Ante la nauseabunda recepción del dictador venezolano Hugo Chávez en nuestro país, muchos ingenuos repiten aquello de "lo que hacen los intereses económicos", como si de esta manera nos dieran a entender su desengañada visión de las cosas.
Pero es sencillamente ridículo. Si los intereses de nuestras empresas en el extranjero fueran la prioridad de este gobierno, su obsesión sería mantener las relaciones más estrechas con países como Estados Unidos (donde por cierto nuestras inversiones son incomparablemente mayores), no con dictaduras bananeras sin seguridad jurídica alguna, ni la menor garantía de que no se robará a nuestros inversores, sino todo lo contrario.
No, lo que hay aquí son intereses puramente ideológicos, como acabo de decirle (perdón por repetirme) a un comentarista anónimo en este incisivo post de Fonseca. Tenemos la desgracia de padecer el gobierno más sectario e izquierdista de Occidente, y su majadera política exterior es buena prueba de ello. Lo que hay es precisamente un desprecio absoluto por nuestros intereses económicos, como lo demuestra que ante las agresiones a la propiedad privada del régimen venezolano, que han afectado especialmente a muchos ciudadanos de la colonia española, el gobierno español no ha hecho siquiera un gesto de crítica.
Hablan de no sé cuántos miles de barriles de petróleo que nos servirá Chávez "a cambio de tecnología". (Ver también este post de Martha Colmenares). Tecnología que en lugar de vender a países que podrían hacer un buen uso de ella, nos servirá para convertirnos en dependientes de los caprichos del psicópata caribeño. Flaco negocio. Ah, y no me olvido del papelón del rey. Otro cuyos negocios no siempre transparentes y aventuras de otro tipo le han convertido en dependiente del gobierno y de la Academia de la Progresía Española, también conocida como PRISA, quienes tienen en su mano dinamitar la monarquía el día que ésta no se pliegue al programa de actos del establishment izquierdista.
No nos equivoquemos. El interés de Zapatero por las cuestiones económicas es puramente marginal. Sólo le preocupan en la medida en que se necesita dinero para sus reformas totalitarias, que nos conducirán a mayores cotas de autoritarismo (con la división de poderes abolida de hecho, y todo contrapoder fáctico domesticado o aplastado), así como mayores cotas de miseria.
domingo, 27 de julio de 2008
Qué intereses económicos ni qué leches
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