viernes, 23 de octubre de 2009

Aniversario y artículo redondo

Este viernes cada ejemplar de El Mundo venía acompañado de un cacho revista de 360 páginas, en conmemoración del vigésimo aniversario del periódico de Pedro J. Ramírez. La revista resume bien las dos caras del diario: Por un lado, su compromiso con la investigación pura y valiente, caiga quien caiga (GAL, 11-M) y por otro, su capacidad para mimetizarse con el paisaje políticamente correcto (evangelio climático, buenismo, etc). Con todo, creo que las virtudes pesan más que los defectos, y que no peca de inmodestia el título del editorial: "España habría sido distinta sin El Mundo". Menos libre, desde luego.

De la revista, sólo he leído dos artículos. Uno, de Federico Jiménez Losantos sobre el 11-M (pág. 43), que no por repetitivo deja de enunciar verdades como puños, y que concluye con una frase lapidaria: "Para las víctimas nunca será tarde [para saber la verdad]; para España, demasiado." Qué pena, por cierto, Arcadi Espada, tan brillante como incapaz de reconocer en el haber del diario del cual es columnista, aquello que lo inscribe en la mejor tradición del periodismo libre. La tragedia del 11-M es también la tragedia de tantas personas inteligentes que se niegan a contemplar el rostro de la Medusa, como si no pudieran soportar enfrentarse a la posibilidad (repito: posibilidad) del peor crimen de Estado cometido en una democracia.

El segundo artículo, sobre la crisis económica, se debe a Casimiro García-Abadillo (pág. 260). Se ha escrito y se escribirá sobre el tema hasta la saturación, pero pocos textos he leído de una sencillez tan radiante. No lo he encontrado en internet, así que no me resisto a colgar aquí la imagen de la edición impresa; podéis pinchar para agrandarla y leerlo entero.

Al final, mientras algunos malgastamos el tiempo (procuraré no recaer) en discusiones bizantinas sobre la viabilidad del anarco-capitalismo o del minarquismo, el hecho fundamental es que la reducción del tamaño y la influencia del Estado es siempre profundamente bienhechora, por pequeña que sea. Mira que es sencilla la fórmula.