viernes, 29 de octubre de 2010

Mahoma feminista

El llamado islamismo moderado es una mentira. Si necesitaban una prueba de ello, ahí tienen las palabras de esta señora, Daisy Khan, esposa del impulsor del proyecto de construir una mezquita en la Zona Cero. Una persona que afirma sin ruborizarse que "Mahoma era un feminista de su época" nos demuestra el nivel de hipocresía (taqiya) que es capaz de alcanzar. Y además que nos toma a los occidentales por imbéciles, quizás no sin parte de razón. Islamismo moderado es un oxímoron, algo así como comunismo democrático, o fascismo liberal. Si "el Corán, intrínsecamente, garantiza la igualdad de derechos a las mujeres", esto significa que no hay ninguna necesidad de reformar o interpretar la ley islámica, que no existe el menor propósito de enmienda, ni asomo de autocrítica. Lo siguiente tal vez será convencernos de que el burka es un símbolo del inmenso respeto que los musulmanes manifiestan hacia la mujer, hasta el punto de protegerla de los rayos solares. Lástima que la periodista no le preguntara a Daisy Khan si Ahmadineyah también le parece un moderado.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Es un error, sí, ¿qué pasa?

Un colegio de Tarragona, el CEIP de Bonavista (barrio con alto porcentaje de oriundos de Andalucía) emite una nota rutinaria dirigida a los padres, escrita en catalán y árabe. Por lo visto, los castellanoparlantes no merecen las mismas consideraciones que quienes hablan la lengua de Mahoma; no digamos ya que los catalanoparlantes.

Desgraciadamente, no hay aquí nada que deba sorprendernos en la Cataluña actual. La corrección política nacionalista ineluctablemente confluye con la corrección política multiculturalista. Se desprende del mismo concepto de lo políticamente correcto, tal como lo define Anthony Browne en The Retreat of Reason. Political Correctness and the Corruption of Public Debate in Modern Britain (2006). Sustitúyase "víctima" por "catalán", "musulmán", "mujer", "gay", etc, y se comprobará que siempre se repite el mismo esquema.

Desde el colegio declaran, fingidamente dolidos, que no entienden tanto "alboroto" por un simple "error". El periódico Diari de Tarragona acoge acríticamente tal explicación, y en una columna de opinión, una periodista se escandaliza porque una "excusa" como ésta sirva a la caverna (no utiliza el término, pero se la entiende) para mostrar una "Cataluña irreal". (La real, cabe suponer, es la que muestran TV3 y el diario oficial de la Generalidad.) La propia redacción de la noticia en este medio no es menos sesgada cuando habla de que ha habido "algunas quejas pese a que el centro ya ha pedido disculpas". Cabe entender que el centro se disculpó primero, pero que unos padres aviesamente malintencionados insistieron en protestar. Esto es como si el camarero nos trae la sopa y, antes de que abramos la boca, se disculpa porque "por error" ha quedado algo salada. Ya es curioso (¿creíble?) que la disculpa preceda a la queja, pero más aún que ello nos haya de privar del derecho al pataleo.

Claro que cuando los responsables de la nota catalano-arábiga se explican, todavía es peor. Es que los padres -nos dicen- no se quejan porque la nota no esté en castellano, sino por el hecho de que esté en árabe. (Traducción: malditos racistas...)

Es decir, estos profesores se sorprenden de que unos castellanoparlantes que hasta ahora venían tragando la discriminación de su lengua sin rechistar, cuando al desdén se añade el recochineo, acaben rebotándose.

Propongo que la próxima circular se escriba en rumano y en árabe; así demostraríamos lo guays y multicultis que somos. Y por si acaso, ya en la misma nota, incluimos la disculpa a catalanoparlantes y castellanoparlantes, asegurando que se trata de un error, sí, qué pasa. A ver si vamos a empezar a quejarnos. Racistas, más que racistas.

lunes, 25 de octubre de 2010

Homenaje a los muertos de la Batalla del Ebro


Mi abuelo paterno, José López Martínez, fue uno de los miles de soldados que murieron en la Batalla del Ebro, cuyos restos se desconoce dónde reposan. Sólo sabemos, por el testimonio directo de su hermano, que murió el 1 de noviembre de 1938 en la Sierra de Cavalls, a causa de una bala perdida.

Hace más de un año que empecé por primera vez a indagar si existía la posibilidad de descubrir el paradero de los restos mortales de mi abuelo, o el lugar exacto de su muerte. Ni siquiera tenía constancia de en qué unidad combatió, por lo que la tarea se presentaba difícil. Finalmente, opté por solicitar a la Generalidad los datos que pudieran recabarse, dentro de su programa de elaboración de un censo de personas desaparecidas durante la guerra civil y el franquismo.

De momento, no he recibido el informe histórico que según el gobierno autonómico se entrega a todos los solicitantes, sea positivo o negativo el resultado de las investigaciones. En cambio, se han colocado en el Memorial de las Camposines, en el pueblo tarraconense de La Fatarella, veintinueve placas con los nombres de 1.145 soldados de los dos bandos desparecidos en la batalla. Entre ellos, se encuentra el nombre de José López Martínez, como puede verse en la foto (Segundo por abajo, en la columna izquierda.)


