sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Ante otro golpe mediático?

En vísperas del 11-M todas las encuestas pronosticaban la tercera victoria electoral del PP. La única duda era si Rajoy, a quien José María Aznar había designado como su sucesor, lograría una mayoría absoluta o no. Entonces se produjo el mayor atentado de la historia de España y ya se sabe qué ocurrió después. La cadena SER, afín al PSOE, empezó a divulgar el bulo de que se habían encontrado los cadáveres de terroristas suicidas en los trenes, y que el gobierno estaba ocultando información a los españoles. Rubalcaba, quien sería nombrado portavoz parlamentario del grupo socialista inmediatamente después de las elecciones, pronunció la famosa frase: "Los ciudadanos españoles se merecen un gobierno que no les mienta." Las sedes del PP fueron cercadas durante la jornada de reflexión por la chusma antidemocrática convocada por SMS, y se produjeron manifestaciones que parecían más contra el gobierno que contra los terroristas, con gritos de "Aznar asesino". En la de Barcelona, los ministros Rato y Piqué tuvieron que salir corriendo, para evitar ser agredidos físicamente.

Hoy tenemos una situación muy distinta, pero con algunos paralelismos inquietantes. En primer lugar, no nos encontramos en período electoral, pero la oposición y algunos medios de comunicación han pedido ya repetidamente un adelanto de las elecciones. Y las encuestas, al igual que en 2004, favorecen claramente al Partido Popular. En estas circunstancias, se produce una huelga salvaje de controladores aéreos, uno de los colectivos más impopulares en estos momentos (con razón), y el gobierno del PSOE, cuyo hombre fuerte es Rubalcaba, decreta el estado de alarma. No contento con eso, trata además de azuzar a la opinión pública contra la oposición, acusándola de connivencia con los controladores.

El estado de alarma es una situación excepcional en la que durante un período de quince días prorrogables, el gobierno puede efectuar requisas y obligar a los ciudadanos a realizar prestaciones comunitarias. Se trata de una medida absolutamente desproporcionada, pues se podía haber militarizado los aeropuertos sin necesidad de recurrir a un artículo de la Constitución que otorga al gobierno poderes excepcionales sobre todos los ciudadanos. De hecho, hubiera estado mucho más justificado que el estado de alarma hubiera sido decretado por Aznar el 11 de marzo del 2004, para hacer frente a un atentado terrorista que causó casi doscientos muertos, y podía perturbar gravemente (como así ocurrió) el proceso democrático.

La jugada es casi perfecta. En vísperas de un largo puente (no al día siguiente, por ejemplo) se anuncia la privatización de los aeropuertos. Los controladores no dejan pasar la oportunidad de protestar ejerciendo el chantaje a todo un país, tal como están acostumbrados, y el nuevo hombre fuerte del gobierno aprovecha para incrementar su popularidad con un golpe de efecto espectacular, dejando para un subalterno el trabajo sucio de teledirigir la indignación ciudadana, o parte de ella, hacia el PP.

Puede que todo parecido entre las dos situaciones sea pura coincidencia. Pero lo que no es casual es la habilidad del PSOE para criminalizar a sus adversarios, estén en el gobierno o en la oposición. Lo hicieron en los años treinta, lo bordaron a finales del mandato de Aznar y, si se encuentran desesperados ante la perspectiva de perder el gobierno, lo intentarán de nuevo. Todavía es pronto para saber si lo que ha ocurrido hoy se inscribe en esta estrategia, o se trata sólo de un primer ensayo general. Debemos estar más vigilantes que nunca; las libertades están en juego.

ACTUALIZACIÓN 5-12-10: Elentir destaca en su blog otros aspectos del Estado de Alarma: Permite imponer a los medios de comunicación anuncios del gobierno y además, mientras dure, no se pueden convocar elecciones...; por ejemplo, ante un eventual rescate de España por la UE. Por otra parte, también apunta Elentir a la posible inconstitucionalidad del decreto.