viernes, 31 de octubre de 2008

El atraco que no cesa

La noticia de la que hablo más abajo me dio la idea de empezar una serie de posts titulados "El atraco que no cesa". Pero como no soy muy amigo de series (me da pereza seguirlas, sobre todo cuando veo que van por el capítulo XXIII y no me he leído los anteriores) he decidido abrir un nuevo blog (sin que ello suponga desatender este: espero) que se titulará precisamente así, El atraco que no cesa. Transcribo la última entrada que he escrito en él; espero que de ahora en adelante se animen a seguirlo:

Agentes por la Igualdad

La Generalitat se va a gastar 7 millones de euros (1.164 millones de pesetas) en contratar, a través de instituciones locales, 105 Agentes por la Igualdad. ¿Que qué es eso? Pues se trata de unos señores cuya tarea consiste en "analizar, planificar, aplicar y evaluar planes de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el ámbito laboral".

La verdad es que no entiendo cómo podíamos vivir sin los valiosos servicios de esta nueva figura surgida de la creatividad de la administración. En el caso de Tarragona, parece ser que además la Diputación aportará 300.000 eurillos (nada, calderilla, ¿qué son 50 millones de pesetas para tan noble causa?) para colaborar en las actividades de estos agentes/agentas (empecemos por dar ejemplo) y sufragar gastos de "coordinación y seguimiento".

Eso sí, la oposición no ha estado muy fina. Han criticado este nuevo despilfarro por producirse en un momento de crisis económica. O sea, que si la economía marchara bien, les parecería loable semejante saqueo del dinero público. No aprendemos.

miércoles, 29 de octubre de 2008

El extraño caso del Dr. Sark y Mr. Ozy

Sarkozy pronunció un discurso en Annecy el jueves pasado ante unos empresarios. Hizo algunas propuestas interesantes (como por ejemplo exenciones fiscales para las nuevas inversiones) así como observaciones de indudable cariz liberal, en contra de la burocracia, a favor de la competitividad, o criticando la mentalidad funcionarial de aspirar a un trabajo para toda la vida. Pero en el mismo discurso intercaló afirmaciones de sentido totalmente opuesto -que por supuesto son las que más han llamado la atención de los medios.

La más rimbombante es que la crisis financiera ha acabado con "l'idéologie de la dictadure des marchés". Ingenuo de mí, yo había creído hasta ahora que sabía lo que es una dictadura y lo que son los mercados. Pensaba, en mi ignorancia, que existen estados dictatoriales, pero no mercados dictatoriales, sea lo que sea que esto signifique.

También habló en esta línea de "le retour du politique", de la "necesidad profunda de política". El dirigente socialista José Blanco, haciendo gala de su gran originalidad, se hizo eco ayer de estas palabras. Es curioso que los políticos de derecha e izquierda reivindiquen la importancia de su actividad, como si hasta ahora se hubieran conformado con una modesta posición marginal, y no hubieran mangoneado todo lo posible y más en la economía. Conviene recordar que no faltó quien empleara términos idénticos tras el 11-S, pronosticando -faltaba más- el fin del "neoliberalismo". Por lo demás, el discurso de que la economía debe supeditarse a la política es muy viejo. Estaba también muy extendido en los años treinta, y la cosa acabó bastante mal, por cierto, pero ello no es obstáculo para que renazca una y otra vez. No les quepa ninguna duda de que en la próxima crisis volverán los mismos de siempre a frotarse las manos anunciando el enésimo fin del liberalismo.

No contento con las aseveraciones anteriores, el presidente Sarkozy propone "une redéfinition du rôle de l'État". Desde luego, si se refiere al Estado francés, cuyo peso en la economía supera el 50 % del PIB, estoy completamente de acuerdo. ¿Por qué no, ya puestos, el 100 %? Nacionalicémoslo todo y así se resolverá la crisis de raíz. Acuérdense de las antiguas economías de Europa Oriental y la Rusia soviética. Allí no había problemas de hipotecas, ni desempleo. Por no haber, no había ni huelgas. Pero incomprensiblemente, hubo que levantar un muro en Berlín, porque algunos inconformistas se empeñaban en huir nada menos que a... la dictadura del mercado. Qué extraño.

sábado, 25 de octubre de 2008

Del capitalismo salvaje al buen salvaje

La ONG Survival International ha publicado un informe titulado "El progreso puede matar". En él se denuncia el grave deterioro de la salud física y psíquica que sufren los pueblos indígenas de todos los rincones del planeta al entrar en contacto con la civilización occidental. Las causas principales que apunta la organización son el contagio de enfermedades, la usurpación de sus tierras y la desintegración de las estructuras y las tradiciones tribales.

