Simon Jenkins, columnista de The Guardian, exclama "basta de paralelismos" en un artículo, titulado precisamente así, que ha publicado hoy El Mundo. Se refiere a las comparaciones entre las guerras de Afganistán e Irak y la guerra contra el nazismo, que considera como una "ofensa" a la memoria de los millones de muertos en la segunda guerra mundial.
He echado de menos que Jenkins mencionara también el insidioso paralelismo que algunos pretenden ver entre el Holocausto y un supuesto "genocidio" palestino cometido por Israel. Llamar nazis a los israelíes, eso sí que es una ofensa a los millones de judíos muertos a manos del nazismo y a los supervivientes, pero se puede leer en la prensa occidental con tanta o más frecuencia que las llamadas a no repetir los errores de 1938. Sin ir más lejos, en The Guardian y en El Mundo.
Y a fin de cuentas ¿no nos puede enseñar nada el destino de la República de Weimar, entre 1918 y 1933, y la política europea de los siguientes seis años? ¿Para qué sirve la Historia, entonces? Sospecho que Jenkins es de los que sólo aprueba su uso cuando sirve para justificar sus opiniones favoritas.