El mes pasado recibí la invitación para asistir a un acto de homenaje y descubrimiento de las placas, el 24 de octubre. Pese a nuestros recelos por la previsible instrumentalización política, mis padres y yo no dudamos en acudir. El programa inicial consistía en que unos autocares nos trasladarían a las 10.30 desde el pueblo de La Fatarella hasta las Camposines, dentro del mismo término municipal. Pero pocos días antes recibí por correo electrónico y postal una modificación del programa. Debido a la numerosa asistencia confirmada, el acto de homenaje se celebraría a las 12 en un polideportivo de Gandesa, tras lo cual la organización dispondría unos autocares para visitar el Memorial de las Camposines. Esto suponía separar el acto más estrictamente político (por mucho que se revista con rasgos emotivos) del estrictamente personal, que es lógicamente localizar el nombre del familiar desaparecido en las placas del Memorial.

Por supuesto, lo que yo hice el día señalado fue salir con mis padres pronto por la mañana, y pasar primero por las Camposines, para evitarnos las colas posteriores al acto de Gandesa. Allí nos encontramos con que los Mossos ya iban a restringir el acceso, aunque por suerte todavía nos dejaron ver las placas y realizar las fotos de rigor. La principal razón por la cual habíamos salido aquella mañana, ya estaba satisfecha. Pero ya puestos, nos dirigimos a continuación a Gandesa, a participar del homenaje. Por suerte llegamos con mucha anticipación, porque la asistencia desbordó todas las previsiones, y quienes llegaron más tarde tuvieron que conformarse con aguardar en el exterior del recinto una repetición del acto a la una. Según ABC, se congregaron unas 3.000 personas, y desde luego no me parece una cifra exagerada.

Por supuesto que hubo instrumentalización política. Hablaron, entre otros, dos familiares de desaparecidos, y el conseller Joan Saura. Las palabras "sin rencor" se repitieron más de una vez, lo cual, pese a la apariencia de reconciliación, manifiesta lo contrario: Que uno de los dos bandos estaba moralmente más legitimado. También se pronunció el viejo tópico sentimental, según el cual aquellas muertes "no fueron en vano". ¿Pero no quedamos en la cantinela pacifista del "no a la guerra"? ¿Cómo entonces pueden servir de algo las muertes de soldados en combate? Por el contrario, yo que no soy pacifista creo que mi abuelo murió en vano, que no luchó por defender una legalidad que de tal sólo tenía el nombre, sino sólo por defender su vida (que no es poco), tras ser reclutado a la fuerza por el ejército republicano, aquel verano del 38.

La guinda por supuesto la tenía que poner Saura, que repitió por dos veces en su discurso que los "únicos responsables" de aquellas muertes fueron los militares golpistas. Es la doctrina políticamente correcta de la guerra civil, el cuento de hadas según la cual se trató de un conflicto entre la democracia y el fascismo, y el papel de la izquierda fue poco menos que idílico.


En el capítulo de anecdotario, señalar a dos simpáticos matrimonios que se sentaron detrás de nosotros, hermanos los maridos, que acababan de llegar de Madrid, y que defendieron sin complejos, pero escaso éxito, su derecho a que la megafonía de la organización utilizara también el castellano. Uno de los hermanos incluso se acercó a Saura y le pidió que pronunciara su discurso en catalán y en castellano, lo que en parte cumplió. No lo tradujo todo, sino que alternó párrafos en uno y otro idioma.

Me llamaron también la atención unos familiares que enarbolaban una fotografía de un desparecido, con las siglas del PSC... Partido al que no pudo jamás pertenecer, porque se fundó tras la muerte de Franco.

Pero sobre todo, lo más importante fue la lección que la gente dio a las autoridades. Ninguna bandera republicana, ninguna pancarta. Sólo algunas flores. Recordar a los muertos, no a las ideologías que los mataron. Ese creo que fue el verdadero y noble sentido del acto.

domingo, 24 de octubre de 2010

Motivos para abortar

Una cuestión que a veces se escabulle del debate entre las posiciones provida y las abortistas, es la de los motivos que pueden tener algunas personas para el aborto. No me refiero a las justificaciones ideológicas, sino a las motivaciones psicológicas de la mujer embarazada que decide acabar con la vida que lleva en su seno, así como las de quienes en ocasiones la animan o incluso persuaden a ello. Es importante abordar este tema, precisamente porque la actual ley de plazos se basa en la concepción según la cual esto es lo de menos, que de lo que se trata es de la "libertad reproductiva", y por tanto no es necesario esgrimir ningún motivo para abortar durante las primeras catorce semanas.

¿Por qué suelen querer abortar algunas mujeres? Varias son las situaciones posibles. Intentemos enumerar las más frecuentes:

1. Se trata de una mujer (generalmente joven y soltera, aunque no necesariamente) que se ha quedado embarazada accidentalmente, y considera que por razones socioeconómicas, ese hijo representará una carga para ella. Actualmente, se considera que el hijo demasiado temprano obstaculizará el desarrollo profesional de la madre. En el pasado, podía obstaculizar un buen matrimonio. En ambos casos, se trata de lo mismo: razones de índole básicamente económica.

2. Se trata de una mujer cuya salud corre grave riesgo en caso de producirse el parto.

3. Se trata de un feto con graves taras congénitas.

4. Se trata de un embarazo producto de una violación.

Ante todo, cabe observar que el caso más frecuente, con mucha diferencia, es el 1. Pero es que además, a menudo suele ser el verdadero motivo que se esconde tras los demás.

El caso 2, el riesgo grave que corre la salud de la madre, es obviamente una situación que el progreso de la medicina tiende a hacer cada vez más rara. Y sin embargo, la mayoría de abortos producidos en este país, con la anterior ley que despenalizaba determinados supuestos, se han producido por este motivo. ¿Cómo puede ser? La razón es bien conocida. Se han multiplicado los abortos justificados por un diagnóstico de depresión, donde las posibilidades de fraude de ley son facilísimas. Pero entonces, lo que estamos diciendo es que el 2, salvo casos excepcionales, no suele ser un verdadero motivo, sino una excusa. Lo más probable, estadísticamente hablando, es que la mayoría de situaciones del tipo 2 sean en realidad la 1.

