lunes, 27 de diciembre de 2010

Qué tienen en común Julian Assange y el Tea Party

Interesante artículo de Marc Bassets en su blog de La Vanguardia. No es que me convenza demasiado. Por decirlo rápido, simpatizo con el Tea Party, pero no con Assange, por lo que la comparación no me seduce. Pero incidentalmente Bassets dice cosas bastante sensatas, incluso una que, no por elemental, gran parte de la opinión escrita deja de silenciar sistemáticamente, favoreciendo el equívoco más grosero. Es esta:

"El Tea Party, aunque pueda tener elementos ultraderechistas, no es ultra en un sentido europeo. El concepto ultra, tal como lo usamos los europeos, se asocia a una tradición autoritaria, golpista, totalitaria ajena a Estados Unidos; la derecha estadounidense es hiperdemocrática: puritanamente democrática."

A lo que cabría añadir que en la izquierda, en cambio, late un profundo elitismo. Los políticos e intelectuales de izquierdas están íntimamente convencidos de que ellos saben lo que le conviene al pueblo mejor que este.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidades bajo Estado de Alarma

Aunque el decreto de Estado de Alarma precisa que este se limita a las torres de control y los centros dependientes de AENA, el precedente ya se ha producido. Mañana puede decretarse por cualquier otro motivo, y de manera que afecte a una parte mayor de los ciudadanos, o a todos. Y encima, con la posibilidad de prorrogarlo más de 15 días con una sola consulta al Congreso. De esto hablo en un artículo en Tot Tarragona. ¡Feliz Navidad!

La lengua y el voto

En mi entrada anterior enlacé la última encuesta del BOP (Baròmetre d'Opinió Política), que es de noviembre. Entre otros muchos, allí tenemos unos interesantes cruzamientos del dato de recuerdo de voto de las autonómicas del 2006 y el dato (muy significativo) de la lengua utilizada habitualmente en casa. He elaborado varias gráficas para visualizar estas tablas.

La gráfica 1 muestra el porcentaje de ciudadanos que en casa dicen hablar habitualmente catalán, castellano, las dos lenguas, otras o no contestan. Luego, dentro de cada grupo, las gráficas 2-6 muestran el voto en las elecciones autonómicas del 2006. Por último, las gráficas 7, 8 y 9 muestran la composición linguïstica de los votantes del PP, CiU y el PSC. Haciendo clic en cada una se ven ampliadas.

GRÁFICA 1:


GRÁFICA 2:

Esta gráfica ilustra con claridad que el catalanoparlante vota mayoritariamente nacionalista, máxime teniendo en cuenta que el PSC es también un partido nacionalista, y que incluso ICV se suma frecuentemente al discurso en favor de la autodeterminación, cosa por lo demás lógica, pues izquierdismo y nacionalismo son formas de colectivismo.

GRÁFICA 3:

Aquí vemos que el voto del castellanohablante se dirige mayoritariamente a la izquierda, y la abstención aumenta considerablemente. Seguramente se trata de un votante que cuando se decanta por el PSC, lo hace pensando más bien en el PSOE.

GRÁFICA 4:

Quienes dicen hablar habitualmente dos lenguas en casa son minoría, sólo el 9,4 %. Están divididos de manera bastante equilibrada entre votantes nacionalistas y de izquierdas.

GRÁFICA 5:

"Otras situaciones" puede significar el caso de personas de origen extranjero, aunque la encuesta no lo precisa. Esta suposición encaja con el hecho de que son ciudadanos que votan en clave más española que regional; sus votos se van al PSC-PSOE o al PP, o se abstienen.

GRÁFICA 6:

Esta gráfica también es significativa, aunque poco relevante, por referirse a un escaso 0,6 % de la población. Resulta que quienes prefieren no decir qué lengua hablan en casa, votan de manera notable al PP, aunque muy mayoritariamente se abstienen.

GRÁFICA 7:

A pesar de todo lo anterior, un 22,5 % de votantes del PP son catalanohablantes. Es decir, no existe una incompatibilidad metafísica, por así decirlo, entre una cosa y la otra.

GRÁFICA 8:

Es obvio que CiU se nutre de catalanohablantes, de personas que mayoritariamente ven TV3, escuchan RAC 1, Catalunya Ràdio, etc.

GRÁFICA 9:

Pese a que el PSC es un partido de origen catalanista, es notable el componente castellanohablante de sus votantes. Como decíamos antes, todo sugiere que se beneficia en realidad de las siglas del PSOE.

Alicia en Matrix

Aunque suene a política-ficción, el objetivo del PP catalán debería ser gobernar en Cataluña, como pueda hacerlo en cualquier otra comunidad autónoma. Si esto hoy en día parece una posibilidad remota, es por dos razones:

1ª: El catalanoparlante tiende a votar a CiU en una proporción de 10 a 1 respecto del PP. Más precisamente, las personas que en las encuestas declaran utilizar exclusivamente el catalán en casa (casi el 50 %), votan en un 25 % a CiU y en un 2,5 % al PP. (Datos referidos a las elecciones de 2006). Compárese con los datos totales, en los que la proporción es aproximadamente de 3 a 1. [ACTUALIZACIÓN: Ver gráficas en mi siguiente entrada.]

2ª: El castellanoparlante tiende mayoritariamente a votar al PSC (31,4 %) o a abstenerse (23,2 %). Esto sucede porque o bien percibe al PSC como el PSOE en Cataluña o porque si no le gusta el catalanismo del PSC, prefiere quedarse en casa antes que votar al PP. (Obsérvese que una parte muy importante de los castellanohablantes suele ser de origen andaluz o extremeño, feudos tradicionales del PSOE.) En otras palabras, aunque solo un 7,9 % de los castellanohablantes voten a CiU (frente a un 9,5 % que prefieren hacerlo por el PP), no es el Partido Popular quien se beneficia principalmente de ello, sino los socialistas.

No dispongo de datos referidos a las últimas elecciones, pero sospecho que ese 22 % de incremento del número de votantes del PP procede principalmente del segundo grupo, es decir, de exvotantes desencantados del PSC-PSOE o de antiguos abstencionistas. Aquí han ayudado enormemente la catastrófica gestión de la crisis económica de Zapatero y el hartazgo ante la política identitaria del tripartito.

