Según el informe del inspector de la Comunidad de Madrid sobre la trágica muerte de Ryan, los hechos son los siguientes:
En el box donde se encontraba Ryan la tarde del 12 de julio, había otros dos bebés. Los tres eran atendidos por dos enfermeras (identificadas como 2 y 3) y una auxiliar, a las cuales se sumó la Enfermera 1, por decisión de la supervisora de guardia, para que se fuera familiarizando con ese puesto. Su función era simplemente de apoyo, y no debía tener a ningún neonato a su cargo, al menos sin supervisión.
A las nueve de la noche, ingresa en el box un cuarto neonato procedente de otra unidad, al sufrir un agravamiento de su estado de salud. Esta emergencia requiere la colaboración de la Enfermera 3, y también de la Enfermera 2 (responsable de Ryan), la cual solicita además la ayuda de la auxiliar, que se disponía a realizar la nutrición rutinaria de Ryan y otro de los bebés. Entonces, la Enfermera 1 se ofrece a realizar ella misma esta operación.
Hacia las diez y cuarto de esa noche, otra enfermera de guardia, al ir a atender la incubadora de Ryan, después de que una señal acústica la avisara de la finalización de la dosis, descubre que se le ha administrado erróneamente suero por vía parenteral. Inmediatamente avisa al médico de guardia, y durante toda la noche y parte de la mañana del día siguiente, intentan salvar al neonato, sin éxito. El paciente fallece a las 11.30 del 13 de julio.
Siendo esta la exposicón de los hechos, hay una cosa que no me ha quedado clara. La Enfermera 2, que era la “responsable” de Ryan (según el término utilizado por el informe), ¿no debería haber supervisado la actuación de la Enfermera 1 antes de finalizar su turno, máxime sabiendo que era nueva en ese puesto? Sería conveniente conocer cuándo terminó el turno de la Enfermera 2, y cuánto tiempo se halló ocupada con la emergencia del neonato ingresado a las nueve, sin que ello suponga en ningún caso eximir de su propia responsabilidad a la Enfermera 1.
Lo que en cambio sí parece claro es que el error que acabó con la vida de Ryan no se puede achacar a una falta de personal. Dos enfermeras, más una auxiliar y la enfermera directamente responsable del error, que se incorporó procedente de otra unidad de pediatría, parecen más que suficientes para atender cuatro incubadoras, un domingo por la noche.
Bien es verdad que este error no se hubiera producido si las conexiones de las incubadoras para los distintos tipos de alimentación fuesen mecánicamente incompatibles, como se estila en otros hospitales, y recomienda el informe citado en sus conclusiones finales. Pero un error de consecuencias tan graves no se puede excusar con ello, porque es obligación de una persona responsable asegurarse al máximo de lo que está haciendo, y si tiene dudas, solicitar asesoramiento. ¿Tanto hubiera costado preguntar antes qué tipo de alimentación recibía el bebé?
Culpar de esta desgracia a una supuesta "política de desmantelamiento de la sanidad pública" sólo pone de manifiesto que cierta gentuza está dispuesta a las manipulaciones más ruines con tal de dañar políticamente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, y lo que es más grave, consolidar sus asquerosos privilegios, generosamente subvencionados, a costa de la prosperidad de todo un país. ¿Error "ultraliberal"? No, error humano, de esos que ocurrirán siempre, tanto en el sector privado como en el público, con la diferencia de que en el primero, además de incentivos morales y de otro tipo, existen poderosos incentivos económicos para no cometerlos.