Todo esto es absolutamente cierto, pero en el informe se deslizan también ciertos prejuicios ideológicos que conviene poner al descubierto.

El primero, como no podía ser menos, es el prejuicio contra el mercado. En la primera página se cita un estudio según el cual los grupos de maasai que han escapado a la colonización y que han "evitado en gran parte la economía de mercado" alcanzan niveles mensurables de felicidad comparables a los 400 estadounidenses más ricos de la lista Forbes. Más adelante (pág. 14) se hace una observación similar sobre dos grupos indígenas indonesios. Los que se han mantenido "en gran parte independientes del gobierno y de la mayoritaria economía de mercado" disfrutan -se nos dice- de niveles de bienestar físico y mental superiores a los que se han mostrado más permeables a las influencias foráneas.

Estas afirmaciones son un ejemplo nítido de la falacia de amalgamiento. A los atropellos que sufren los pueblos indígenas de todo el mundo a manos de los gobiernos (violación de sus derechos de propiedad de la tierra, deportaciones, secuestro de los hijos, etc) se añade gratuitamente la economía de mercado, para de esta forma hacerla también responsable de las desdichas que aquejan a estas sociedades, cuando el mercado es por definición la ausencia de coacción en los tratos entre individuos.

Sin la connivencia de estructuras políticas corruptas, las grandes multinacionales que invaden las tierras indígenas para explotar sus recursos naturales no podrían actuar impunemente. Culpar al mercado de las prácticas de compañías que precisamente lo que hacen es eludir el mercado recurriendo a coacciones amparadas por funcionarios, es sencillamente un contrasentido.

El segundo prejuicio que late en el informe es conocido como el mito del Buen Salvaje. Los autores describen correctamente las consecuencias perniciosas de la destrucción de los vínculos tribales, la pérdida del respeto a los ancianos y el olvido de las tradiciones culturales. Los individuos desconectados de su tradición se convierten en seres desorientados y dependientes de las "ayudas" estatales, es decir, pierden su libertad e incluso las ganas de vivir.
Pero a partir de ahí pasan a pintarnos un cuadro poco menos que idílico de la culturas indígenas, en las cuales, hasta la llegada del malvado hombre blanco, apenas se conocería la enfermedad, la infelicidad o la injusticia. Ante la previsible incredulidad del lector, los autores se limitan a señalar que la esperanza de vida y la mortalidad infantil de estas poblaciones son a fin de cuentas comparables a las que existían en Europa "hace algunos siglos". Claro, total ¿qué son unos cuantos siglos más o menos?

Nadie mínimamente informado cree aún en los paradisiacos samoanos que retrató la antropóloga Margaret Mead en estudios cuyas dotes imaginativas eclipsaban gran parte del valor científico que pudieran tener. Bueno, nadie, excepto los profesionales en explotar la mala conciencia occidental. Nótese que el término "indígena" por sí solo no deja de ser un eufemismo políticamente correcto con el cual se eluden términos como "salvajes", "primitivos", etc. En efecto, etimológicamente, indígena podría ser calificado cualquier pueblo, sea cual sea su grado de desarrollo, que lleve residiendo en el mismo territorio un número determinado de generaciones. Pero hablar de que unos pueblos puedan estar más atrasados que otros es considerado "racista" por Survival International.

La función de esta negación del concepto de progreso es patente. Se trata primero de ignorar o relativizar cualquier desigualdad material entre la civilización occidental y las culturas primitivas (perdón, indígenas), para a continuación mostrarnos a estas últimas como más puras y nobles que no la pérfida cultura capitalista de Occidente. Friedrich Engels, el compadre de Karl Marx, ya apuntó esta línea argumental en su conocida obra El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, en la cual describía la sociedad primitiva como una forma de comunismo, y especulaba con la idea de que la civilización (basada en la propiedad privada y el Estado) era un breve paréntesis de la evolución humana que no tardaría en ser superado dialécticamente por una vuelta al comunismo, aunque en una forma históricamente mucho más avanzada.