Y por supuesto, no hay que restarle méritos a Alicia Sánchez-Camacho. Iba a escribir que la presidenta del PPC ha crecido mucho desde que aterrizó en la dirección regional del partido hace dos años y medio. Pero me he acordado de aquel chiste atribuido a Mark Twain: "Cuando tenía 14 años, pensaba que mi padre era un completo ignorante... Cuando cumplí los 21, me sorprendió lo mucho que había aprendido el viejo en siete años." Quiero decir que la forma de llegar Alicia Sánchez-Camacho a la presidencia nos llevó a muchos, entre los que me incluyo, a subestimarla y hasta compararla desfavorablemente con Montserrat Nebrera, un bluff que se desinfló mucho antes de crear su propio partido (0,07 % de los votos). Y ello a pesar de que, no hace tanto tiempo, quienes no teníamos mayor conocimiento de la trayectoria de Alicia, la habíamos admirado al menos como tertuliana habitual.

Lo que está claro es que Sánchez-Camacho se ha ganado el liderazgo de la mejor manera posible, convirtiendo a su partido en la tercera fuerza de Cataluña.

Ahora bien, el PP no puede conformarse con un 12 % de los votos en Cataluña. Esta anomalía no sólo es mala para la propia región, sino para el conjunto de España, donde el PSOE ha gobernado 20 años frente a los 8 del PP. Y sin duda algo ha tenido que ver el peso demográfico de Cataluña, con sus bajos niveles de voto al centro-derecha español.

Tarde o temprano, los conservadores no nacionalistas deberán afrontar el problema de ese 50 % de catalanoparlantes, de aquellos ciudadanos que se informan y sobre todo ríen los chistes endógenos de TV3 o RAC 1. De toda esa gente que, en condiciones normales, en buena parte votaría al PP, pero que hoy por hoy vive en una especie de mundo virtual que le hace sentirse en un país distinto de España, pese a lo mucho que tiene en común con el resto de españoles.

Quienes hemos conseguido despertar de Matrix hace pocos años sabemos lo que significa esa red de estereotipos vagamente racistas sobre España, combinados paradójicamente con un victimismo que en el fondo es autohumillante, pues nos hace vernos no como una región pujante de una gran nación de Occidente, sino como un país frustrado, contrariado porque los turistas se empeñan en comprar castañuelas en las Ramblas de Barcelona... Qué ridículo es el nacionalismo y qué poco compensa.

jueves, 23 de diciembre de 2010

La tontería de José María Fidalgo


Esta mañana, en la tertulia de Onda Cero, el tema era la sucesión de Zapatero. Alguno de los presentes ensaya una torpe, estúpida comparación entre Zapatero y Churchill, nada menos. Otro hace la observación de que el primer ministro británico luchaba contra los nazis, mientras que el español... Entonces, el tertuliano José María Fidalgo suelta lo siguiente: "No, Zapatero lucha contra los mercados, que son casi peores." Ninguno de los contertulios (Carlos Herrera está de vacaciones) le objeta nada, nadie le replica qué tonterías dices o algo semejante.

Hace unos días tomé unas notas de un artículo de Sami Naïr en El País del 16 de diciembre, titulado "¿Adónde va Europa?". Allí se leen cosas como "contrarrevolución social thatchero-reaganiana", en referencia a las medidas anticrisis de los gobiernos europeos, "amenazados por los mercados". Se habla de una "verdadera guerra de los mercados contra los estados" y, en fin, se incurre en la retórica izquierdista al uso, habitualmente ilustrada con caricaturas bochornosamente pueriles de tiburones o sombríos personajes ataviados con levita y sombrero de copa, como si el imaginario izquierdista se hubiera quedado estancado en los tiempos de la Comintern, o antes aún.

Pero con toda la incuria intelectual de estos discursos, ni siquiera rozan el nivel de tontería de las palabras de Fidalgo, quien pasa por pertenecer a la izquierda civilizada. Lo cual me reafirma en la íntima convicción que con la izquierda pasa lo mismo que los nacionalistas. Lo que existen son tácticas o disfraces distintos, pero en el fondo, ser nacionalista siempre es ser separatista, y ser de izquierdas siempre es odiar el mercado libre y quererlo sustituir por alguna dictadura más o menos descarnada, envuelta en cualquier nombre que permita engañar a quienes quieran ser engañados.

[Actualización 17-6-11: El título original de este post era algo más fuerte, pero lo he modificado después de escuchar con posterioridad algunas intervenciones de Fidalgo que me han parecido bastante sensatas, por lo que me ha acabado sabiendo mal tratarlo con tanta dureza. Hay personajes que se lo merecen mucho más.]

martes, 21 de diciembre de 2010

Por qué no soy ateo

Barcepundit nos llama la atención sobre un artículo titulado "Por qué soy ateo", de Ricky Gervais. Aunque no se trate del ensayo de un gran pensador, con su tono personal seguramente capta lo esencial de la actitud atea. Gervais dice que son los creyentes quienes deberían explicar por qué creen en Dios. Creo que este es el argumento fundamental del ateísmo contemporáneo, más que las disquisiciones de tipo materialista, aunque éstas se sigan repitiendo. El segundo argumento es que no necesitamos a Dios para que la vida tenga sentido: "La imaginación, el libre albedrío, el amor, el humor, la diversión, la música, los deportes, la cerveza y la pizza son razones bastante buenas para vivir." Esto me recuerda a Hannah y sus hermanas, una de mis películas preferidas, donde un Woody Allen abrumado por la duda existencial descubre el sentido de la vida viendo una película de los hermanos Marx. El tercer argumento típico, en el que no entra Gervais, es que un Dios infinitamente bueno y sabio no habría consentido la existencia del sufrimiento.

Cuando yo tenía trece o catorce años dejé de creer en Dios. Aunque se trató de un proceso gradual, lo que definitivamente me hizo perder la fe fue, irónicamente, la lectura de un libro de religión que tuve en el bachillerato. Este libro de texto, con gran honradez, explicaba las teorías de los principales pensadores ateos, naturalmente para intentar refutarlas. Pero a mí me impresionaron más los argumentos a favor del ateísmo que no sus refutaciones. Especialmente, me fascinaron las ideas de Freud sobre la religión. (Por entonces yo pensaba que el psicoanálisis era una ciencia.)