La situación 3, el feto con taras congénitas. Aquí pueden darse muy variados casos, aunque una de las enfermedades genéticas más frecuentes es el Síndrome de Down. Es evidente que nadie quiere tener un hijo enfermo. Pero aún menos quiere nadie que su hijo muera, salvo casos dramáticos, pero raros, en los que la muerte puede ser más deseable que una vida de sufrimiento. No es sin embargo el caso de las personas con Síndrome de Down, que pueden llevar una vida perfectamente feliz, quizás más que algunas personas sanas. Y posiblemente más que los propios padres, más dolorosamente conscientes de las limitaciones del hijo que éste mismo. Ahí sin duda radica el motivo fundamental por el cual algunas madres y sus parejas acaban optando por el aborto: Miedo al sufrimiento, a la infelicidad. Pero tampoco serán irrelevantes las motivaciones socioeconómicas: Pensemos en los costes de cuidados médicos crónicos, necesidades educativas especiales, etc.

La situación 4, el caso del embarazo a consecuencia de una violación. Este caso es peculiar, porque es el único en el cual verderamente se produce un atentado contra la libertad de la mujer. Una mujer que mantiene una relación sexual consentida, incluso aunque su deseo no fuera quedar embarazada, no puede irresponsablemente alegar que su libertad reproductiva implica poder desentenderse de las consecuencias de sus actos, habiendo por medio una vida humana. En el caso de la violación, sin embargo, entran en colisión el derecho a la vida del neonato y la libertad sexual de la madre. ¿Cuál debe supeditarse al otro? Los provida más estrictos acostumbran a proponer como solución que la madre dé al hijo en adopción, pero esto supone esquivar la verdadera cuestión, que es si se puede obligar a la mujer a tener un hijo de cuya concepción ella no es responsable.

Constatados los motivos psicológicos para abortar, se impone la pregunta de si son legítimos o no. En mi opinión, los más claros son el primero y el último. Creo que a ninguna mujer se le puede obligar a tener un hijo producto de una violación. La vida es sagrada, pero la libertad también, y si algunos Padres de la Iglesia han aprobado la pena de muerte (porque el condenado era libre de haber actuado de otra manera, nadie le obligó a cometer ningún crimen), vería coherente que en este caso se admitiera el aborto, incluso aunque el daño recaiga en una persona inocente. También en una guerra justa mueren inocentes, y no por eso estaría justificada la inacción ante una agresión.

En cuanto a la motivación socioeconómica, me parece también indiscutiblemente clara: Jamás puede justificar el aborto de un niño concebido por una relación sexual consentida. No deja de resultar paradójico que quienes suelen condenar la "mercantilización" de la vida, que falazmente atribuyen al sistema de libre mercado, suelan ser los mismos que acepten sórdidas consideraciones económicas como motivo para acabar con una vida humana.

Más complejas son las demás motivaciones. En el caso de la salud de la madre, hay una variante extrema que también me parece perfectamente clara, que es cuando se trata de elegir entre la vida de la madre o la del hijo. Ante dos males exactamente iguales (la pérdida de una vida), es de una racionalidad aplastante que debe elegirse entre uno de los dos, y el único criterio es la voluntad de la madre, o en su defecto, la del padre o los médicos. La concepción integrista según la cual el ser humano no tiene derecho a tomar esta decisión, y debe aceptar con actitud fatalista los designios divinos, no se corresponde al menos con la doctrina cristiana, según la cual Dios ha querido que el hombre sea libre.

Ahora bien, cuando lo que está en juego no es la vida de la madre, sino su salud, es imposible dar una respuesta genérica. Es evidente que habrá casos que se acercarán al caso extremo, y otros en los que el supuesto daño para la salud de la madre es más bien la excusa de la que hablábamos antes. Aquí es una sólida consciencia ética la que debe iluminar a padres y a médicos, quienes deben decidir cuándo el riesgo para la madre es lo suficientemente grande y cuándo no justifica un aborto.

Análogas reflexiones creo que pueden hacerse en el caso de que el enfermo sea el neonato. Es evidente que cuando hablamos del valor de la vida, nos estamos refiriendo a una vida digna de ser vivida, no a un mero proceso fisiológico. De nuevo, deberían ser los padres y los médicos quienes valoraran la viabilidad como persona de un embrión o un feto con graves taras congénitas.

En resumen, creo que la anterior ley que despenalizaba el aborto en determinados supuestos, sin ser perfecta, era muy superior a la actual, porque dejaba al arbitrio de padres y médicos los casos en los que es imposible generalizar, permitía el aborto en caso de violación y no contemplaba el llamado "cuarto supuesto" por el activismo proabortista, el socioeconómico. El inadmisible número de abortos era consecuencia de un uso fraudulento de la ley (que es obligación del Estado descubrir y sancionar) más que de su concepción. En cambio, la actual ley, que consagra un aberrante "derecho a abortar", es un engendro jurídico y moral que debemos combatir con todas las fuerzas, hasta su derogación.

martes, 19 de octubre de 2010

La litrona boba

Me entero, con la escasa capacidad de estupefacción que me queda, de que Montilla pagará 633 € mensuales a los jóvenes que ni estudien ni trabajen. Perdón, rectifico: El contribuyente pagará 633 €... Desconozco los detalles de la propuesta, aunque parece ser que esa paga estará condicionada a realizar cursos de formación, y que cuando el beneficiario encuentre trabajo, deberá devolver el dinero prestado. Pero el hecho incontestable es que un político ya ha propuesto directamente premiar a los vagos, a quienes ni trabajan ni están preparándose para trabajar.

