Ejercicio. Identifíquese el autor, la época y el lugar del siguiente texto (traducción libre):
Raza enferma
No tengo palabras suficientes para elogiar el trabajo que hacen en Política Racial ni las muchas destrezas de mi amigo B. J. He leído, además, la encuesta que han hecho con el Instituto de Estadística y he visto el trabajo meticuloso y eficaz que realizan.
Una vez hechos públicos mis aplausos, me quedan, no obstante, algunas preguntas, que no sé quién me las debe responder. La raza está enferma –enferma de muerte– y observo análisis acertados; veo también que el diagnóstico es inteligente y seguramente acertado. Pero al enfermo, ¿cómo lo curaremos? ¿Dónde están los remedios? ¿Cómo los aplicaremos y quién los aplicará? Sabemos que la raza retrocede, sabemos que las recuperaciones genéticas llega un momento que ya no son posibles, y tenemos todo tipo de datos. ¿Qué camino, no obstante, debemos tomar para evitarlo? ¿Se trata de acciones variadas, como por ejemplo la que proponen en Política Racial sobre su aspecto jurídico? ¿Se trata de resistir las críticas contra la higiene racial? ¿Contra el semitismo en la educación? ¿Se trata de hacer campañas? Bien, pero ¿no hemos hecho ya todo esto y los resultados son modestos, y la raza continúa retrocediendo? Dicen que ya ha retrocedido tanto en el sur y en el este que ya no estamos a tiempo de recuperarla. Aquí todavía hay quien tiene esperanzas. Pero, aparte de las acciones parciales (el pájaro en mano de la raza), ¿hay alguna decisión política que al menos le baje la fiebre al enfermo? ¿Qué pasaría si, sencillamente, aplicáramos la ley de pureza racial, con la cual nos dijeron de todo porque obligábamos (mira que somos malvados) a los comerciantes a eliminar los rótulos hebreos? ¿Estamos demasiado intimidados para poner sanciones? ¿Estamos cansados? ¿Estamos tan enfermos como la raza? ¡Anda ya!