Pese a mi simpatía por el cristianismo, nunca recuperé la fe religiosa plena. Pero hoy ya no creo en absoluto que el ateísmo sea algo evidente. No estoy convencido de que Dios exista, pero cada vez me parece una hipótesis más seria. Y sobre todo, no creo que podamos prescindir tan fácilmente de lo trascendente como aseguran alegremente los ateos.

El argumento del dolor, que antes me impresionaba vivamente, ahora me parece el menos importante. Creo que surge de una limitación de la mente humana. Pensamos que podría existir un universo con la maravillosa complejidad del que conocemos, y en el que existieran todas las formas de felicidad que enumera Gervais (desde el amor hasta la pizza), pero desprovisto de cualquier sombra, de la mera noción del dolor. Sospecho que eso es imposible lógicamente, e incluso Dios debe atenerse a la lógica.

Pero vayamos al primer argumento de Gervais. Dice que la carga de la prueba recae en los creyentes, no en los ateos. Puedo estar de acuerdo en esto, respecto de los dogmas cristianos. Lo normal es que cuando nos dicen que Jesús resucitó, nos resulte difícil creerlo. Los propios Evangelios admiten que la fe es algo digno de admiración, y por tanto, implícitamente reconocen que el escepticismo es la actitud natural, en principio. Ahora bien, si nos limitamos al concepto de Dios, no es en absoluto evidente que el ateísmo sea la actitud por defecto de una mente racional, la que no requiere justificación. Que los seres humanos no resucitan, es algo que viene avalado por la experiencia. Pero afirmar que el universo existe por la voluntad de un Ser trascendente no es algo que choque con el conocimiento empírico, contra lo que muchos piensan.

Ya Lucrecio, hace dos mil años, observó que la naturaleza muestra una majestuosa indiferencia ante la existencia del hombre, lo cual apuntaría a que no existe un designio divino. Sin embargo, algunos físicos contemporáneos vienen debatiendo hace años sobre el "ajuste fino". Resulta que por alguna feliz casualidad (?) las leyes y las constantes físicas que rigen este universo están milimétricamente ajustadas de manera que permiten la existencia de vida inteligente. Una pequeñísima variación en algunas de las constantes o ecuaciones fundamentales hubiera producido un universo muy diferente del que conocemos, con toda probabilidad completamente inhóspito para cualquier forma compleja de inteligencia como nosotros.

Para eludir las implicaciones trascendentes del ajuste fino, los científicos ateos o agnósticos suelen tomar dos caminos distintos. O bien especulan sobre la existencia de infinitos universos con leyes distintas (con lo cual el nuestro dejaría de ser una singular coincidencia) o bien se refugian en un positivismo esterilizador, según el cual la ciencia debe limitarse a plantearse interrogantes del tipo cómo, no del tipo por qué. Tengo para mí que esta clase de positivistas, en tiempos de Newton hubieran dicho que la manzana cae del árbol porque sí, y no hay más que hablar. En cuanto a quienes hablan de infinitos universos, en realidad están proponiendo la existencia de un multiuniverso, o metauniverso, ante el cual (suponiendo que se descubrieran indicios de su existencia, algo todavía lejano) seguiremos planteándonos lo mismo que Wheeler, el creador del concepto de "agujero negro": ¿Por qué estas ecuaciones y no otras? Y podemos añadir con Leibniz: ¿por qué algo en lugar de nada?

Si estas preguntas no son lícitas, ¿por qué debería serlo ninguna otra? Hume en el siglo XVIII observó para siempre que las leyes causales carecen por completo de la necesidad de las matemáticas. En el fondo, por muy sofisticada que sea nuestra ciencia, por mucho que hablemos de quarks, de supercuerdas o de la teoría que surja en el futuro, la ciencia es incapaz de demostrar formalmente que al fenómeno A debe seguir inexorablemente B. Al final, siempre nos topamos con un hecho bruto irreductible, unas pocas ecuaciones de las cuales se deduce desde la expansión del universo hasta el comportamiento de las moléculas del café que estoy tomando. Pero gracias a que los pensadores y científicos del pasado no se conformaron con sostener que no hay más que hechos brutos, sino que trataron siempre de encontrar relaciones más amplias, se produjo el magnífico progreso científico posterior. ¿Quién está capacitado para afirmar que ya no tiene sentido continuar preguntando?

El ateo es una persona que cree oscuramente que la ciencia ya ha dado todas las respuestas básicas posibles, salvo algunos detallejos menores, y que aquello que la ciencia no puede responder, tampoco merece la pena ser preguntado. El cientifismo ateo odia el misterio, es una especie de solipsismo que se niega a considerar la existencia de algo más allá de lo que es dable conocer. Lo cual es tan absurdo, y en el fondo tan anticientífico, como si los antiguos astrónomos hubieran desechado como sinsentidos las especulaciones sobre la materia de la que están compuestas las estrellas, por tratarse de cuestiones inaccesibles a la mente humana. Es como si hubieran dicho que la pregunta ¿de qué está hecha una estrella? es una aplicación improcedente del tipo de preguntas admisibles como ¿de qué está hecho el vino? Esto es exactamente lo que hace el positivismo de carácter sectario cuando rechaza la pregunta por la causa del universo, o la escamotea con subterfugios como la aparición del universo a partir de la nada cuántica (entonces, no puede ser una nada absoluta, si en ella rigen las leyes cuánticas).

El segundo argumento, el sentido de la vida. Va muy ligado al problema moral, al de por qué debo hacer esto y no lo otro. En resumen, un ateo es alguien que dice que él es una persona muy buena, que ni mata ni roba, e incluso se abstiene de fumar en el ascensor. ¡Habría que ver cuántos creyentes pueden presumir de lo mismo! De lo que se deduce que no existe ninguna incompatibilidad entre ateísmo y ética. El ateo es un buenista. Piensa que todo el mundo es tan bueno como él, que en realidad no hay malas personas, sino personas equivocadas, que desconocen que serían mucho más felices siendo buenas. El mal no es más que un malentendido.

Creo que esto es una ingenuidad muy ligada a la anterior sobre el alcance de la ciencia. Con ello no estoy tratando de decir que la religión, o el teísmo, sean imprescindibles para regular la conducta individual. Los europeos estadísticamente son mucho menos religiosos que los estadounidenses, y no por ello parece que padezcan mayores índices de criminalidad. Más bien, si el tópico sobre la violencia de la sociedad americana es cierto, sucede lo contrario.