Pese a que la obra de Engels (inspirada en los trabajos del antropólogo L. H. Morgan sobre las tribus iroquesas) está hoy en día muy superada, en un cierto sentido encierra una importante verdad, y es que involuntariamente desvela el carácter profundamente atávico, de nostalgia inconsciente de una mítica Edad Dorada, que late en las aspiraciones comunistas y colectivistas en general.

El multiculturalismo que hoy domina en la izquierda y en buena parte de los movimientos asociativos como Survival, se relaciona estrechamente con este tipo de discurso. La mitificación de los pueblos primitivos es una forma de condenar nuestra civilización por contraste, como ya hiciera en el siglo XVIII Rousseau, dando origen a muchas de las fantasías románticas posteriores contra la sociedad industrial.

Ello no significa que los indígenas de todos los rincones del globo no hayan sufrido efectivamente las injusticias y abusos flagrantes que con toda razón se denuncian en el citado informe. Pero lo que me parece más cuestionable es que la forma de ayudarles sea tratar de preservar sus culturas como en un museo. El progreso, como afirma Survival, puede matar, no lo niego, pero la solución no es fingir que el progreso no existe, poner la medicina occidental al mismo nivel que el curanderismo ni tratar de aislarse de la economía de mercado.

Un yanomami, citado en el informe, asegura que "nosotros no necesitamos dinero o posesiones. Lo que nosotros necesitamos es respeto: respeto por nuestra cultura y respeto por nuestros derechos territoriales." Conmovedor, pero esos derechos territoriales de que habla (y que hace bien en defender) no son más que otra forma de denominar un tipo de "posesiones". Y si se cierran al uso del dinero, es decir, al comercio con el resto del mundo, su cultura inevitablemente languidecerá y se extinguirá. Decir que no se necesita dinero ni posesiones es una soberana tontería romántica, que seguramente los occidentales contribuyen a poner en su boca. Y lo mismo cabe decir del discurso revanchista instrumentalizado por el populismo sudamericano. Creo que no sería mucho pedir que organizaciones como Survival -que a diferencia de otras, sí es una verdadera ONG, pues no recibe subvenciones gubernamentales- fuesen más cautas antes de hacerse eco de los tópicos del progresismo biempensante al uso.

domingo, 19 de octubre de 2008

Desmitificando al héroe

Se trata de un capítulo más del idilio del periódico de Pedro J con Obama, pero por su carácter indecentemente prejuicioso, resulta paradigmático. En un recuadro en primera página se nos anuncia este domingo un reportaje del corresponsal David Jiménez, desplazado a Vietnam, según el cual el rival de Barack Obama, John McCain, habría "falsificado" (así, entrecomillado) su biografía para mostrar una imagen heroica de prisionero de guerra que no se correspondería con la realidad. La cautela de las comillas ya nos pone sobre aviso de que más que una investigación que realmente aporte datos nuevos, se trata del típico artículo tendencioso con el cual el plumilla de turno se permite dar rienda suelta a sus fobias ideológicas. Porque si de verdad se demostrara que hubo una falsificación ¿para qué utilizar esas comillas?

En efecto, si leemos el reportaje descubrimos, tras el estilo truculento de "los secretos inconfesables y las traiciones que ponen en duda cuál es el verdadero McCain", que la única "revelación" que permitiría cuestionar el heroísmo del candidato republicano es la realizada... por él mismo. Al parecer McCain habría confesado "en el pasado" (el artículo no aporta referencias más precisas) haber proporcionado información a sus captores vietnamitas "para salvar la vida y recibir tratamiento médico". Entonces, si él ha sido el primero en reconocer que no fue ningún Rambo (cosa por lo demás esperable) ¿dónde está la falsificación?

Pero claro, con tan poca cosa no se podría escribir un reportaje de dos páginas. Jiménez justifica su viaje a Hanoi entrevistando a la viuda del soldado vietnamita que rescató a McCain cuando su avión cayó derribado. Muchos años después, McCain se reencontró con su salvador y ambos se fotografiaron abrazados y sonrientes. Pero el sagaz periodista de El Mundo no se deja impresionar por una foto. Al contrario, consigue obtener de la viuda algunas frases que nos la presentan dolida por el poco interés que supuestamente habría manifestado el político republicano hacia el soldado que le salvó la vida ("jamás habría aceptado dinero", aclara la digna señora).