Lo grave del hecho no es tanto, como los sociólogos de telediario nos dirán, el preocupante aumento de la generación ni-ni, sino que un político llegue a la conclusión de que son más los votos que ganará por esta vía que los que perderá. Es decir, que considere que los padres de estos niñatos mal criados (que lógicamente viven en la casa paterna) todavía agradecerán a Montilla que durante un año costee las juergas de sus crecidos vástagos. Que personas que se levantan a las siete de la mañana todos los días para pagar impuestos, vean que se utilizan de esta manera, y automáticamente no clamen indignados: "Juro ante Dios que jamás volveré a votar al PSC".

Este es el socialismo posmodelno: Hemos pasado de la sopa boba del PER a la litrona boba de los niños y niñas de Aído. Así educa la izquierda. Luego querrán que no haya violencia doméstica y no se realicen gamberradas salvajes para grabarlas con el móvil, cuando cada día pregonan a nuestros desarrollados mocetones que sólo tienen derechos, y ninguna obligación. Ah, y que aprender debe ser algo divertido y lúdico. No nos vayamos a cansar.

lunes, 18 de octubre de 2010

Et tu LD? [ACTUALIZADO]


Por supuesto, se puede discutir si Geert Wilders es de extrema derecha o no. En mi opinión, no lo es, porque su discurso proamericano y proisraelí no encaja en absoluto con lo que en Europa se entiende por ultraderecha o fascismo desde el período de entreguerras. Pero que directamente, sin argumentación, se califique al PVV como tal, pensaba que era algo propio de El País o de El Mundo, por no hablar de Público o elplural.com. Espero sinceramente que se trate de un mero desliz, y que la corrección política no esté llegando también a LD. (Ni que ahora vayan a conectar con el parte de EFE sin más.)

[ACTUALIZACIÓN 19-10-10 13:45: Ya está corregido. Me alegro.]

sábado, 16 de octubre de 2010

Capital de la muerte

"Se ha señalado a menudo que Sevilla perdió el tren de la Historia en el siglo XVIII y, desde entonces, sumida en un letargo narcisista, vuelve la espalda altivamente a la industrialización y el progreso. De ahí que nos haya recorrido a tantos un repelús de emoción cuando conocimos la noticia: la ciudad albergará —del 21 al 23 de octubre— el IX Congreso Internacional de Profesionales del Aborto y la Contracepción. ¡Nos visitarán los más prestigiosos especialistas del ramo, dignamente alojados por el Hotel Meliá!" (Imprescindible Francisco Contreras en ABC de Sevilla.)

viernes, 15 de octubre de 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

Forma de dar una noticia

En la sesión parlamentaria del pasado miércoles, el PP acusó al ministro de Interior, Pérez Rubalcaba, de montar una policía paralela, al servicio del PSOE. Pues bien, la edición impresa de El País del día siguiente, 14 de octubre, presenta la noticia de esta manera:


Es decir, lo llamativo para este redactor no es que la oposición realice acusaciones terribles (acertadas o no) contra el gobierno, que en cualquier otro país democrático habrían provocado un terremoto político. (Aquí las televisiones solo hablan de la Pantoja.) No. Lo llamativo, por lo visto, es la respuesta que da el ministro, como si el caso Malaya, a quien debiera preocupar es a la oposición. Y observen el estilo: "Los diputados [del PP] llegaron a pedir...". ¡Qué atrevimiento!

Si esto no es tendenciosidad, Granma debe ser el faro de la libertad mundial.

martes, 12 de octubre de 2010

Neoliberalismos al alza

Algunas estadísticas. (Válidas desde que inicié esté contador, mañana hará 30 días, salvo indicación en contra.)

Mayor número de neoliberalismos en un día: 3 (26-9-2010).

Mayor número de días consecutivos sin neoliberalismos: 5 (del 30-9 al 4-10).

Promedio de neoliberalismos diarios: 0,65. (4,59 semanales.)

Promedio diario de la década: 0,56. (3,94 semanales.)

Promedio diario (aprox.) de las legislaturas de Aznar: 0,53.

Promedio diario (aprox.) de las legislaturas de Zapatero: 0,55.

Podemos conjeturar, en un primer análisis superficial, que la crisis económica ha estimulado el aumento de neoliberalismos, al menos en una de las principales fuentes de uso, El País. Esto es significativo, porque la mayoría de la gente no utiliza coloquialmente el término neoliberal ni sus derivados, exceptuando intelectuales, militantes de niveles medios de partidos de izquierdas y argentinos pelmas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Rajoy acierta en el España-Lituania

El viernes Mariano Rajoy asistió en Salamanca al partido de fútbol entre España y Lituania, y en el descanso del partido (que iba cero a cero), pronosticó que nuestra selección marcaría tres goles, lo que en efecto sucedió. La verdad es que cuando, tras el primer gol de Llorente, los lituanos empataron, pudo parecer que las cosas se iban a complicar, a pesar de la evidente superioridad del equipo español. Pero un segundo gol de Llorente y el tercero de Silva (los tres de cabeza) dieron la merecida victoria a España y dejaron en buen lugar al líder de la oposición.