Sin embargo, la idea de que la vida y la moral no requieren ninguna justificación, sí tiene en mi opinión una consecuencia política capital. Los epicúreos decían que no hay nada más que átomos y vacío. Hoy los materialistas dirán energía o fuerzas fundamentales, da igual. Como sistema filosófico, el epicureísmo era claramente apolítico. Defendía la existencia de comunidades fraternales, que no se inmiscuyeran para nada en los asuntos cívicos. El único fin de la vida era la felicidad, y ésta podía lograrse en pequeñas comunidades regidas por sentimientos de amistad. El problema de esta propuesta tan simpática, que recuerda al "paz y amor" de los hippies, es el que avanzaba antes: Parece ignorar que siempre habrá quien no tendrá intenciones tan pacíficas y amigables, que puede haber personas que disfruten con el dolor ajeno, parásitos con mayor o menor descaro, y personas que deseen dominar a los demás. Estas últimas, sobre todo, son las que más pueden influir en la vida de millones de seres humanos. El mero sádico o psicópata escogerá una víctima individual, o una serie de víctimas. Sus daños, socialmente hablando, son limitados. Pero el tirano acaba condicionando la existencia de todos los habitantes de un país, y a veces de muchos países. (El terrorista es un tirano en potencia.)

Por supuesto, al tirano no lo podemos detener convenciéndole de que Dios lo va a castigar por sus fechorías, no estoy proponiendo semejante sandez. Sin embargo, no debemos olvidar que la principal arma del poder, más que las bayonetas o incluso los misiles nucleares, son las ideas. El poder político es por definición poder sobre las conciencias. Sin él, no puede haber obediencia, y sin ella uno no puede mandar ejércitos ni policías ni brigadas "populares" contra los que no se dejan convencer. Ahora bien, el poder político ha utilizado a lo largo de la historia diferentes ideas para justificarse, para enseñorearse de las mentes de sus súbditos. Incluso ha utilizado la religión, como nos recuerdan siempre los ateos. Pero no existe una ideología más poderosa, más hecha ex profeso para su utilización por el poder que la de afirmar que no hay ninguna norma trascendente, que el mal y el bien absolutos son una superstición, que todo es relativo, discutible y por tanto todo se puede justificar. Y contra esto, la única idea que podemos oponer es la de un Dios racional, omnisciente y bondadoso.

No nos engañemos, ahí también Hume tenía más razón que un santo, aunque fuera un santo laico: No existe ningún argumento racional (formalmente demostrativo) por el que yo deba hacer una cosa y no la otra. Pero admitir esto es algo muy distinto de negar que exista un imperativo último, inaccesible a nuestra razón, pero no a una Razón infinita y trascendente. (Aunque lo podemos vislumbrar empíricamente, en un proceso de decantación de la tradición y las instituciones espontáneas, de ensayo y error como el que sugiere Hayek en La fatal arrogancia. Vamos, en absoluto sugiero entregar a una casta teocrática el monopolio de la interpretación de una moral revelada.)

Se dirá que incluso concediendo esto, que la idea de Dios puede ser útil para justificar la dignidad de la vida humana y los límites del poder del Estado, eso no demuestra que Dios tenga que existir. Efectivamente. Pero sí demostraría una cosa: Que los ateos no tienen demasiadas razones para alegrarse, que todo eso de que basta con los buenos sentimientos, que el sentido de la vida es el que cada cual quiera darle y bla bla bla no son más que consuelos bobalicones de quienes se creen unos ateos duros y desengañados, pero no tienen la valentía de extraer las verdaderas consecuencias de su bonita idea. Lean a Max Stirner (El Único y su propiedad) si quieren ser ateos practicantes, con dos c... (Nietzsche era mucho mejor escritor, pero por ello mismo menos claro, menos brutalmente explícito.) Reconozco que yo no soy tan valiente. Por eso no soy ateo, o al menos me gustaría ser más creyente de lo que soy.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

El arte del victimismo

Encontrar motivos de queja donde menos cabría pensar no es una habilidad trivial. Pero los nacionalistas catalanes cada día consiguen superarse. Lo último ha sido un artículo de Iu Forn en el nuevo periódico catalán Ara, que nació ya con una subvención bajo el brazo. Este virtuoso del victimismo consigue encontrar motivos para deplorar la secular opresión española ¡incluso en la muerte de Enrique Morente! En efecto, Forn protesta por el hecho de que, mientras los medios de comunicación catalanes han informado ampliamente de la defunción del cantaor, cuando falleció el filólogo leridano Joan Solà el pasado 27 de octubre, los medios no catalanes no le dedicaron "una sola línea, un solo minuto".

En realidad, al propio articulista se le escapa la explicación de este distinto tratamiento informativo cuando admite que Morente "forma parte de la cultura de muchos catalanes". Es evidente que en cambio, Joan Solà, por excelentes que fueran sus méritos intelectuales, no formaba parte de la cultura de la mayoría de españoles, incluyendo a los propios catalanes, muchos de los cuales seguramente descubrieron su existencia al leer su obituario.

Pero claro, si en Madrid la Gramàtica del català contemporani (tres tomos, 3.616 páginas) no es una lectura tan popular como el flamenco, es porque son unos catalanófobos y unos centralistas jacobinos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

En qué quedamos

Un profesor de Primaria de un colegio sevillano ha cambiado de sexo, y ahora es profesora. Se llama Josefa Suárez, y ha explicado su caso en el periódico El Mundo. El artículo (requiere suscripción) no elude incurrir en los tópicos previsibles: Que se trata de "algo natural", que debemos respetar lo que no es más que una legítima decisión personal, que la reacción de padres, alumnos y demás profesores ha sido en general de comprensión y apoyo... Todo muy políticamente correcto -edulcoradamente correcto- sin el menor asomo de opinión discrepante. Pero lo que más me ha llamado la atención son las siguientes palabras de Josefa Suárez:

"A los tres años, [los niños y niñas] ya manifiestan su identidad de género, que puede evidenciarse en los juguetes con los que juegan, la ropa que les gusta, o las posturas que adoptan."