Pero si esto les resulta penosamente mezquino, no sé cómo habría que calificar el hecho de que David Jiménez se permita incluso relativizar la importancia e incluso la verdad misma de las torturas sufridas por el prisionero McCain, aduciendo testimonios ¡del jefe de sus carceleros! Esto es lo que se llama espíritu crítico y contrastación de las fuentes, sí señor.

A estas alturas ya no debe sorprender que David Jiménez manifieste su desconcierto ante la popularidad de McCain en el propio Vietnam, "el país que ayudó a bombardear". Quizá no sean ajenos a dicha popularidad los esfuerzos del político norteamericano en pro del acercamiento entre Washington y Hanoi, que no se corresponden demasiado con la imagen del cabrón desagradecido y rencoroso que se nos pretende sugerir, sin escatimar los recursos literarios más burdos. Pero da lo mismo, es de derechas, y por tanto, tiene que ser un mal bicho, además de "borrachín y ligón". Y tampoco importa que él mismo no haya ocultado sus debilidades; se le debe acusar, siguiendo al pie de la letra el manual de perfecto progre, de haber "falsificado" una biografía "llena de claros y oscuros". Por supuesto, cuando se recuerda el pasado más bien turbio de Obama se trata en cambio de juego sucio.

Este es el patrón por el que están cortados la mayoría de nuestros corresponsales, sobre todo los que escriben o hablan en los medios que tratan de hacerse perdonar su línea supuestamente de derechas: Son -ellos sí- unos verdaderos héroes.

sábado, 18 de octubre de 2008

Por qué la gente es de izquierdas

Ser de izquierdas es la forma socialmente aceptada de ser antiliberal. Con un par de ejemplos se me entenderá rápidamente. Si alguien dijera que apoya la dictadura castrista, que está a favor del sistema de partido único, de la represión política, del desastre de la economía cubana -naturalmente generaría rechazo. Pero si alguien condena el embargo de Estados Unidos, elogia los sistemas educativo y sanitario de la isla caribeña y se refiere con desprecio al exilio cubano en Florida, se le considera una persona "progresista", es decir, moralmente digna de admiración.

O supongamos que alguien dijera que no podemos confiar en la libre iniciativa individual, que el Estado debe limitar la libertad económica de los ciudadanos, poniendo trabas al comercio de determinados productos con el extranjero, dificultando con todo tipo de normativas y trámites la creación de un negocio, decidiendo por nosotros las condiciones laborales que podemos aceptar y la parte de nuestro salario que debemos destinar a la jubilación etc. Formulada de este modo, sin tapujos, no parece que sea una posición extraordinariamente defendible. ¿No es siempre preferible tener libertad a no tenerla? Pero el "progresista" no se expresará de manera tan directa. Nos hablará del capitalismo salvaje, de la protección de los trabajadores, la redistribución de la riqueza etc, lo cual ya suena mucho mejor a los desprevenidos oídos de la mayoría de la gente.

En definitiva, la izquierda se caracteriza por su habilidad para hacer emocionalmente aceptables mayores dosis de coacción estatal. Pero no debemos perder de vista la razón de su éxito: Que al contrario de lo que una consideración superficial llevaría a pensar, mucha gente, quizá la mayoría, no ama realmente la libertad, sino que está dispuesta a sacrificarla en aras de obtener una cierta sensación de seguridad, por precaria o ilusoria que sea. Esto es tan viejo como la humanidad, y los déspotas de todos los tiempos se han aprovechado de esa debilidad universal. Del mismo modo, no por comúnmente creída -y difundida por los interesados- deja de ser esencialmente falsa la idea de que los intelectuales son los principales apologistas de la libertad. Todo lo contrario; desde Platón al menos sabemos en qué medida se han sentido atraídos por el poder. Jean-François Revel se preguntaba "si lo que más les gusta en el fondo a una cantidad bastante grande de intelectuales no es la esclavitud". Una esclavitud dorada y confortablemente subvencionada, por supuesto.

