lunes, 23 de julio de 2007
Al principio fue la Nada
Zapatero vuelve a proponer la nada absoluta -ahora es El Gran Salto Adelante en la política de vivienda. Es curioso que cuando no le copia expresiones al régimen iraní (Alianza de Civilizaciones), le aflora la vena maoísta, o si no, el antiamericanismo a lo Blas Piñar, que es lo más parecido al antiamericanismo a lo Chávez. Definitivamente, a este tío le va todo lo que huela a antiliberal. Pero quien me ha dado el día ha sido Juan Costa, anticipándonos "algo" (siempre será más que nada) acerca del programa del PP en torno al problema de la vivienda. Propone eliminar el Ministerio de Vivienda, y me dispongo a aplaudir, cuando ya lo ha arreglado: Creará una Mesa Nacional de la Vivienda. Qué coño pueda ser eso, escapa por completo a mi comprensión de simple mortal. Pero sí sé que jamás se contribuirá lo más mínimo a facilitar el acceso a la vivienda a ningún joven a base de crear más burocracia. ¿Cuándo veremos a un miembro del Partido Popular hacer una declaración de liberalismo rotunda y provocadora sin inmediatamente matizarla y contrapesarla y neutralizarla, todo ya antes de llegar al punto y seguido? Bueno, sé que hay quien las hace, pero yo imploro -alguien más. ¿Cuándo ofrecerá el partido que representa a media España un discurso coherente contra el socialismo, es decir, un discurso liberal, en lugar de una acumulación de medidas, de puntos de un programa que nadie lee? Decir que se propondrán soluciones para disminuir las hipotecas de larga duración es algo que también podría haber hecho el mismo Zapatero, incluso entra dentro de su estilo de enunciar el vacío, pero sobre todo es incurrir en la misma manía compulsiva del intervencionismo eternamente vigoroso, de salvarnos de nuestras propias decisiones, como por ejemplo que la gente quiera contratar hipotecas a cuarenta años, si le da la gana -y que como todo el mundo sabe, no quiere decir que necesariamente vaya a estar cuarenta años pagando. Sin duda que Juan Costa tiene en mente medidas como la liberalización del suelo y la incentivación de la oferta, que favorecerían verdaderamente aquellos resultados que persigue, pero diablos, no se trata de que tengamos que adivinarlo, lo que hay que lograr es que los seudoprogresistas que copan los demás partidos y medios de comunicación se escandalicen, pero de verdad, y que la derecha no se achante. Y así una y otra vez. Hasta que alguien se entere de qué va el asunto, de cuál es la verdadera batalla que se está librando. Que la brillantez con que se expresa Rajoy y su partido en el tema del terrorismo, se extienda a todo lo demás. Quizás se me nota que, en los momentos que consigo desengancharme de la blogosfera, estoy leyendo estos días La nueva revolución americana, de José María Marco. Claro, uno se entusiasma, se ilusiona, y de repente, la realidad vuelve por sus fueros: ¡Que estamos en España, no en Texas!