Se trata de una manía absolutamente generalizada. Ante cualquier aspecto de la realidad que se considera injusto, lamentable o simplemente mejorable, un elevado porcentaje de la gente invoca la intervención del Estado. "El gobierno debería..."
En una revista leía hace poco una entrevista a un mediático divulgador de remedios naturales, el cual decía que "los gobiernos deberían obligarnos por ley a consumir más arroz integral". (!)
"El gobierno debería" equivale lisa y llanamente a: "Si yo pudiera, obligaría a todo el mundo a..." No es otra cosa, en suma, que la forma socialmente admitida de dar rienda suelta al tirano que todos llevamos dentro.
Y ¿dónde está el límite de aquello que deberían hacer los gobiernos "por nuestro bien"? Orwell, por ejemplo, imaginó gimnasia obligatoria vigilada por cámaras en el interior de los domicilios. Las posibilidades son inagotables, y los think tanks progres tienen mucho tiempo y dinero para idear eslóganes y consignas nuevas, que vayan calando en la población y permitan justificar las intromisiones más escandalosas en la vida privada, y las restricciones más bárbaras de la libertad. Eso sí, con la cándida colaboración, en forma de granito de arena, de muchos Txumaris. (Que ahora me ha venido el nombre a la cabeza.)