La izquierda es, pues, el discurso mediante el cual el poder se legitima. Cumple exactamente la misma función que la religión ha desempeñado en épocas pasadas, pero de manera mucho más eficaz. La mayor prueba de que esto es así es que, instintivamente, cuando la derecha política se impacienta por alcanzar el poder, no falla: se aproxima a la retórica "progresista".

Por qué la gente es de izquierdas: Quizá sea una pregunta equivocada, como lo es por qué existe la pobreza (es más instructivo indagar por qué existe la riqueza). Por qué hay liberales en un mundo en el que la inmensa mayoría que no disfruta del poder, espera al menos beneficiarse de algún privilegio ("derechos", los llaman) otorgado o bendecido por él. Este es el verdadero enigma.

domingo, 12 de octubre de 2008

En busca de la derecha perdida

El plan socialista de Bush para contrarrestar la crisis, con el apoyo de McCain y Obama, además de no servir para nada, salvo prolongar el mal que pretende combatir, nos deja a los liberal-conservadores huérfanos de referencias políticas en activo. Qué decir de los sufridos libcon españoles, aburridos mortalmente por una presunta oposición que se limita a exigir al gobierno "explicaciones" acerca del destino de los 50.000 millones de euros del hipermegadecretazo Solbes, como si la cifra por sí sola no debiera ponerla en pie de guerra.

He llegado a una conclusión: No pienso votar nunca más. Para cambiar esta determinación, debería aparecer un partido o un líder que se comprometiera con un programa lo más aproximado posible al que expongo a continuación:


Economía:
  • Abolición de todas las subvenciones. Los sindicatos, patronales, las organizaciones sociales en general y el mundo de la "cultura", deberán financiarse con sus afiliados, patrocinadores privados o consumidores.
  • Fin del proteccionismo a la agricultura. Libertad de comercio.
  • Reducción por ley de los funcionarios de todas las administraciones. Prohibición de que el número de funcionarios sea igual o mayor al final de una legislatura que al principio, hasta alcanzarse un mínimo determinado en el futuro lejano.
  • Privatización de todas las televisiones públicas.
  • Ley de equilibrio presupuestario para todas las administraciones. (Prohibición del déficit público).
  • Reducción drástica de los impuestos. Ley de carga fiscal decreciente (al final de toda legislatura, la presión fiscal deberá ser menor que al principio, hasta alcanzarse un mínimo determinado en el futuro lejano).
  • Sistema fiscal uniforme para toda España. Los impuestos deberán ser recaudados íntegramente por las comunidades autónomas (responsabilidad fiscal), que contribuirán al presupuesto de la administración central en función de su PIB.
  • Liberalización de la economía (suelo urbanizable, mercado laboral, supresión de toda regulación al comercio, libertad total de horarios etc).
  • Fin de todas las trabas a la construcción de centrales nucleares.
Seguridad:
  • Prohibición de la inmigración musulmana. Todo ciudadano, sea cual sea su origen, al llegar a la mayoría de edad deberá elegir entre la nacionalidad española y la fe musulmana. Los musulmanes adultos que ya sean españoles en el momento de promulgación de esta ley perderán la nacionalidad si son condenados por delitos relacionados con su religión.
  • Instauración de la cadena perpetua para el delito de asesinato.
  • Libertad de posesión de armas ligeras.
  • Ley de defensa de la propiedad privada. No se considerará delito de asesinato sino homicidio (con o sin eximentes, según las circunstancias) el realizado para defender la vivienda de una intrusión violenta.
  • Tolerancia cero contra los pequeños delitos y las conductas incívicas.
  • Reforma de la Justicia. El gobierno de los jueces deberá ser elegido exclusivamente por los jueces. Los miembros del Tribunal Constitucional deberán ser vitalicios, y elegidos preferiblemente por cooptación. La Justicia deberá ser dotada de los medios técnicos y humanos suficientes para poner fin a la demora de las resoluciones judiciales.
  • Suspensión de la autonomía vasca hasta que no se erradique policialmente el terrorismo.
Política Exterior:
  • La base de toda política exterior seria es un Ejército fuerte. Creación de un sistema defensivo de misiles en el sur de la península para disuadir cualquier amago de expansionismo marroquí.
  • Nuestros aliados fundamentales deberán ser Estados Unidos, Reino Unido, Israel, India y Japón.
  • España defenderá una reforma de la Unión Europea tendente a acabar con el leviatán burocrático de Bruselas y Estrasburgo. Supresión de la Comisión y el Parlamento. El modelo sería una Confederación en la cual los Estados nacionales tomen las decisiones, y los ciudadanos controlen a estos a través de las instituciones democráticas propias.
  • España defenderá la creación de una Unión Occidental que sustituya a la ONU, y en la que no tengan cabida Estados no democráticos.
Educación y familia:
  • Implantación del cheque escolar. Libertad total de elección del centro educativo. Libertad total de enseñanza (abolición de todo programa de estudios central o autonómico).
  • Reforma de la Universidad, deberá regirse con criterios de competitividad. Sistema de becas meritocrático.
  • Incentivos fiscales y administrativos a la natalidad, mantenimiento del carácter delictivo del aborto.
Muchos puntos del programa, sobre todo los económicos, se inspiran en gran medida en El manifiesto de las clases medias, de Enrique de Diego. Creo que serán compartidos por todo liberal, salvo por los anarcocapitalistas, que están por suprimir todos los impuestos y funcionarios. Pero no es mi intención volver a repetir los mismos argumentos de siempre.