Lo que más me sorprendió, de todos modos, no fueron las dotes proféticas de Rajoy, sino que la TeleZapatero por excelencia, o sea, La Uno, lo entrevistara. No perdamos de vista que un partido de la selección, incluso un viernes por la noche, inicio de un puente, arrastra a una considerable audiencia. ¿Síntoma de la descomposición incipiente del régimen zapaterino? Tanto no creo, pero hay que reconocer que el dirigente del Partido Popular ha estado hábil.

Me gustaría conocer la reacción de Federico Jiménez Losantos, no sé si el lunes que viene hablará de ello. Supongo que dirá que el político gallego es un gafe, pues por su culpa España no metió más de tres goles. ¡Debería haberse mojado con un 5-1, como mínimo! En serio, me parece que la manía que Losantos le profesa a Rajoy se ha convertido ya en algo mecánico, en una especie de reflejo condicionado. Que Rajoy no va a Melilla: es un blando. Que sí que va: lo hace demasiado tarde. Que Rajoy dice claramente que está contra la huelga general, antes y después de dicha huelga: Bah, no lo ha dicho el día de la huelga. Que Mariano no critica lo suficiente al gobierno: Se conforma con heredar el poder. Que sí que lo critica: Pero no expone cuáles son sus soluciones. Que sí que las ha expuesto, en más de una ocasión: Bah, son generalidades que apenas comprometen a nada.

En suma, Federico emitió su sentencia sobre Rajoy después del Congreso de Valencia, y de ahí ya nadie lo saca, haga lo que haga el compostelano. Muchos hemos sido sumamente críticos con Rajoy. A los pocos minutos de conocerse los resultados de las últimas elecciones generales, en las que resultó reelegido por nuestros pecados Zapatero, creo que fui el primero que defendió un cambio en el liderazgo del PP, y aposté concretamante por Esperanza Aguirre. Tras haber votado en dos ocasiones a Mariano Rajoy, el infausto 14-M y de nuevo cuatro años más tarde, había llegado a la conclusión de que este hombre era incapaz de ganar. Y mi diagnóstico era básicamente coincidente con el de Jiménez Losantos, que una derecha que se avergüenza de su nombre y sus principios, se ha rendido antes de empezar la campaña electoral.

Sin embargo, parece que las cosas están cambiando. Las encuestas adjudican al PP una ventaja de hasta catorce puntos sobre el PSOE, e incluso se habla de victorias en feudos históricos de los socialistas, como Andalucía. Rajoy sigue sin ser la reencarnación de Ronald Reagan, estamos de acuerdo, ni tampoco guarda mucho parecido con George Clooney, que la belleza exterior, como diría un cursi, algo ayuda. Pero todo indica que va a ganar las próximas elecciones. Más aún: Es vital que las gane, porque el socialismo ha demostrado una vez más su carácter ruinoso, y sólo la derecha relativamente liberal es capaz de salvarnos de la quiebra total.

Si a esto añadimos que, cuando podía haberlo intentado, Esperanza Aguirre prefirió el pájaro en mano de la presidencia de la Comunidad de Madrid que los ciento volando de disputarle a Rajoy la dirección del PP, la conclusión es que tampoco tenemos un líder de recambio. Al final, la presidenta madrileña tampoco ha tenido esa audacia que tantos encuentran a faltar en el sucesor nombrado por Aznar.

A Zapatero lo empiezan a cuestionar incluso dentro de su propio partido, algo impensable cuando gobernaban González o Aznar. Incluso aunque el PSOE cambiara de candidato, se trataría de una maniobra desesperada, que no le garantizaría el triunfo. A fin de cuentas, sería un reconocimiento del fracaso. Por tanto, el argumento de que con Rajoy no se puede desbancar al PSOE del poder, ya no es válido. Probablemente, será el próximo presidente del gobierno. Tiempo habrá entonces de criticarle, si nos defrauda. A mí desde luego lo que me gusta es criticar al gobierno, no a la oposición. Y menos todavía me gusta criticar a Federico, a quien la derecha liberal debe tanto. Así que, como decían los inolvidables Tip y Coll, "mañana hablaremos del gobierno".

sábado, 9 de octubre de 2010

El caso JAG y la Policía Socialista

Debo confesar que las noticias de los últimos años sobre el caso Malaya me aburrieron soberanamente desde el principio. Aunque la corrupción en Marbella fuese superior a la de cualquier otro municipio de España, todo el mundo sabe que se trata de un fenómeno generalizado, provocado por las competencias en la regulación del suelo y la concesión de licencias de actividad económica de los ayuntamientos.

Mientras la naturaleza humana no cambie, habrá corrupción. Pero es evidente que si se limitara el poder de los funcionarios y cargos políticos, disminuirían los sobornos. Ello además redundaría en un abaratamiento del suelo y de otros productos y servicios, al reducirse los costes legales e ilegales de las empresas, y establecerse una competencia más limpia, sin el juego subterráneo de contactos y amiguismos.

Mucho más interesante es el caso JAG. Aquí tenemos ya el ingrediente de las mejores novelas o películas de género negro: Corrupción en los niveles más altos, ya no de la administración local, sino del Estado. Algunos objetarán que unas meras siglas no demuestran nada. Esto es incontestable, pero no es verdad que sólo tengamos unas siglas. Si Roca pagó doscientos mil euros por recibir información sobre la investigación policial de que era objeto, el círculo de personas cuyas iniciales pueden (casualmente o no) ser JAG, y además encontrarse en situación de proporcionar dicha información, se restringe considerablemente.

