El "Telediario" de las 21 h. del lunes pasado ofrecía un reportaje sobre la "anomalía" de que los manantiales de agua mineral sean privados, a diferencia de otras explotaciones del subsuelo, que funcionan en régimen de concesión y pagan su preceptivo canon. En el estilo falsamente imparcial de este tipo de piezas de propaganda/globo sonda gubernamental, se incluían entrevistas a un productor de agua embotellada (evidentemente, en contra de la nacionalización), una representante de no sé qué fundación de "la cultura del agua" y un activista de Greenpeace. La primera aseguraba que pagamos demasiado poco por el agua mineral que bebemos; vamos, que se nos debería castigar por no consumir para uso de boca el agua del grifo. El segundo aportaba, como siempre, los consabidos pretextos ecológicos para violar el derecho a la propiedad privada.
Las reflexiones se me acumulan. La mentalidad totalitaria, chavista, de estos tíos objetivamente al servicio -cuando no directamente a sueldo- del gobierno. El diseño de campañas para castigar a los malvados capitalistas que se apoderan de los recursos "de todos" (el mensaje es así de sobrecogedoramente primario); campañas que evidentemente solo pretenden conseguir una nueva fuente de exacción que terminará pagando el consumidor. La porfía obsesiva de ZombiPé, que ya en 2007 intentó la nacionalización de los manantiales, y que ahora, por necesidades sin duda de financiación, añadidas a las motivaciones ideológicas, vuelve a la carga, utilizando la "ejemplarmente imparcial" TVE...
Sin embargo, lo que me fascina, sinceramente, es el virtuosismo propagandístico del periodismo progre. La capacidad que tiene de crear debates cuyo solo planteamiento ya favorece a sus tesis. Otro ejemplo de manual es "La Noria", de Tele5. El pasado sábado apagué la tele justo cuando iban a hablar del paro. Pero no se pierdan cómo planteaban el debate. "¿Son los cinco millones de parados -venían a preguntar- culpa de Zapatero o de Aznar?" No sé cómo transcurriría la tertulia, pero el mero hecho de que se produjese en estos términos alucinantes ya es un gol a favor de la mentalidad progre. Es como si en un juicio, en lugar de tratar de determinarse la inocencia o culpabilidad del acusado, detenido por la policía en flagrante delito de robo, se dijera algo así como: "¿A quién pertenecen legítimamente las joyas, al supuesto ladrón o a la supuesta víctima?" Lo bueno de esta técnica propagandística del "debate" o la "polémica" artificial es que, como mínimo, sitúa hasta la idea más peregrina o perversa en una posición inicial de empate. Y nunca faltan idiotas que acaban comprendiendo la particular lógica según la cual, quien gobernaba cuando se redujo el paro a la mitad, puede ser responsable de los dos millones de parados creados cuando ya no estaba en el gobierno. O que comprenderán que deben pagar otro impuesto más por el agua mineral y hasta, por qué no, por el aire que respiran. Todo es debatible.
martes, 10 de mayo de 2011
La técnica del debate artificial
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