La idea de que las autonomías recauden los impuestos puede parecer una concesión a los nacionalismos separatistas. En absoluto lo es. Obsérvese que las leyes de limitación del gasto público y de la carga fiscal afectan tanto a las administraciones autonómicas como a la central. Los gobiernos regionales serían por tanto muy libres de bajar los impuestos, pero no de incrementarlos, y deberían responder ante sus ciudadanos de su política económica, sin poder echar las culpas a Madrid. Además, tampoco serían legales las imposiciones lingüísticas a la actividad económica, ni tendrían control sobre la enseñanza -competencia exclusiva de la sociedad civil y de las familias, gracias al cheque escolar. Por último, la cantidad a transferir al Estado vendría determinada por los presupuestos generales, y la carga sería repartida en proporción al PIB de cada autonomía. Se trataría de un sistema absolutamente transparente que no daría pie a agravios comparativos.

En cuanto a la prohibición de la inmigración musulmana y la elección obligatoria entre el credo islámico y la nacionalidad española, soy consciente de que es muy bestia, y será tachada de antiliberal. Sin duda lo es, pero creo que se trata de una medida excepcional que en nuestro país está justificada por razones históricas evidentes (ya sufrimos una larga ocupación en la Edad Media). No podemos seguir ignorando el creciente avance de un modo de vida radicalmente incompatible con la libertad individual. Es preciso evitar que la minoría islámica acabe siendo en pocas generaciones una mayoría. Otra objeción que también he previsto es que los musulmanes, a fin de no perder la nacionalidad, mantendrán sus creencias en secreto. Pero lo que piensen en su fuero interno es precisamente lo que menos debe importarnos, mientras no puedan emprender abiertamente acciones o reclamaciones colectivas. Por supuesto, tanto este como otros puntos son incompatibles con la Constitución, que en consecuencia debería reformarse.

Por último, para los puntos dedicados a la política exterior me he basado en gran medida en un reciente artículo de Rafael L. Bardají, ¿Pero qué demonios es un neocón?, aunque he de decir que la etiqueta neocón no acaba de convencerme del todo: ya hay demasiadas.

¿Volveré a votar alguna vez? Desde luego, me lo he puesto muy difícil. Pero creo que hasta ahora muchos hemos sido presa del argumento de apoyar a la opción menos mala, con lo cual en realidad hemos dificultado sin quererlo que aparezca una verdadera alternativa al estatalismo y a la decadencia de nuestra cultura (ambas cosas inextricablemente relacionadas). Ya es hora de adoptar una estrategia a más largo plazo.

sábado, 11 de octubre de 2008

A mí también me parecen un coñazo los desfiles

Entre nosotros, si yo tuviera que asistir un domingo a un desfile militar, en lugar de pasar el día en el campo con la familia o ir a tomar el aperitivo al casco viejo, tal perspectiva no me parecería más excitante que a Mariano Rajoy, quien ha confesado -creyendo hablar off the record- que le resulta un "coñazo".

Lo que dudo es que el comentario de Rajoy sea realmente un desliz, no me sorprendería que hubiera querido dar una cierta imagen de campechanía. Efectivamente, apoyar la unidad de España y creer en la necesidad de un ejército fuerte no implica que uno tenga que ser aficionado a la parafernalia militar ni fan de la cabra de la Legión. Sepamos distinguir.