Pero ¡cómo! ¿No habíamos quedado en que eso de que hay diferentes juguetes para niños y para niñas, diferente ropa y diferentes comportamientos era una concepción inadmisiblemente sexista? Como se enteren las feministas radicales de que Josefa, cuando era un niño, empezó a sentirse niña, entre otras cosas, porque le gustaban las muñecas, no me cabe la menor duda de que pondrán el grito en el cielo.

Aunque, bien pensado, si yo fuera ellas, lo último que haría es llamar la atención sobre casos como este, que en realidad no hacen más que poner en solfa las falacias de la ideología de género. Los cambios de sexo, pese a ser estadísticamente raros, muestran claramente que la identidad sexual no es ninguna construcción social, sino que viene dada por nuestro equipaje genético. Y eso incluye jugar con muñecas, o con coches, y preferir un tipo u otro de vestimenta. Por supuesto, en la naturaleza siempre hay excepciones, y del mismo modo que hay niñas que prefieren los juegos de niños (sin que por ello vayan a ser necesariamente lesbianas de mayores), también existen, al parecer, personas que por razones congénitas desarrollan una especie de doble identidad o indefinición sexual con la cual no se sienten cómodas.

Me parece perfectamente legítimo que en casos como éste la medicina intervenga, si así lo desean los interesados. Aunque sería interesante saber si todos tienen un final feliz, si nadie se arrepiente de someterse a tratamientos tan drásticos, y sobre todo si de verdad encuentran lo que buscan. Y otra cuestión que debería analizarse, sin prejuicios de un tipo u otro, es si estas personas que cambian de sexo son las más indicadas para, por ejemplo, dar clases a niños de primaria. No niego de entrada que lo sean, pero sí me rebelo ante la actitud orwelliana de negar que determinados temas puedan siquiera plantearse, como si hacerlo nos colocara a priori, antes de ningún debate racional, en una posición éticamente condenable. Como observa Anthony Browne en The Retreat of Reason:

"La corrección política (...) es un ataque a la razón porque el rasero que mide la aceptabilidad de una opinión deja de ser una verdad objetiva, empíricamente demostrada, y lo que cuenta es hasta qué punto se ajusta a la opinión establecida de la corrección política. (..) Se ha creado un paisaje emocional a menudo abrumador que recompensa a la gente con un sentimiento de virtud si cree en según qué cosas y la castiga con el sentimiento de culpa si cree en según qué otras."

Y sentencia Browne más adelante:

"Los argumentos políticamente incorrectos no son refutados; sencillamente son expuestos de modo que todo el mundo entienda que son inaceptables porque no son políticamente correctos."

Lo que en todo caso se deduce de esta historia es que las (benditas) diferencias entre hombres y mujeres no son meramente culturales, sino que laten en lo más profundo de nuestra naturaleza biológica. Y si no, que se lo pregunten a Josefa.

sábado, 11 de diciembre de 2010

La camiseta del Barça

El acuerdo publicitario del Fútbol Club Barcelona con la Qatar Foundation me ha producido sentimientos encontrados. Por un lado, siempre me pareció una actitud ridícula y quijotesca ésta de no lucir publicidad en la camiseta, aparte de una manera estúpida de renunciar a unos ingresos absolutamente legítimos, poniéndonos voluntariamente en desventaja con nuestros principales rivales deportivos. En realidad, ni siquiera se estaba cumpliendo, pues los logotipos de Nike y de TV3 ¿qué eran, sino publicidad? Así que me alegro de que por fin el actual presidente, Sandro Rosell, haya roto ese tabú absurdo.

Pero por otro lado, la elección de una fundación creada por una monarquía islámica de la península arábiga, no es la que me hubiera gustado. Atención con Qatar. Primero, un pariente del emir se convierte en dueño del Málaga Club de Fútbol. El mes pasado, en Tarragona, desde donde escribo, un grupo inversor, también catarí, ha comprado el nuevo puerto deportivo, Marina Port Tarraco. Y ahora, la camiseta del F. C. Barcelona.

Pienso además que Guardiola pierde mucho cuando habla de cuestiones extrafutbolísticas, y que sus palabras referentes a que la gente en Qatar tiene "todas las libertades del mundo, las que marca su gobierno" no hubieran desentonado dichas por cualquier Leire Pajín. Claro, también en Irán la gente tiene todas las libertades que marca su gobierno...

Por supuesto, Qatar no es Irán, precisamente. Para empezar, Qatar es el segundo país del mundo por poder adquisitivo de sus ciudadanos, después de Luxemburgo, según The Economist. (El mundo en cifras 2010, pág. 29; Irán ni siquiera aparece en este ranking, que incluye setenta países.) Pero es que Qatar tampoco es Arabia Saudita. La monarquía catarí es efectivamente bastante más liberal. Las mujeres no están obligadas a llevar velo. De hecho, la presidenta de la fundación, Mozah bint Nasser, es la esposa del emir de Qatar, una graduada en sociología considerada por Forbes como una de las cien mujeres más poderosas del mundo.


En cuanto a la libertad religiosa, según un informe de la administración estadounidense, está prohibido el proselitismo de religiones distintas de la musulmana, pero se tolera la práctica del catolicismo y la construcción de iglesias. No es para tirar cohetes, de acuerdo, pero imaginemos lo que cambiarían las relaciones entre Occidente y el islam si en lugar de con regímenes teocráticos y brutalmente dictatoriales, hubiéramos de vérnoslas con Estados moderadamente confesionales como Qatar. Después de todo, creo que podré acostumbrarme a la nueva camiseta de mi equipo.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Gracias, Carod

En una entrevista radiofónica, Carod-Rovira se ha despachado a gusto culpando a su enemigo íntimo, Joan Puigcercós, del descalabro electoral de ERC. Pero lo más interesante que ha dicho, en mi opinión, ha sido el resumen de su aportación en estos años de gobierno en Cataluña. El vicepresidente de la Generalidad en funciones ha enumerado sólo tres cosas:

1) La ley que obligará a que, dentro de dos años, el 50 % de las películas exhibidas en salas de cine [que sobrevivan] estén dobladas al catalán.

2) Las "embajadas" de la Generalitat en el extranjero.

3) El apoyo a la cultura catalana (o algo por el estilo) en los Països Catalans.

