Supongo que como a casi todo el mundo, la noticia de la ruptura de Juan Carlos Girauta con César Vidal, me ha sorprendido desagradablemente. Soy tan ignorante de las causas como el que más, pero recuerdo que hace tiempo ya se produjo un desacuerdo significativo entre ambos en "La Linterna", en relación al tema del catalán y el valenciano, que según el director del programa radiofónico, son dos lenguas distintas. Girauta -nada sospechoso de nacionalista catalán, y mucho menos de pancatalanista- replicó que para él estaba clara la unidad de la lengua de Josep Pla, Ramon Llull y Ausiàs March. Pero eso fue todo, y Vidal eludió una posible discusión, al menos con los micrófonos abiertos.
He de decir, aunque me cueste perder la simpatía de alguien, que para mí Girauta tenía toda la razón, en aquella ocasión. Aunque al igual que él nunca he creído para nada (ni siquiera cuando era progre) en esa entelequia de los Països Catalans, otra cosa muy distinta es que esté dispuesto a comulgar con ruedas de molino. Y decir que valenciano y catalán son dos lenguas distintas no se lo cree ningún catalán ni ningún valenciano que esté familiarizado con el habla de ambas comunidades, como es mi caso. No hace falta ser filólogo ni historiador. Las diferencias entre ambas variantes lingüísticas son tan irrelevantes para la mutua comprensión como puedan serlo las del argentino y el castellano.
Otra cosa es que a los valencianos no les guste que su lengua se llame catalán, cosa que comprendo perfectamente, y por supuesto creo que tienen todo el derecho a llamarla como les dé la gana.
Insisto, desconozco si la ruptura ha tenido que ver con diferencias de opinión en este tema u otro. Pero dicho esto, también pienso que Girauta no ha estado correcto en las formas, eso hay que reconocerlo.
Pese a ello, espero que pronto veamos a Girauta en "El gato al agua". Todas las mañanas me levanto a las siete escuchando a Jiménez Losantos, pero por las noches, hace tiempo que migré de "La Linterna" al programa de Intereconomía TV. [ACTUALIZACIÓN: Pese a esto y esto.] Con todo el respeto intelectual que me merece César Vidal, no acabo de sintonizar con su estilo. Losantos es muy distinto; él discrepa con naturalidad con sus contertulios, no trata de recrear una especie de comunidad de pensamiento seráfica, ni por tanto necesita de vez en cuando excomulgar a nadie que se desvíe de la recta doctrina, que es la sensación que produce César Vidal: Más comedido en las formas pero intransigente en el fondo.
lunes, 23 de marzo de 2009
Girauta y Vidal
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