En una entrevista radiofónica, Carod-Rovira se ha despachado a gusto culpando a su enemigo íntimo, Joan Puigcercós, del descalabro electoral de ERC. Pero lo más interesante que ha dicho, en mi opinión, ha sido el resumen de su aportación en estos años de gobierno en Cataluña. El vicepresidente de la Generalidad en funciones ha enumerado sólo tres cosas:
1) La ley que obligará a que, dentro de dos años, el 50 % de las películas exhibidas en salas de cine [que sobrevivan] estén dobladas al catalán.
2) Las "embajadas" de la Generalitat en el extranjero.
3) El apoyo a la cultura catalana (o algo por el estilo) en los Països Catalans.
Es decir, que como el mismo Carod reconoce, la acción de gobierno del tripartito se ha reducido, básicamente, a las imposiciones lingüísticas y al derroche del presupuesto público fuera de Cataluña, colocando a amiguetes con generosas remuneraciones en delegaciones en Nueva York, Berlín, París, Londres y Buenos Aires, y financiando propaganda y activismo pancatalanista en la Comunidad Valenciana y en Baleares. Por supuesto que todo esto ya lo sabíamos, pero es digno de nota que el segundo máximo responsable del gobierno autonómico lo haya expuesto espontáneamente. Los catalanes le estaremos eternamente agradecidos.