Es decir, que como el mismo Carod reconoce, la acción de gobierno del tripartito se ha reducido, básicamente, a las imposiciones lingüísticas y al derroche del presupuesto público fuera de Cataluña, colocando a amiguetes con generosas remuneraciones en delegaciones en Nueva York, Berlín, París, Londres y Buenos Aires, y financiando propaganda y activismo pancatalanista en la Comunidad Valenciana y en Baleares. Por supuesto que todo esto ya lo sabíamos, pero es digno de nota que el segundo máximo responsable del gobierno autonómico lo haya expuesto espontáneamente. Los catalanes le estaremos eternamente agradecidos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La soflama pro-sistema de Vargas Llosa

El discurso de Mario Vargas Llosa ha molestado tanto a un joven escritor llamado Alberto Olmos que lo ha calificado con expresiones como "soflama pro-sistema" y "cinismo incatalogable", y le ha llevado a comparar el premio Nobel de Literatura con el de "empleado del mes". Por lo visto, las muchas veces que el premio ha recaído en escritores procomunistas como García Márquez y Saramago, fue para despistar. En realidad, todo el mundo sabe que detrás del galardón que entrega anualmente el rey de Suecia están la CIA y el Pentágono. Estas son algunas de las cínicas palabras que han puesto de los nervios al tal Olmos:

"Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder (...).

En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy -que intento ser- fue largo, difícil (...).

De entonces a esta época (...) América Latina ha ido progresando (...). Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando (...), y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. (...).

Las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance (...). Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra (...)."


Después de leer esto, entendemos mejor que un articulista de Público, ese panfleto donde diariamente se apoya al régimen chavista y al castrismo, haya reaccionado con tal indignación. Les ha puesto un espejo en el que ver su feo rostro, y eso siempre duele.

Nuestro ángel de la guarda

Recién publicada mi entrada anterior sobre el antisemitismo, leí ayer la noticia de que Israel ha vuelto a asesinar a un científico nuclear iraní. Al parecer, la criatura acababa de volver de Corea del Norte. (No parece que el motivo de su visita a la dictadura comunista fuera ningún congreso filatélico.) Mi primera reacción ha sido -lo reconozco- escasamente evangélica: Me embarga una gran alegría cada vez que Israel sabotea el programa nuclear iraní, sea utilizando virus informáticos como Stuxnet (una verdadera virguería), sea por métodos más expeditivos, como hacer volar por los aires (¡en pleno Teherán!) el vehículo donde viaja uno de los ingenieros que colaboran activamente en los propósitos de Ahmadineyah: Ya saben, terminar lo que Hitler empezó.

Más en frío, la euforia se mitiga un tanto, pues uno da en pensar cuánto tiempo podrá seguir Israel aplazando lo inevitable (?), que una siniestra teocracia que promueve el terrorismo se haga con la bomba atómica. Israel solo no podrá seguir siendo indefinidamente el ángel de la guarda de Occidente. Vale la pena leer el artículo de La Vanguardia, enlazado antes, sobre todo lo referente a la unidad de élite del Mosad conocida como Kidon, autora del atentado en Teherán. Compuesta por 33 hombres y 5 mujeres que dominan numerosos idiomas -incluido por supuesto el persa- y capaces de entrar y salir con facilidad de Irán, uno no puede menos que admirarse -y sobrecogerse- de que cosas tan graves dependan de tan poca gente.

Desgraciadamente, la dictadura iraní afirma haber detenido a algunos presuntos participantes del atentado. No quiero ni pensar en lo que les van a hacer a estos infelices, tengan o no algo que ver con los actos que se les imputan. Firmo ahora mismo para que los traten como en Guantánamo -o incluso como en una cárcel belga.

martes, 7 de diciembre de 2010

La piedra de toque del antisemitismo

Las declaraciones del ex comisario europeo Frits Bolkestein, recomendando a los judíos abandonar Holanda si no quieren ser víctimas del antisemitismo de los musulmanes, han recibido la justa y contundente réplica de Geert Wilders. El líder del PVV (Partido por la Libertad) ha respondido que "Bolkestein se equivoca completamente: no son los judíos, sino los marroquíes antisemitas quienes deben abandonar el país."

¿Cómo encaja esta defensa de los judíos con los epítetos de ultraderechista y xenófobo que sistemáticamente le adjudica la prensa a Wilders? Pues de ninguna manera, obviamente. La piedra de toque para reconocer a un ultraderechista es su posición ante los Estados Unidos e Israel. No falla: La extrema derecha odia a los americanos y a los judíos igual o más que la extrema izquierda.

Una de las razones principales por las cuales quien escribe se llegó a considerar marxista, cuando tenía entre dieciocho y veintipocos años, fue que desde siempre, de un modo previo y fundamental, por encima de todo detesté el nazismo, como Indiana Jones (Nazis, I hate this guys!) E ingenuamente me decía: ¿Qué es lo más opuesto al nazismo, si no el comunismo? Luego, la reflexión y las lecturas me hicieron apercibirme de mi error juvenil, y descubrir que lo más radicalmente opuesto al nazismo era en realidad el liberalismo, odiado por igual por los nacional-socialistas y los socialistas.



Es una idea sencilla y complicada a un tiempo: Que tanto el fascismo como el comunismo (y el anarquismo, dicho sea de paso) van contra el viejo parlamentarismo decadente, contra lo "burgués" -un término hoy pasado de moda, pero que conceptualmente sigue latiendo en todos los debates ideológicos. Cuando se comprende esto, cuando uno ve que el antisemitismo de la izquierda no es casual, que va unido al anticapitalismo y al odio contra las raíces culturales de Occidente, ya no puede seguir siendo de izquierdas... Salvo si se escribe en La Vanguardia, ese "diario de centro-izquierda comprado por la gente de centro-derecha", según la aguda definición de Josep Martí. En efecto, constituyen una estricta minoría de elegidos, como Pilar Rahola y pocos más, quienes han alcanzado ese estado de sublime superioridad espiritual que les capacita para criticar a la izquierda sin dejar de ser de izquierdas, ¡oh misterio inefable! En cambio, el común de los mortales nos vemos obligados a seguir acatando las férreas leyes de la lógica formal, esa construcción burguesa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

El capitalismo climático

El capitalismo causará 5 millones de muertes hasta 2020. ¿En qué puede basarse una afirmación semejante? Es muy sencillo. Basta con que achaquemos al capitalismo, o al cambio climático (por si alguien no se había enterado, vienen a ser casi lo mismo), las muertes por enfermedades, malnutrición, desastres naturales y desertización que supuestamente se producirán en la próxima década. Pero me temo que el titular se queda corto. Porque claro, de los accidentes de tráfico, ¿quienes son los últimos responsables si no los fabricantes, en su afán desmedido por ganar dinero vendiendo cada vez más automóviles? Supongamos que las muertes por accidentes de circulación en el mundo en los próximos diez años ascienden a 15 millones. Esto supone ya 20 millones de muertos imputables al capitalismo hasta 2020. Pero no nos podemos detener aquí.

