Un alto cargo de la ONU, Yvo de Boer, ha dicho lo siguiente:
“No tengo problema en que alguien use un todoterreno en la ciudad, viaje en avión tres veces al año o use calefacción exterior, pero tendrá que pagarlo caro.”
O sea, él, en su infinita magnanimidad, no se opone a que utilicemos el medio de transporte que nos dé la gana o nos protejamos del frío como llevamos haciendo desde el descubrimiento del fuego, produciendo calor. Eso sí, siempre y cuando paguemos a otros funcionarios como él la correspondiente ecotasa.
Este despotismo descarado se pretende justificar con afirmaciones condicionales como que el nivel del mar ascenderá más de un metro si sube la temperatura dos grados. Bien, y si no sube, ¿nos devolverán el dinero que nos han robado?
Puesto que la planificación socialista demostró ser un completo desastre, ahora se trata de hacernos creer que el mercado libre nos conduce a otro desastre peor. La cuestión es mandar como sea.