jueves, 4 de junio de 2015

Mejor que Rajoy siga

Apenas cinco días después del 24-M, la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo dijo en ABC lo que probablemente piensan muchos de sus compañeros de militancia, pero no se atreven a expresar en voz alta: que Mariano Rajoy no debería presentarse a la reelección como presidente del gobierno, si es que quiere que su partido no pierda las próximas elecciones generales. Modestamente, yo opino que lo mejor para España sería que Rajoy volviera a ser el candidato del PP. Para sostener tal cosa, me baso en la siguiente hipótesis:
El PP no va a gobernar, en cualquier caso, a partir de 2016.
Mi hipótesis se puede verificar de dos maneras: O bien el PP gana las elecciones sin obtener mayoría absoluta, o bien el PP pierde las elecciones.
En la primera posibilidad, pueden formarse varios gobiernos, en solitario o en coalición. Por ejemplo, del PSOE con el apoyo de Ciudadanos o de Podemos. Lo menos probable es que gobierne el Partido Popular, o que gobierne otro partido con el apoyo del PP, porque para ello, deberían darse a la vez dos condiciones: que el PP y otro partido que no sea el PSOE ni Podemos sumen mayoría absoluta, y que dicho partido (pongamos que hablo de Ciudadanos) no pueda formar también mayoría absoluta con el PSOE. Como hemos visto en el municipio de Madrid, el PSOE no esta dispuesto a apoyar a un gobierno de los populares ni aunque le ofrezcan a cambio la presidencia del gobierno. O para decirlo más exactamente, una de las peores pesadillas de los socialistas sería deberle semejante favor (siquiera moralmente) a la derecha. En cuanto a Albert Rivera, no me lo imagino dilapidando su meteórica ascensión política entregándole el gobierno al PP, mientras tenga la menor posibilidad de evitarlo.
Eliminado, pues, el PP de la mayoría de combinaciones, incluso como simple apoyo del gobierno de otro partido, el resultado es que aumentan las probabilidades de un gobierno del PSOE con el apoyo de Podemos, o al revés. Nótese la paradoja: la llegada al poder de la extrema izquierda es más probable si el PP “gana” las elecciones generales. Un PP con mayoría relativa no sólo es poco probable que gobierne, sino que podría convertirse en un tapón que beneficiaría al radicalismo, pues reduciría el número de posibilidades en las que no entra Podemos.
Hay quien opina que a lo mejor lo que este país necesita son cuatro años de populismo bolivariano, para que quienes se han dejado seducir por él se desengañen de una vez. Pero cuando estos movimientos totalitarios llegan al poder, por muchos destrozos que hagan, tienden a enquistarse en él, como demuestra el caso paradigmático de Venezuela. No quiero ni pensar en lo que podrían suponer ocho o más años de esa gente en el gobierno.
Veamos ahora qué ocurre si el PP pierde directamente las elecciones, quedando previsiblemente como segunda fuerza. En este caso, a las posibilidades que contemplábamos antes podríamos añadir un gobierno del PSOE o de Ciudadanos apoyados por el PP, aunque sólo fuera para la investidura, los presupuestos y poca cosa más. Es decir, PSOE y Ciudadanos pueden dejarse sostener, de manera más fácil de asimilar por sus votantes y militantes, por un PP que haya perdido las elecciones, y que sólo tenga precisamente eso que ofrecer, un apoyo barato. Ello reduce las probabilidades de un gobierno populista, aunque sigan siendo considerables. Así que lo menos malo es que el PP pierda las elecciones, teniendo en cuenta que de todos modos no va a gobernar (hipótesis de partida).
Ahora bien, para que el PP pierda, lo suyo es que siga al frente uno de los políticos que despierta menos ilusiones entre los españoles: Mariano Rajoy. El actual presidente debe ser candidato a las próximas elecciones para perderlas, ofreciendo al menos ese sacrificio por su país. Eso sí, al día siguiente que se retire a Pontevedra o a donde quiera, y que el partido comience su merecida travesía por el desierto, con una imprescindible refundación.

El PP no puede realizar una transformación creíble en cinco meses, como pretenden algunos. En cuatro años en la oposición ya sería más factible, aunque entretanto también puede consolidarse una alternativa de derecha como Vox. Votar a esta formación en las elecciones de final de año sería sin duda un buen modo de contribuir a que pierda el PP. Con Rajoy o sin Rajoy.