Tenemos a las víctimas mundiales de las guerras, la delincuencia común, el terrorismo y los suicidios (30 millones grosso modo, de aquí al 2020), todos ellos fenómenos provocados directa o indirectamente -qué duda cabe- por un sistema económico tan profundamente alienante como es el libre mercado. Esto arroja un saldo de 50 millones de muertos por culpa -creo haberlo remarcado- del neoliberalismo salvaje depredador y despiadado. Ahora bien, si extrapolamos hacia el pasado estas cifras, referidas a un período de solo diez años, llegamos a la conclusión de que el capitalismo desde 1900 debe haber causado más muertes que el comunismo, al cual se le imputan aproximadamente 100 millones de víctimas mortales en el siglo pasado.

En definitiva: Quienes tanto critican el socialismo y el bolivarianismo, por un quítame allá esos formalismos jurídicos, deberían ingresar cuanto antes en campos de reeducación, donde les fueran extirpados sus prejuicios burgueses, causantes de un verdadero holocausto cada año. Como dijo Zapatero, el capitalismo (¿o era el cambio?) climático es la mayor amenaza global a la cual nos enfrentamos, mucho peor que el terrorismo. Ya estamos tardando en implantar un gobierno socialista mundial.

ACTUALIZACIÓN: Tras publicar esta entrada, he sabido que Hugo Chávez se me había adelantado. ¡Mecachis!

La siniestra conspiración judeo-barcelonista

La prensa deportiva catalana viene insinuando hace tiempo que el calendario de la Liga está sutilmente diseñado para favorecer los intereses del Real Madrid. Pone en duda, concretamente, que sea un hecho fortuito que en las últimas temporadas, los Madrid-Barça siempre caigan en la segunda vuelta. Esta misma prensa también acostumbra a recelar de las actuaciones arbitrales, señalando por ejemplo que la presente temporada al eterno rival blanco le han señalando más penaltis a favor. Aunque como barcelonista que soy me sería fácil dejarme llevar por estas teorías conspiranoicas, mi natural escepticismo me hace ponerlas en cuarentena.

En Madrid también tienen que vender periódicos, claro. Allí está a la orden del día la teoría del villarato, según la cual el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, influye en el colectivo arbitral para favorecer sistemáticamente al Barcelona. Esta teoría nace del apoyo que recibió este dirigente deportivo del anterior presidente del FCB, Joan Laporta, lo cual tiene tanto valor demostrativo como las estadísticas que aduce la prensa catalana para sostener exactamente lo contrario: Es decir, ninguno.

Pese a estos precedentes, confieso que la entrada del blog de Juan Manuel Rodríguez del 2 de diciembre me ha sorprendido por su desmesura victimista. Dice el ferviente bloguero madridista:

"Nunca como ahora he tenido tan meridianamente claro que el Real Madrid Club de Fútbol es objeto de una persecución salvaje, un acorralamiento producto de tantos y tantos años de superioridad sobre el resto, un hostigamiento coordinado desde varios sectores del fútbol nacional e internacional."

Luego sigue hablando de operación de "Madricidio", de "archienemigos" del club merengue movidos por "la inquina más profunda" y termina su pataleta incluyendo a Guardiola entre los que "van a por el Madrid", sector "fariseísmo santurrón" que mea colonia. Supongo que si el estilo de Pep fuera más chabacano, entrando al trapo de las provocaciones y baladroneando de sus éxitos deportivos, en la capital del reino caería simpatiquísimo.

Evidentemente, JMR respira por la herida de las sanciones de la UEFA, y de las reacciones mediáticas por la aplastante victoria azulgrana en el Camp Nou por 5-0. En lugar de hacer el menor amago de autocrítica, defiende la unidad total del madridismo en torno a los jugadores y a Mourinho, al que, pese al poco tiempo que lleva en el club, califica como el mejor entrenador desde Miguel Muñoz, nada menos.

Como seguidor del Barça, no puedo menos que alegrarme de este tipo de reacción visceral, de completa ausencia de reflexión en el entorno madridista. Me parecería mucho más temible el Madrid con un entrenador como Vicente del Bosque, o incluso Pellegrini (quien sostuvo una lucha titánica con el FCB la temporada pasada, quedando sólo a tres puntos por detrás del campeón) que no con un chuleta de discoteca como Mourinho. Me parecería mucho más temible si hubiera fichado a David Villa antes que el Barça, aunque por suerte (según contaba el viernes pasado José María García en una entrevista radiofónica en RAC 1) no lo hizo porque "no vendía camisetas". Pues nada, que continúen pensando que una mano negra les niega los títulos que ha conquistado el Barça en los últimos años y que lo hacen todo maravillosamente bien, porque son "el mejor club del siglo XX". Echar la culpa de los males propios a otros -y refugiarse en la nostalgia de edades doradas- es la fórmula segura para no remediarlos. El Madrid es historia; el Barça está haciendo historia.

P. S.: Creo que fue el lunes pasado que escuché a Federico Jiménez Losantos en esRadio decir que el 70 % de los aficionados españoles son del Madrid. Menos lobos, Federico. Según el Barómetro de Opinión del CIS de mayo del 2007, un 32,8 % de los aficionados sienten mayor simpatía por el Real Madrid que por cualquier otro equipo y un 25,7 % por el F. C. Barcelona, a mucha distancia del Valencia (5,3 %) y del Bilbao (5,1 %). Y no me sorprendería que durante la era Guardiola, el porcentaje del Barça se haya acercado aún más al del eterno rival.

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Ante otro golpe mediático?

