Encontrar motivos de queja donde menos cabría pensar no es una habilidad trivial. Pero los nacionalistas catalanes cada día consiguen superarse. Lo último ha sido un artículo de Iu Forn en el nuevo periódico catalán Ara, que nació ya con una subvención bajo el brazo. Este virtuoso del victimismo consigue encontrar motivos para deplorar la secular opresión española ¡incluso en la muerte de Enrique Morente! En efecto, Forn protesta por el hecho de que, mientras los medios de comunicación catalanes han informado ampliamente de la defunción del cantaor, cuando falleció el filólogo leridano Joan Solà el pasado 27 de octubre, los medios no catalanes no le dedicaron "una sola línea, un solo minuto".
En realidad, al propio articulista se le escapa la explicación de este distinto tratamiento informativo cuando admite que Morente "forma parte de la cultura de muchos catalanes". Es evidente que en cambio, Joan Solà, por excelentes que fueran sus méritos intelectuales, no formaba parte de la cultura de la mayoría de españoles, incluyendo a los propios catalanes, muchos de los cuales seguramente descubrieron su existencia al leer su obituario.
Pero claro, si en Madrid la Gramàtica del català contemporani (tres tomos, 3.616 páginas) no es una lectura tan popular como el flamenco, es porque son unos catalanófobos y unos centralistas jacobinos.