(Herbert Spencer, prefacio de 1884 a El hombre contra el Estado.)
domingo, 13 de septiembre de 2009
Estábamos avisados
Reducida a su más simple expresión, la tesis mantenida [en mi artículo de 1860] era que, a menos que se adoptaran las debidas precauciones, el incremento de la libertad en teoría sería seguido por un decrecimiento de la libertad en los hechos. Nada ha sucedido para hacerme alterar la creencia que expresé. La tendencia de la legislación desde entonces, ha sido de la clase que predije. Medidas dictatoriales, multiplicadas con rapidez, han tendido continuamente a estrechar las libertades de los individuos. Esto lo han hecho de dos maneras. Han sido promulgadas reglamentaciones, en números anualmente crecientes, restringiendo al ciudadano en esferas donde sus acciones eran anteriormente libres y obligándolo a acciones que previamente podía realizar o no, según su deseo. Al mismo tiempo, pesadas cargas públicas, principalmente locales, han restringido más su libertad disminuyendo la parte de su salario que podía gastar como quisiera y aumentando la parte que se le recauda para que dispongan de ella los funcionarios. Las causas de estos efectos predichos, entonces en operación, siguen rigiendo, y es verosímil que se acentúen.