraude masivo cometido mediante el recurso al supuesto peligro para la salud psíquica de la madre. Esto hubiera salvado miles de vidas mientras se trataba de elaborar una ley similar a la de Alberto Ruiz-Gallardón, que eliminaba el atroz supuesto eugenésico, y que podía haber estado lista en los primeros meses de 2012.
Con todo, de haber continuado los aplazamientos, y no haberse producido la fulminante, y hay que reconocer que digna, dimisión de Gallardón, aún habría muchos que considerarían prudente seguir esperando indefinidamente (mientras cientos de niños nonatos son eliminados cada día) hasta que tu gobierno decidiera modificar la ley vigente.
Por esta razón, Mariano, tu anuncio de que retiras la reforma de la ley del aborto es tan de agradecer. Sobre todo, por tu brillante argumentación, perfectamente extensible a cualquier otro tema. Sostienes que no tiene sentido promulgar una ley que a los cinco minutos sería derogada por la oposición, cuando accediera al gobierno. Es decir, afirmas que tú sólo vas a promulgar leyes con las que la oposición esté también de acuerdo, y que por tanto, no existe ninguna diferencia en que gobierne el PP o el PSOE. Dicho también de otra manera, has dejado bien a las claras que tú no crees en los principios, sino en las encuestas. ¿Puede alguien seguir defendiéndote sin que se le caiga la cara de vergüenza? Por poder, claro que puede. Aún habrá quien se conformará con que restablezcas el consentimiento de los padres para que una niña de dieciséis años pueda abortar. Incluso no faltarán quienes apreciarán las medidas que has anunciado en favor de la familia, y que consistirán como mucho en un nuevo dispendio en burocracia y en campañas publicitarias para explicarlo. Pero la verdad es que si a alguien le importan de verdad la vida y la familia, a estas alturas ya habrá terminado de desengañarse definitivamente sobre tu gobierno y un partido prendado de tu sabio manejo de los tiempos.
Te doy las gracias, Mariano, por haber clarificado definitivamente las cosas. Ahora ya queda claro que hay dos derechas. Aquella a la que sólo le preocupa el crecimiento del PIB, la tasa de desempleo y las pensiones, y aquella otra que cree en la libre iniciativa, la sociedad civil y el derecho a la vida de los más indefensos (y el PIB se nos dará por añadidura). Mariano, gracias por retratarte, por demostrar con un gesto inconfundible que tú perteneces a esa derecha materialista, cobarde y egoísta, a la que sólo le importa la economía, pero ni aún en esta acierta más que a seguir endeudándonos. Definitivamente, eres un fenómeno, Mariano.