Hay libros que parecen interesantes y luego te decepcionan. Pero cuando un libro tiene toda la pinta de ser una basura, seguramente lo es. Será una consecuencia bibliográfica de la Ley de Murphy. Hoy he visto en una librería La derecha contra el Estado, de José Antonio González Casanova, en cuya portada aparecen los retratos de Cánovas, Maura, Franco (!) y Aznar, y cuyo subtítulo no deja lugar a dudas: "El liberalismo autoritario [sic] en España (1833-2008)".
Incluir a Franco en una breve historia del "liberalismo" (con los adjetivos que se quiera) es tan sutil como hacer de Robespierre un exponente de la laringología del siglo XVIII. Y "liberalismo autoritario" es una expresión del mismo rango lógico que "socialismo científico". Pero lo que de verdad nos puede ayudar a imaginar el contenido del libro es saber algo más de su autor.
Catedrático de derecho constitucional en la Universidad de Barcelona, González Casanova es un articulista habitual de El País que lo mismo establece comparaciones entre el Partido Popular y ETA, que se pregunta delicadamente si no hará falta otro 11-M para que la gente vaya a votar (a la izquierda, se entiende). Autor además de libros sobre astrología como Elogio de la astrología o La muerte y el horóscopo, en una entrevista publicada en el diario Avui a principios de año, afirmaba que "la astrología es una ciencia superior a todas las ciencias, que da explicación de los fenómenos personales y mundiales". (Ahora entiendo mejor lo de socialismo científico.)
Situado el personaje, tal vez sea interesante conocer cuál es la alternativa que propone al liberalismo autoritario. En la mencionada entrevista nos ofrece un bosquejo:
"Para que el capitalismo despareciese habría que impulsar una política socialdemócrata mundial (...) Primero, crear una policía y un código penal internacional que condujese a un campo de concentración a los genocidas económicos y financieros culpables de un delito contra la humanidad; segundo, salvar el medio ambiente; y tercero, distribuir la riqueza mundial de manera equitativa. Evidentemente, todo esto es una utopía, pero algún día será inevitable."
Está clarísimo cuál de los dos vocablos le molesta de la expresión "liberalismo autoritario". Y que el término basura, que pudo juzgarse al principio demasiado brusco, no sólo es pertinente, sino excesivamente moderado.
P. S. de las 8:45: A lo mejor sí que Franco era liberal, si lo comparamos con lo que harían estos izquierdistas que arrostran el nombre de José Antonio si llegaran al poder.