Pero que deba comprenderse en esto a Rajoy, tampoco significa que el Partido Popular esté practicando una oposición muy brillante, que digamos. Transmitir la idea de que los de derechas somos personas normales, puede que sea conveniente. Pero no transmitir ninguna otra idea, que es en lo que parece andan empeñados algunos desde la calle Génova, equivale sencillamente a un suicidio. Además de ser una persona relativamente normal, que se hace un bocadillo de jamón para cenar -como ilustraba la foto de un reciente reportaje- me gustaría saber qué piensa Rajoy sobre muchos temas. Es decir, no me valen las vaguedades insustanciales ni las apelaciones retóricas al sentido común con las cuales acostumbra a hilvanar sus discursos. Que cada día son más un coñazo, también.

P. S.: Parece que mi futuro laboral ya está resuelto por el momento. De nuevo muchas gracias a todos los que me habéis dado ánimos.

martes, 7 de octubre de 2008

Utilidad de los neonazis

Este 12 de octubre hay convocada una manifestación del partido neonazi Alianza Nacional en Tarragona. El adjetivo neonazi es absolutamente preciso: Se trata de una organización que defiende postulados explícitamente nacional-socialistas y que mantiene contactos con otras formaciones similares de todo el mundo.

Como réplica a esta convocatoria (que no sabemos si será autorizada) se anuncia otra el mismo día, en otro punto de la ciudad, promovida por grupos presumiblemente de izquierda o extrema izquierda, antisistema e independentistas.

Es curioso que las movilizaciones antifascistas prácticamente estén monopolizadas por grupos cuya ideología contiene en realidad muchos puntos en común con el fascismo, y no digo nada exagerado. Alianza Nacional se presenta formalmente como un partido nacionalista europeo, español... y socialista. Declara estar en contra, según puede leerse en su web, de "la asfixiante tenaza del sistema liberal capitalista que obliga a los ciudadanos a hipotecar su vida para asegurarse incluso el ejercicio de sus derechos fundamentales, como el de una vivienda digna." No me negarán que esta frase podría haberla pronunciado cualquier ministro del actual gobierno del PSOE, sustituyendo quizás lo de "sistema liberal capitalista" por "liberalismo salvaje" o alguna coletilla similar. Alianza Nacional, en fin, acude a las manifestaciones del 1 de Mayo con eslóganes como "NO al despido libre, a la precariedad laboral, a la mano de obra barata, a las ETTs", que podría firmar igualmente cualquier partido de los autodenominados "progresistas".

El verdadero enemigo de la extrema derecha no es, como se deduce de lo anterior, la extrema izquierda, sino el liberalismo. La diferencia entre el extremismo de derechas y el de izquierdas es que el primero suele ser más coherente y sincero que el segundo: Se proclama abiertamente contrario a la democracia y a la libertad individual, mientras que el segundo las defiende retóricamente, al mismo tiempo que apoya el régimen de Castro y promueve una interpretación de la historia en la cual los crímenes comunistas son "desviaciones" lamentables de la verdadera doctrina, es decir, se reducen a la categoría de anécdotas. (¿Qué pensaríamos de alguien que, reconociendo los "excesos" de Hitler, pretendiera salvar la "verdadera esencia" del nacional-socialismo?)

¿Por qué entonces ese afán de la izquierda por mostrarse más antifascista que nadie? Existe más de un motivo. Uno es sociológico. En contra de lo que se afirma en ocasiones -que la consolidación de la extrema derecha en España perjudicaría al PP- lo cierto es que es mucho más fácil que sean los desengañados de la izquierda los que se pasen a la ultraderecha que no las personas de mentalidad conservadora. Por tanto, la extrema derecha y la extrema izquierda se están disputando la misma clase de votantes.

