El nivel socioeconómico de una limpiadora de hotel es muy inferior al del director gerente de un organismo internacional. La primera tiene que trabajar muchas horas para poder pagar la educación de sus hijos, mientras que el segundo se puede permitir enviarlos a los mejores centros educativos del mundo, y aún le sobra para gran variedad de lujos, como por ejemplo pagarse su estancia en los mejores hoteles del mundo. Pese a ello, si tratara de propasarse con la limpiadora, en un Estado de derecho debería ser detenido por la policía y puesto a disposición de la justicia. Al menos, parece que esto es lo que ha sucedido en el país de las "escandalosas desigualdades".
Claro que si en Cuba, un jerarca del partido comunista agrediera sexualmente a la camarera de un hotel de La Habana (pongamos que fuera un hotel de acceso restringido a los miembros del partido), y esta no se atreviera a denunciarlo, se trataría de una anécdota sin importancia, que no empañaría las grandes "conquistas de la Revolusión". La izquierda es la que más defiende a los humildes y la igualdad, ¡y vale ya!
Venga, espero con impaciencia los comentarios de progres sabelotodos diciendo que no respeto la presunción de inocencia. Pero les adelanto mi respuesta: aquí lo importante no es si Strauss-Khan es inocente o no, sino que a la policía neoyorkina no le ha temblado el pulso al detenerlo, cuando podía haber esperado diez minutos y decir que no había llegado a tiempo de impedir que saliera su avión. Hubiera sido fácil, pero los estadounidenses creen en la ley. Qué puritanos ¿verdad?