Obama, en una entrevista publicada en The New York Times, a la pregunta de si es socialista ha respondido que, teniendo en cuenta el objetivo de sus planes económicos, "the answer would be no". Ante la insistencia del periodista ("mucha gente sugiere que usted es más de izquierdas de lo que mostró en la campaña"), la contestación de Obama tampoco es excesivamente contundente: "I think it would be hard to argue". Y entonces, por tercera vez el entrevistador vuelve a la carga:
-¿Hay alguna palabra que defina su filosofía? Si usted no es socialista, ¿es usted de izquierdas? ¿Es usted progresista?
-No voy a entrar en eso. (No, I'm not going to engage in that.)
O sea, que después de esquivar una respuesta directa a la pregunta de si es socialista o de izquierdas, pidiendo que se le juzgue por sus actos, o retando a que se demuestren tales insinuaciones, cuando se ve forzado a definirse, sencillamente se niega. ¿Es normal -es admisible- que un gobernante elegido oculte su ideología?