domingo, 11 de mayo de 2008

Vivimos en una sociedad predatoria

José Luis Sampedro y Valentín Fuster, autores de un reciente libro, son entrevistados en el Magazine de El Mundo de hoy. Sería una lástima que la profusión de entrañables necedades que se vierten con la ocasión, quedaran eclipsadas por las que, a su vez, afloran en la entrevista a Zapatero, en ese mismo suplemento dominical.

Sampedro nos alerta del riesgo de "infarto social". Y nos lo explica con una imagen de una calle cualquiera de Madrid, atestada de coches aparcados en doble fila y obstaculizando el tránsito.

"Bueno -dice- pues eso es como el colesterol en las venas: ¿Quieres más infarto? Pues bien, está la tensión con la que se vive, la velocidad, la presión bajo la que se trabaja, etc (...) Una sociedad tan consumista, que funciona a esta alta velocidad, está en peligro de infarto y nosotros nos preguntamos cuál es la solución."

Suponemos que si Madrid tuviera treinta mil habitantes, en lugar de tres millones, habría mucho menos estrés. Del mismo modo también podríamos decir que en una sociedad pastoril, habría seguramente muchas menos muertes por enfermedades cardiovasculares -y bastantes más por infecciones, parásitos, desnutrición y un largo etcétera. Pero -nos replicaría Sampedro- el problema es que el actual ritmo de crecimiento no puede sostenerse:

"Vivimos en una sociedad predatoria que siempre quiere más y en un mundo limitado como el nuestro esto tiene que tener un final: forzando el sistema, en nuestro afán por explotar el mundo, destruimos el medio, ya lo estamos viendo (...) La solución vendrá a través de la limitación natural, que obligará a reflexionar y a buscar otras formas de organización social y explotación de los bienes de la Tierra."

E insiste:

"El sistema en que vivimos es ya irracional. La competencia provoca nuevos bienes y necesidades, pero al mismo tiempo supone un derroche tremendo: innovar es bueno cuando se consiguen ventajas, pero si simplemente consiste en inventar una nueva generación de teléfonos que anula la anterior, perfectamente útil aún, se llega al despilfarro y a la acumulación de residuos. ¿Usted puede creer que del sur de Italia salgan trenes cargados de basura, que cruzan Europa hasta Suiza para allí regenerarla? Vivimos rodeados de irracionalidad."

Pues este señor, aunque no se lo crean, es economista. Después de criticar la libre iniciativa, se hace un lío y pasa a defender los conceptos de responsabilidad individual, del esfuerzo... Bueno, ¿en qué quedamos? ¿No nos dice que la competencia es mu mala? Veo difícil que adoctrinando a los jóvenes en el dogma de que toda la culpa es del sistema, se pueda estimular en ellos el espíritu emprendedor.

Lo de limitar el crecimiento económico y demográfico, porque se acaba el petróleo, se acaban los minerales, no habrá suficiente producción agrícola, etc, llevamos varias décadas escuchándolo. Antes incluso, los del Club de Roma hasta ponían fecha al Juicio Final, pero como suele suceder en estos casos, gozan de una admirable amnesia selectiva para olvidar las veces que han tenido que aplazar tan fatídica fecha. Me hace gracia comprobar la poca fe en el progreso tecnológico que tienen estos "progresistas". Incluso cuando lo tienen ante sus ojos, como en el ejemplo de los teléfonos, se niegan a reconocerlo. ¿Cómo se cree que cada vez se consiguen aparatos más ligeros, más eficientes, con menores costes de producción, si no es gracias a la competencia, a la innovación constante? Cierto que el teléfono que sustituimos tal vez pueda seguir siendo útil, pero ¿quién decide qué es lo útil? Porque seguramente el cazador prehistórico que se alimentaba gracias a una lanza, no necesitaba para nada ir tras los mamuts en un 4x4, pero no tengo muy claro que nos hubiera ido mejor quedándonos anclados en el paleolítico. Y en cuanto a lo de las basuras del sur de Italia, recicladas en Suiza... ¿No quedamos en que los pérfidos países occidentales enviaban sus desechos al Tercer Mundo? En cualquier caso, encontrarle pegas a la división del trabajo, tiene miga en un economista. Si en Suiza saben reciclar mejor que en Italia, ¿por qué deberían hacerlo en el país de origen, no sería eso un despilfarro como el que tanto le escandaliza?

Si esta sociedad es irracional, significa que debemos organizarla según supuestos racionales. Naturalmente, ahí no se entra en mucho detalle, tampoco lo hizo Marx ni todos los intelectuales que han incurrido una y otra vez en la arrogancia constructivista. Basta decir que "otro mundo es posible" para demostrar lo guay, progresista y de izquierdas que es uno. Aunque sólo aporte el vacío más absoluto.