José María Izquierdo ironiza sobre los "apellidos irrepetibles en España", concediendo involuntariamente que es más probable que JAG se corresponda con, pongamos por caso, Juan Antonio González, que con, pongamos también por caso, Junípero Adalberto Gorostiague. De lo contrario, ¿cómo sabe que se trata de apellidos demasiado comunes para llegar a conclusiones "jurídico-penalmente relevantes", que dijo un pedantísimo -y algo peor- magistrado? Desde luego, no creo que tuviera tantos escrúpulos deductivos con las siglas LB o el sobrenombre Luis el Cabrón, que hicieron las delicias del medio donde escribe.

También se chotea sutilmente Izquierdo de quienes acusan al tal JAG de ser un lacayo del gobierno socialista, aduciendo que el hombre ha ocupado cargos desde 1981, con UCD, el PSOE y el PP. Sin embargo, no menciona que sus principales ascensos, en 1992, 1996 y 2004 coincidieron con gobiernos socialistas, sin contar con la reciente demostración de confianza de Rubalcaba, encargándole de controlar todas las investigaciones de cargos públicos (dicho en plata: el acoso mediático-judicial contra la oposición). Y significativamente, tampoco recuerda que JAG (suponiendo que sea quien muchos creen) ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1972. Hay que reconocer que sería poco oportuno ponerse a defender a "uno de los nuestros" recordando sus inicios bajo el régimen franquista. Eso sólo se hace cuando gobierna el PP, claro.

La reacción de otros medios de izquierdas no se correponde tampoco con lo que uno entiende por periodismo crítico con el poder. Para elplural.com, el PP presta credibilidad a la identificación de JAG con Juan Antonio González por ser el responsable policial del caso Gürtel. Hay que ver qué suspicaz es la derecha. Pues porque el ministro de Justicia, un juez y un policía (cuyas iniciales son también JAG, ¡qué cosas!) se van juntos de cacería, y porque un sumario supuestamente secreto se va filtrando por capítulos diarios en primera página de El País, durante meses y meses... ¿pues no van y exigen explicaciones?

El caso JAG, al igual que el GAL, las irregularidades en la investigación del 11-M y el caso del Bar Faisán, demuestran que en España existe desde hace casi tres décadas una Policía Socialista que se mantiene organizada sea cual sea el partido gobernante, aunque trabaja para que dicho partido no sea otro que el PSOE. Aparte, claro está, de trincar todo lo que pueda, en forma de recompensas, ascensos y otros premios en metálico o en especie. Este fue el gran éxito de Felipe González, desactivar el golpismo de los militares, creando un Estado policial.

Algunos enlaces que permiten ampliar la información sobre el caso JAG que proporcionan la mayoría de los medios, son los siguientes:

Diagonalweb es un periódico izquierdista que ya en 2006 asociaba a JAG con el jefe de la policía judicial. Véase:

http://www.diagonalperiodico.net/El-jefe-de-la-Policia-Judicial.html

EcoDiario ofrece algunos detalles adicionales aquí:

http://ecodiario.eleconomista.es/espana/noticias/2508386/10/10/Roca-destruyo-15-cajas-con-pruebas-de-Malaya-tras-un-chivatazo-policial.html

El Confidencial de Jesús Cacho se ha destacado especialmente con su seguimiento del caso. Entre los muchos artículos relacionados, destaco:

http://www.elconfidencial.com/cache/2009/02/18/espana_89_garganta_profunda_aspira_trono_rubalcaba.html

http://www.elconfidencial.com/cache/2009/02/20/espana_3_inspectores_malaya_dimitieron_dejarles_investigar_policia.html

http://www.elconfidencial.com/espana/malaya-torres-protegio-comisario-general-policia-interior-20101007-70268.html

http://www.elconfidencial.com/espana/exculpacion-mandos-udyco-clave-juicio-malaya-20101008-70298.html

viernes, 8 de octubre de 2010

Anglada no es Wilders [ACTUALIZADO]

Una cosa es que podamos estar de acuerdo con algunas afirmaciones sobre el islam del líder de Plataforma por Cataluña, Josep Anglada, y otra muy distinta, que tengamos que tragarnos el resto de su mensaje antiliberal por ello. Por si alguien no sabe de qué va el asunto, aquí transcribo unos extractos del programa de PxC, que se puede consultar en su web:

"El despotismo liberal del mercado supone que todo puede ser objeto de explotación, sin límites, y que el sentido de la vida se resume en acumular bienes de consumo de todo tipo. Igualmente, es evidente que este proyecto materialista está destinado al fracaso, porque los recursos del planeta son limitados y la vida tal como la conocemos tendrá que cambiar, queramos o no.

Los políticos tradicionales, atados de pies y manos a los poderes económicos, no pueden parar este tren del consumo que avanza a tumba abierta hacia la nada. El problema ecológico demuestra la diferencia radical entre consumismo y estado del bienestar. O paramos el consumo descontrolado o terminaremos con el bienestar, un concepto complejo que también abarca la vida espiritual del hombre y resulta inseparable de la naturaleza.

El imperio liberal del mercado de trabajo, con contratos inestables y precarios, imposibilita el acceso a la vivienda de muchos jóvenes que tan solo aspiran a formar una familia y educar a sus hijos. (...)

Por tanto, es el propio liberalismo económico el que fomenta la incapacidad de fundar familias y el consecuente descenso del índice de natalidad, que después se compensa con la importación de inmigrantes."

Se trata obviamente de un discurso típicamente falangista, es decir, fascista (el ingrediente ecológico es muy característico), que demuestra que, en realidad, Anglada no se ha movido de donde estaba, cuando era el hombre de Blas Piñar en Cataluña.

Y de manera incidental, se demuestra también que, definitivamente, Enrique de Diego ha perdido el norte, al juntarse con personajes como Anglada.