En vísperas del 11-M todas las encuestas pronosticaban la tercera victoria electoral del PP. La única duda era si Rajoy, a quien José María Aznar había designado como su sucesor, lograría una mayoría absoluta o no. Entonces se produjo el mayor atentado de la historia de España y ya se sabe qué ocurrió después. La cadena SER, afín al PSOE, empezó a divulgar el bulo de que se habían encontrado los cadáveres de terroristas suicidas en los trenes, y que el gobierno estaba ocultando información a los españoles. Rubalcaba, quien sería nombrado portavoz parlamentario del grupo socialista inmediatamente después de las elecciones, pronunció la famosa frase: "Los ciudadanos españoles se merecen un gobierno que no les mienta." Las sedes del PP fueron cercadas durante la jornada de reflexión por la chusma antidemocrática convocada por SMS, y se produjeron manifestaciones que parecían más contra el gobierno que contra los terroristas, con gritos de "Aznar asesino". En la de Barcelona, los ministros Rato y Piqué tuvieron que salir corriendo, para evitar ser agredidos físicamente.

Hoy tenemos una situación muy distinta, pero con algunos paralelismos inquietantes. En primer lugar, no nos encontramos en período electoral, pero la oposición y algunos medios de comunicación han pedido ya repetidamente un adelanto de las elecciones. Y las encuestas, al igual que en 2004, favorecen claramente al Partido Popular. En estas circunstancias, se produce una huelga salvaje de controladores aéreos, uno de los colectivos más impopulares en estos momentos (con razón), y el gobierno del PSOE, cuyo hombre fuerte es Rubalcaba, decreta el estado de alarma. No contento con eso, trata además de azuzar a la opinión pública contra la oposición, acusándola de connivencia con los controladores.

El estado de alarma es una situación excepcional en la que durante un período de quince días prorrogables, el gobierno puede efectuar requisas y obligar a los ciudadanos a realizar prestaciones comunitarias. Se trata de una medida absolutamente desproporcionada, pues se podía haber militarizado los aeropuertos sin necesidad de recurrir a un artículo de la Constitución que otorga al gobierno poderes excepcionales sobre todos los ciudadanos. De hecho, hubiera estado mucho más justificado que el estado de alarma hubiera sido decretado por Aznar el 11 de marzo del 2004, para hacer frente a un atentado terrorista que causó casi doscientos muertos, y podía perturbar gravemente (como así ocurrió) el proceso democrático.

La jugada es casi perfecta. En vísperas de un largo puente (no al día siguiente, por ejemplo) se anuncia la privatización de los aeropuertos. Los controladores no dejan pasar la oportunidad de protestar ejerciendo el chantaje a todo un país, tal como están acostumbrados, y el nuevo hombre fuerte del gobierno aprovecha para incrementar su popularidad con un golpe de efecto espectacular, dejando para un subalterno el trabajo sucio de teledirigir la indignación ciudadana, o parte de ella, hacia el PP.

Puede que todo parecido entre las dos situaciones sea pura coincidencia. Pero lo que no es casual es la habilidad del PSOE para criminalizar a sus adversarios, estén en el gobierno o en la oposición. Lo hicieron en los años treinta, lo bordaron a finales del mandato de Aznar y, si se encuentran desesperados ante la perspectiva de perder el gobierno, lo intentarán de nuevo. Todavía es pronto para saber si lo que ha ocurrido hoy se inscribe en esta estrategia, o se trata sólo de un primer ensayo general. Debemos estar más vigilantes que nunca; las libertades están en juego.

ACTUALIZACIÓN 5-12-10: Elentir destaca en su blog otros aspectos del Estado de Alarma: Permite imponer a los medios de comunicación anuncios del gobierno y además, mientras dure, no se pueden convocar elecciones...; por ejemplo, ante un eventual rescate de España por la UE. Por otra parte, también apunta Elentir a la posible inconstitucionalidad del decreto.

No penséis mal

Recientemente se está reponiendo en algún canal aquel anuncio del Renault Grand Scenic en el cual, para ilustrar sus siete plazas de capacidad, vemos a un conductor transportando a sus respectivas viviendas a una legión de niños, procedentes de sendos matrimonios anteriores de él y de su mujer, así como del actual. Por último, ya de vuelta a casa, aclara: "Pero antes tengo que llevar a Javier. No penséis mal, es el hijo de mi vecino." (Ver vídeo.)

Lo que me ha llamado la atención es que, en esta reposición del spot, las palabras "no penséis mal" hayan sido eliminadas. ¿Por qué será que sospecho que se trata de un recorte a la mayor gloria de la corrección política? Lo políticamente correcto se caracteriza, no sólo por condenar las diferentes formas de (supuesta) discriminación, sino incluso por reprobar cualquier forma de pensar (de malpensar) que cuestione la "normalidad" de determinados colectivos o estilos de vida. Por tanto, no me extrañaría que alguien haya llegado a la conclusión de que ese "no penséis mal" pudiera ser ofensivo para las personas que tienen hijos de anteriores relaciones. Y en efecto, no hay nada intrínsecamente malo en tal circunstancia. Pero ello no obsta para que muchos pensemos que tampoco se trata del modelo ideal, y que un matrimonio que dura toda la vida es algo digno de admiración. ¿Somos carcas casposos quienes pensamos así, o se trata de un sentimiento absolutamente generalizado?

Al respecto resulta significativo que, mucho antes, un cardenal italiano criticara el anuncio por "exaltación de la poligamia". Por supuesto, eso es una tontería, porque en ningún momento se dice que nuestro automovilista conviva con varias mujeres a la vez. Aunque no menos torpe fue la respuesta de Renault, que se defendió diciendo que el anuncio transmite "un mensaje de tolerancia". ¿Qué mensaje ni qué leches? Lo que tenía que haber dicho, sencillamente, es que el anuncio no pretende otra cosa (además de vender muchos Renault Scenic) que provocar una sonrisa, y punto. Tanto la mojigatería religiosa como la "progresista" tienen en común la misma carencia de sentido del humor.

Alguno dirá que aquí no hay ninguna censura o autocensura, que sencillamente muchos anuncios, después de un determinado número de pases, son abreviados para acortar su duración. Admito que tal vez se trate solo de eso, y que los de derechas tenemos una tendencia irreprimible a... pensar mal.