Sin embargo, la razón más profunda creo que es otra. La expuso con su proverbial clarividencia Jean-François Revel en La gran mascarada. No hay mejor modo de disfrazar las propias tendencias totalitarias que mostrar una gran indignación moral frente al totalitarismo más explícito de neonazis y fascistas. Incluso la izquierda moderada se siente incómoda con la rememoración de las atrocidades y desastres provocados por el marxismo allí donde se instauró como ideología del Estado o se infiltró de manera considerable. Por ello está especialmente interesada en mantener siempre presentes los crímenes de Franco o de Pinochet, con todo tipo de actos, publicaciones, exhumación de cadáveres, etc, porque de esta forma apenas queda tiempo suficiente para recordar también los crímenes de Stalin o Castro. Eso cuando no se justifican genéricamente los últimos aduciendo los primeros. El resultado es una visión de la historia en la que el Mal siempre ha procedido básicamente de la derecha, y por tanto es inevitable percibir las posiciones más a la izquierda del espectro político como moralmente superiores al conservadurismo, y que todo el que no comulgue con el progresismo estándar caiga bajo sospecha.

Se comprende que a fin de mantener esta construcción propagandística con todo su vigor, es muy conveniente que el fascismo no muera nunca del todo, que siga pareciendo una amenaza real. De ahí la inestimable utilidad de los neonazis para la izquierda.

sábado, 4 de octubre de 2008

Primera (?) víctima de la crisis en Red Liberal

Quien esto escribe se encuentra ahora mismo en el paro. Pero más interesante que mi situación personal es cómo se ha producido, porque me temo que es paradigmática del momento que vivimos.

La empresa en la que he trabajado los últimos siete años daba empleo directo a unas 25 personas. Hace alrededor de un año, sufrió un impago (o sea, un robo) de unos 200.000 euros, a manos de una constructora. Tras recurrir a la Justicia Española (JE) la cosa acabó en que el deudor se fue de rositas, y nuestra empresa quedó tambaleante. Los propietarios (miembros de la misma familia) hubieron de hipotecar sus viviendas personales, obtenidas tras muchos años de esfuerzo, para poder mantener en pie el negocio del que dependían, como he dicho, unas 25 familias.

Con todo, la brusca caída de las ventas (general en el sector) les obligó en el último mes a despedir a unos 7 u 8 empleados. Pero la puntilla la ha dado un nuevo impagado de otra sociedad constructora, que asciende a los 180.000 euros. La empresa se ve obligada a cerrar y los dueños lo pierden absolutamente todo, incluso las casas donde viven. Están arruinados. En comparación, los asalariados que nos vamos a la calle, no salimos tan mal parados. Cobramos la prestación de desempleo y tenemos que buscarnos otro trabajo, pero al menos partimos de cero, no quedamos endeudados de por vida.

Yo sólo tengo palabras de agradecimiento hacia quienes durante estos años me han permitido mantener dignamente a mi familia y me han tratado inmejorablemente, hasta el último momento. Ellos son los verdaderos capitalistas, los que crean riqueza sirviendo a los consumidores, dando vida a los proveedores y empleo a los trabajadores. Los canallas que les han llevado a la ruina, por el contrario, no tienen nada que ver con el capitalismo ni el mercado libre, sino con la cleptocracia surgida al amparo de la corrupción política.

Porque al final, el problema de fondo es político. Mientras la gente siga siendo narcotizada con las cantinelas contra el "neoliberalismo" y sus variantes (ahora el ex ultra Gallardón ha descubierto el "ultraliberalismo"), el Estado de Derecho -aquel en el que los estafadores no se salen con la suya- continuará siendo una expresión vacía, infinitamente maleable en manos de autoridades que exigen control y regulación para todos menos para ellas y su corte plutocrática.

miércoles, 1 de octubre de 2008

La CIA pudo estar tras el hundimiento del Titanic

Investigaciones recientes concluyen que el origen del virus causante del SIDA podría datarse cien años atrás. Ahora bien, como todo el mundo sabe, el VIH fue creado por la CIA en un laboratorio biológico secreto. Ergo, de aquí se deduce que la historia oficial, según la cual la CIA fue fundada por el presidente Truman tras la Segunda Guerra mundial, es insostenible. Como mínimo debía existir a principios del siglo XX, lo cual quizá podría contribuir a explicar algunos puntos oscuros en torno al hundimiento del Titanic, en 1912. Por no hablar de su posible implicación en la llamada "gripe española" de 1918. En cuanto a la quema de conventos de 1931... todo indica que fue también obra de la CIA, con el fin de desestabilizar a la República. Y es que la maldad de los yanquis imperialistas no conoce límites.

Próximo capítulo: El viaje a la Luna del Apolo XI nunca existió.