Dejemos por ahora de lado el tratamiento de la noticia a que se presta El Mundo, siempre queriendo ser más políticamente correcto que El País. Lo cierto es que, por una vez, la corrección política imperante acierta cuando tacha a Josep Anglada de ultraderechista, pero como suele suceder, lo hace por las razones estrictamente equivocadas. El seudoprogresismo rechaza lo que llama islamofobia, que es precisamente la única parte del discurso de PxC aprovechable, con las matizaciones pertinentes. Pero es incapaz de reconocer el núcleo antiliberal de su ideario, porque el socialismo de derechas es un espejo demasiado incómodo para el socialismo de izquierdas más o menos implícito.

Un Geert Wilders, que condena la expansión del islam en Holanda desde principios inequívocamente liberales, es lo más opuesto que se pueda concebir, hasta donde sabemos, a un Josep Anglada, que denuncia la inmigración a partir del populismo más desvergonzado, recurriendo a la falacia de que los extranjeros roban puestos de trabajo a los autóctonos, aunque incidentalmente también enuncie algunas verdades. Cuando desde determinados discursos (tanto de izquierda colectivista como libertarios) se los mete en el mismo saco, se incurre en la misma burda maniobra del seudoprogresismo, que clasifica dentro de la derecha extrema a Esperanza Aguirre y a José María Aznar. Y esta confusión sólo beneficia, como siempre, a los antiliberales de todos los partidos.

[ACTUALIZACIÓN 10-10-10: Un criterio sencillo para confirmar o descartar el cargo de ultraderechista es la actitud ante Estados Unidos e Israel. Geert Wilders ha hecho encendidos elogios de los EE.UU. y ha mostrado su apoyo más explícito a Israel. Tanto el fascismo como el neofascismo se caracterizan en cambio por un antiamericanismo y antisemitismo virulentos, al igual que la extrema izquierda. No conozco declaraciones explícitas de Anglada al respecto, pero en su último libro (que no he leído) cita a Benoist y la Nouvelle Droite, que son furibundamente antiamericanos, aunque es verdad que también cita a Hayek, e incorpora el liberalismo como un ingrediente más de su ideología, que denomina "populismo identitario". Está claro que Anglada no tiene un pelo de tonto, pero por eso mismo es difícil saber qué piensa realmente, y más con el precedente de un vídeo ya antiguo de TV3, en el que sin saber que estaba siendo filmado con cámara oculta, confesaba su simpatía por Ynestrillas y sujetos similares, y admitía que no le convenía manifestarla. Véase extracto del libro. ACTUALIZACIÓN 30-12-10: Enrique de Diego se ha caído del guindo. Y de paso, sus palabras confirman que PxC tiene un núcleo inequívocamente fascista, y puede que incluso neonazi.]

domingo, 3 de octubre de 2010

El problema es...

Parece que Xavier Sardà se ha caído por fin del caballo y ahora se propone lanzarnos a la cara la pura verdad: "Basta ya de gilipolleces". Voy a ver si he aprendido bien la lección: El problema es... que Bush era un "hijo de puta" por reírse de sí mismo al no hallar las armas de destrucción masiva, y en cambio, cuando Sadam Hussein las empleaba, para muchos progres lo importante eran "los progresos sociales de un régimen laico". ¿Que quién le dijo a Bush eres un hijo de puta en "Crónicas marcianas"? Pues un tal Sardà, sí.

El problema es... cuando los progres, como Sardà o Pilar Rahola, se dan cuenta de que hoy lo carca es ser políticamente correcto, pero no por ello quieren dejar de ser progres. Está bien evolucionar, muchos lo hemos hecho, pero me revientan los que se dedican a epatar a sus correligionarios sin pringarse demasiado, sin renunciar a continuar disfrutando de las delicias de pertenecer al club de los elegidos, de los que no son de derechas, ni neoliberales, ni neocones, puaj, qué vulgaridad.

A favor de Geert Wilders

La mayor tentación de un ideólogo es la simplificación: Hallarse en posesión de una doctrina que le permita, de manera prácticamente automática, clasificar el mundo en dos bandos, los que piensan como él y los que no. Si el ideólogo se considera liberal, es evidente que todos aquellos que se aparten de su doctrina serán considerados estatistas, socialistas (de derechas o de izquierdas) o conservadores (en el peor sentido). Y todo líder político que no le guste, obviamente será un tirano en ciernes, como mínimo.

El problema de esta actitud es que la realidad no se deja simplificar de esta manera. Si dejamos de lado los gobiernos dictatoriales, limitándonos a las democracias de corte occidental, resulta difícil señalar un gobierno cuyas medidas tengan todas -absolutamente todas- el mismo sentido. Lo que existe en realidad son grados de intervencionismo, y no pocas incoherencias en la acción de un mismo gobierno, sea de tendencia más socialista o más liberal. Y si es legítimo y necesario poner en evidencia dichas incoherencias, resulta sumamente contraproducente que a los políticos de tendencia más liberal se los tache de despóticos por sus errores, reales o supuestos, sin tener en cuenta sus aciertos. A la postre, eso sólo beneficia a los verdaderos déspotas.

Jorge Valín ha escrito una de sus soflamas anarquistas contra el tirano Geert Wilders, en la que ejemplifica esto que digo. Para él, cualquier prohibición es inequívocamente dictatorial e injustificada. Niega que "las leyes sean un conjuro mágico que tengan que acabar con los males del mundo", y pone como ejemplo la prohibición de las drogas. Pero él mismo está dispuesto a aceptar prohibiciones como la de matar o robar. Por tanto, el problema no es la prohibición en sí, sino distinguir entre prohibiciones legítimas o ilegítimas. Él tiene para ello una teoría tentadoramente simple, mientras que otros nos basamos más en principios empíricos. En cualquier caso, las proclamas facilonas del tenor de "prohibir no es la solución" están sencillamente de más.

