sábado, 4 de diciembre de 2010

No penséis mal

Recientemente se está reponiendo en algún canal aquel anuncio del Renault Grand Scenic en el cual, para ilustrar sus siete plazas de capacidad, vemos a un conductor transportando a sus respectivas viviendas a una legión de niños, procedentes de sendos matrimonios anteriores de él y de su mujer, así como del actual. Por último, ya de vuelta a casa, aclara: "Pero antes tengo que llevar a Javier. No penséis mal, es el hijo de mi vecino." (Ver vídeo.)

Lo que me ha llamado la atención es que, en esta reposición del spot, las palabras "no penséis mal" hayan sido eliminadas. ¿Por qué será que sospecho que se trata de un recorte a la mayor gloria de la corrección política? Lo políticamente correcto se caracteriza, no sólo por condenar las diferentes formas de (supuesta) discriminación, sino incluso por reprobar cualquier forma de pensar (de malpensar) que cuestione la "normalidad" de determinados colectivos o estilos de vida. Por tanto, no me extrañaría que alguien haya llegado a la conclusión de que ese "no penséis mal" pudiera ser ofensivo para las personas que tienen hijos de anteriores relaciones. Y en efecto, no hay nada intrínsecamente malo en tal circunstancia. Pero ello no obsta para que muchos pensemos que tampoco se trata del modelo ideal, y que un matrimonio que dura toda la vida es algo digno de admiración. ¿Somos carcas casposos quienes pensamos así, o se trata de un sentimiento absolutamente generalizado?

Al respecto resulta significativo que, mucho antes, un cardenal italiano criticara el anuncio por "exaltación de la poligamia". Por supuesto, eso es una tontería, porque en ningún momento se dice que nuestro automovilista conviva con varias mujeres a la vez. Aunque no menos torpe fue la respuesta de Renault, que se defendió diciendo que el anuncio transmite "un mensaje de tolerancia". ¿Qué mensaje ni qué leches? Lo que tenía que haber dicho, sencillamente, es que el anuncio no pretende otra cosa (además de vender muchos Renault Scenic) que provocar una sonrisa, y punto. Tanto la mojigatería religiosa como la "progresista" tienen en común la misma carencia de sentido del humor.

Alguno dirá que aquí no hay ninguna censura o autocensura, que sencillamente muchos anuncios, después de un determinado número de pases, son abreviados para acortar su duración. Admito que tal vez se trate solo de eso, y que los de derechas tenemos una tendencia irreprimible a... pensar mal.