Un colegio de Tarragona, el CEIP de Bonavista (barrio con alto porcentaje de oriundos de Andalucía) emite una nota rutinaria dirigida a los padres, escrita en catalán y árabe. Por lo visto, los castellanoparlantes no merecen las mismas consideraciones que quienes hablan la lengua de Mahoma; no digamos ya que los catalanoparlantes.
Desgraciadamente, no hay aquí nada que deba sorprendernos en la Cataluña actual. La corrección política nacionalista ineluctablemente confluye con la corrección política multiculturalista. Se desprende del mismo concepto de lo políticamente correcto, tal como lo define Anthony Browne en The Retreat of Reason. Political Correctness and the Corruption of Public Debate in Modern Britain (2006). Sustitúyase "víctima" por "catalán", "musulmán", "mujer", "gay", etc, y se comprobará que siempre se repite el mismo esquema.
Desde el colegio declaran, fingidamente dolidos, que no entienden tanto "alboroto" por un simple "error". El periódico Diari de Tarragona acoge acríticamente tal explicación, y en una columna de opinión, una periodista se escandaliza porque una "excusa" como ésta sirva a la caverna (no utiliza el término, pero se la entiende) para mostrar una "Cataluña irreal". (La real, cabe suponer, es la que muestran TV3 y el diario oficial de la Generalidad.) La propia redacción de la noticia en este medio no es menos sesgada cuando habla de que ha habido "algunas quejas pese a que el centro ya ha pedido disculpas". Cabe entender que el centro se disculpó primero, pero que unos padres aviesamente malintencionados insistieron en protestar. Esto es como si el camarero nos trae la sopa y, antes de que abramos la boca, se disculpa porque "por error" ha quedado algo salada. Ya es curioso (¿creíble?) que la disculpa preceda a la queja, pero más aún que ello nos haya de privar del derecho al pataleo.
Claro que cuando los responsables de la nota catalano-arábiga se explican, todavía es peor. Es que los padres -nos dicen- no se quejan porque la nota no esté en castellano, sino por el hecho de que esté en árabe. (Traducción: malditos racistas...)
Es decir, estos profesores se sorprenden de que unos castellanoparlantes que hasta ahora venían tragando la discriminación de su lengua sin rechistar, cuando al desdén se añade el recochineo, acaben rebotándose.
Propongo que la próxima circular se escriba en rumano y en árabe; así demostraríamos lo guays y multicultis que somos. Y por si acaso, ya en la misma nota, incluimos la disculpa a catalanoparlantes y castellanoparlantes, asegurando que se trata de un error, sí, qué pasa. A ver si vamos a empezar a quejarnos. Racistas, más que racistas.