Josep Lluís Domingo, director del Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona), ha afirmado, en una entrevista publicada por el gratuito local Diari Més que los contaminantes detectados en la alimentación muestran una tendencia “a la baja y, en algunos casos, de forma muy espectacular”, y pone como ejemplo las dioxinas, que “en los años noventa eran muy preocupantes, pero creo que dentro de seis o siete años ya no serán un tema prioritario.” Y cuando la entrevistadora le pide un mensaje para la gente responde: “Que no estamos nada mal en cuanto a contaminación química de los alimentos, vamos a mejor.”
Pero ¿no quedamos en que la contaminación no para de aumentar por culpa del ultraliberalismo depredador y bla bla bla? Pues sospecho que los medios de comunicación, pese a informaciones como esta, continuarán con su raca raca de la degradación cada vez mayor del medio ambiente. Y no es porque las malas noticias vendan más, porque cuando día sí y día también escuchamos decir lo contrario, que alguien afirme que la contaminación disminuye, es de por sí suficientemente llamativo para atraer al lector. Pero no, nuestros periodistas (el 90 % progres) prefieren el titular trillado y que nos corrobore en nuestros prejuicios de personas concienciadas con los problemas medioambientales, como el de esta entrevista: “La presencia de grasa en los alimentos hace que aumenten sus contaminantes.” Y así, sobre todo si nos quedamos sólo en el titular, nos podemos entregar al masoquismo fático del “cada vez está todo peor, a dónde iremos a parar” etc.
Y los gobiernos, encantados de tener que salvarnos de los males atribuibles a los “industriales sin escrúpulos”, preferiblemente cuando esos males son genéricos y por tanto imaginarios, que así sus soluciones tampoco necesitan demostrar ninguna efectividad.