Ciertamente, algunas de las medidas que ha pactado Wilders para la formación del gobierno holandés no son a primera vista liberales: Restricciones a la inmigración, incremento del número de policías, prohibición del burka, etc. Pero Valín no es ecuánime cuando silencia las que a primera vista sí que lo son: Recorte del presupuesto público en 18.000 millones de euros, reducción del déficit, disminución del número de representantes y cargos políticos, eliminación de numerosas subvenciones estatales y protección de los homosexuales frente a las agresiones de musulmanes. ¿Cómo encajan estas medidas con su retrato truculento del nuevo tirano holandés?

Pero lo que sobre todo omite Valín es que los musulmanes en Holanda y otros países europeos están imponiendo de facto sus leyes antiliberales en barrios enteros, y se proponen seguir ampliando su influencia, hasta alcanzar toda la sociedad holandesa. En este contexto, la proliferación de burkas y otros tipos de indumentaria islámica, además de oprimir a las mujeres, actúa como demostración de fuerza del colectivo musulmán, intimidando a los miembros más abiertos a la integración e infundiendo confianza en los más retrógrados.

Como ha señalado Barcepundit, refiriéndose a quienes ven incompatibles con la proverbial tolerancia holandesa las medidas propugnadas por Wilders: "A lo mejor es que los holandeses simplemente están rechazando la posibilidad [si el islam continúa ganando influencia] de ver que se recortan esas libertades que han venido disfrutando desde hace mucho tiempo." Esto no significa darle un cheque en blanco al líder del PVV ni a nadie. Fui de los primeros en criticar la propuesta de Wilders de prohibir el Corán por ser un libro "fascista". Pero aunque pueda cometer errores, debemos valorarlo por el conjunto de sus declaraciones y actuaciones.

Toda medida política tiene su contexto. Sugerir, como hace Valín, y tantos progres de salón, que prohibir en el ámbito público el pañuelo musulmán equivale a prohibir el pañuelo de una monja, supone olvidar que las monjas no lo son por obligación, y además pueden abandonar los hábitos cuando quieran. ¿Pretenderá alguien que las musulmanas son perfectamente libres de vestir o no el hiyab, el nikab o el burka, que no están presionadas por sus maridos, padres o hermanos? Seguramente, Valín nos dirá que esto no es cuestión de nuestra incumbencia, que del mismo modo que no interrogamos a una monja para asegurarnos de que su decisión es libre, no debemos hacerlo en ningún otro caso. Pero ¿por qué será que este argumento me recuerda tanto al que esgrimen todas las dictaduras para eludir las injerencias occidentales en sus asuntos "internos" y poder seguir violando a su conveniencia los derechos humanos? Al final, quienes ven en todas partes represión, abonan el cinismo de quienes la practican, escudándose en que todo el mundo lo hace.

Valín hace otra observación que aunque tiene su parte de verdad, conviene matizar. Dice que es contradictorio criticar el Estado del bienestar, y al mismo tiempo apuntar contra la inmigración porque pone en peligro la sostenibilidad de las prestaciones sociales. Lo que él propone es eliminar el Estado del bienestar "ya". Pero precisamente ahí reside la dificultad que el simplismo de nuestro vehemente anarquista ignora. Como ya señaló Adam Smith, uno de los problemas del intervencionismo estatal es que sus efectos nocivos, con frecuencia, no pueden corregirse interrumpiendo bruscamente determinada intervención, sin acarrear mayores males que aquellos que se pretenden evitar.

Si de un día para otro eliminamos las prestaciones sociales, multitud de ciudadanos se verían sumidos repentinamente en la indigencia, al no estar en condiciones de costearse los servicios médicos o la educación de sus hijos. Otra cosa es que reduzcamos gradualmente el Estado del bienestar, de manera que a medida que el nivel de vida de la población aumenta, gracias a la liberalización de la economía, los individuos puedan ir emancipándose de manera no traumática de la dependencia en que se encontraban respecto a la administración. Una política liberal sensata, que admita la necesidad del apoyo popular, necesariamente debe transitar por ahí.

Mientras tanto, excluir del Estado del bienestar a quienes hasta ahora se han desenvuelto sin él, en sus países de origen, me parece menos injusto que arrebatárselo inopinadamente a los ciudadanos que han planificado sus vidas dando por sentada la accesibilidad a determinados servicios públicos, que tenían garantizados desde que nacieron. Tan poco liberal es el Estado cuando nos proporciona servicios que sería mejor dejar a la iniciativa privada, como cuando se desvincula de cualquier compromiso anterior, sin compensar a los perjudicados por su actuación caprichosa.

Una última consideración. Para Valín, conservador es claramente un insulto. Para mí, no lo es. Conservador es quien reconoce que "no hay filosofía que excuse la falta de sentido común". (Balmes.) El peligro de acogernos con imprudente entusiasmo a una teoría excesivamente simple es que no retrocedamos ante ninguna conclusión, por absurda que se revele a la luz de la experiencia. El anarquismo es claramente una teoría de ese tipo, mientras que el liberalismo, en tanto que históricamente surge de la experiencia, y no de elucubraciones utópicas, es perfectamente compatible con el conservadurismo y hasta se identifica con él en cierto sentido.