lunes, 25 de mayo de 2009

Controlar desde la más tierna infancia

Existen varias razones por las cuales el gobierno de Rodríguez Zapatero me produce la indignación y la repulsa más profundas: La más grave, moralmente, es sin lugar a dudas la ley del aborto libre, que supone legalizar lo que ya se está produciendo de hecho, el aborto de miles de fetos perfectamente viables, sin que sea ya necesario siquiera el pretexto de una "depresión" de la madre. Sin embargo, a veces determinados hechos aparentemente menores destacan por su carácter simbólico, y nos sacuden con la fuerza de una revelación. Acabo de llegar a casa de la caragolada de Lérida, o sea, un domingo de comer, beber y montar con mis hijos en las atracciones de la feria. O dicho de otro modo, que hoy no he seguido la actualidad para nada. Y ahora, leyendo Libertad Digital, me encuentro con esto: "El PSOE pide que los niños jueguen a la comba y las niñas, al fútbol".

Atención: No se trata de que alguna lumbrera del partido socialista haya expresado un mero deseo, como da a entender un titular algo torpón (soy fan de LD, pero como decían los clásicos, a veces Homero también se dormía), sino de una iniciativa formal presentada en el Congreso para que por ley, los profesores "puedan controlar desde la más tierna infancia" los juegos de los niños para que no reproduzcan "roles sexistas".

Aquí lo de menos es la tontería feminista de negar las diferencias congénitas entre los sexos, que ya he criticado en otras ocasiones. El pretexto podía haber sido igualmente erradicar los juegos "belicistas", o cualquier otro. También lo de menos es si esta propuesta acabará prosperando o no, porque en caso afirmativo vendría a sumarse a una ya larga lista de fechorías del partido en el poder, sin olvidamos del tripartito catalán, que pretende también controlar la lengua utilizada por los niños en el patio del colegio.

Lo sobrecogedor de la noticia es la mentalidad profundamente totalitaria que deja traslucir. Estos tíos quieren cargarse incluso la espontaneidad de los niños que hayan sobrevivido al aborto, y se atreven ya a proclamarlo descaradamente. Si queréis, es sólo un símbolo, pero creo que difícilmente el peor enemigo de los socialistas podía haberse inventado un gesto más desaforado para retratarlos. Posiblemente la propuesta, ante los problemas aparentemente más importantes que aquejan al país, como sugiere el propio redactor de LD (que ya digo, hoy no ha estado fino), acabe pasando desapercibida, pero no debería hacerlo. Porque no existe problema más grave que la libertad humana, y apenas se me ocurre una forma más repugnante de erradicarla que esta, que el Estado sistemáticamente llegue a "interferir de manera determinante" (aquí sí que vale) en la inocencia de los niños.

De pequeño tuve una maestra que cuando nos veía una pistola de juguete, nos la confiscaba. Aún recuerdo mi asombro de niño de ocho años al verla llorar cuando murió Franco. Aunque la señora era ya un poco mayor (a mí al menos me parecía vieja), no me sorprendería que hubiera tenido tiempo de evolucionar a progre, es decir, de un autoritarismo a otro, como tantos otros. Pero por supuesto, su capacidad de coaccionar nuestra libertad era irrisoria, no estaba sostenida por un aparato estatal, ni siquiera por una ideología coherente.

Creo que incluso aunque prosperase esta aberración, las niñas seguirán jugando con muñecas, si les da la gana, y aunque sea a escondidas. Pero me inquieta y me repugna que haya quien maquine borrar las diferencias entre niños y adultos, que trate a los adultos como a niños, y a los niños les inculque escrúpulos e hipocresías de adultos. Y me parece tan definitorio de esta camarilla odiosa que nos gobierna, que no puedo pasarlo por alto. Hay que decirlo bien claro y repetirlo mil veces: El socialismo es exactamente esto. Controlar, controlar y controlar, y si puede ser desde la más tierna infancia mejor.

ACTUALIZACIÓN: A media mañana ya se podía acceder al texto de la "Proposición no de Ley relativa a la promoción de juegos infantiles no sexistas en el ámbito escolar". Nótese la contradicción de pretender regular tanto el juego "reglado" como el "no reglado". En realidad, claro, se pretende prohibir el juego no reglado. Y obsérvese también el verbo empleado en "se eliminen estereotipos que mantengan los roles machistas". ¿Cómo harán para eliminarlos? ¿Avergonzarán a los niños que incurran en el pecado de lesa ideología de género? ¿Los castigarán? ¿Apercibirán a los padres? Y si extendemos esto a la promoción de la "cultura de la paz", ¿prohibirán un día que los niños jueguen a pegar tiros? ¿Les obligarán a sentarse a "dialogar"? Es todo a la vez tan estúpido y siniestro...