Me acabo de enterar, por Libertad Digital, de que Pedro J. Ramírez ha retirado el post de ayer, 6 de abril, de Salvador Sostres, titulado "Un chico normal". La medida es completamente inútil porque el artículo ya ha salido en la edición impresa de El Mundo, y además puede consultarse en la versión en caché. Pero además de ridícula, la medida me parece indefendible.
Salvador Sostres es fiel al lema de su blog: "Escribir es meterse en problemas". Salta a la vista que no le gusta el camino trillado, la opinión fácil, que le resbala lo que piensen de él. Sostres prefiere enfrentarse a la hipócrita sabiduría convencional, desenmascarar sus inconsistencias, decir en voz alta lo que nadie se atreve. Por ello, sigo pensando lo que dije hace poco, que será un independentista tocapelotas, sí, pero también uno de los mejores columnistas actuales, independientemente de que estemos o no de acuerdo con sus opiniones.
Centrándonos en el artículo de la última polémica. ¿Qué dice en él que haya llevado a Pedro J. a retirarlo? El artículo trata de un suceso truculento, que conocíamos anteayer. Un joven rumano había estrangulado a su mujer embarazada, y había mostrado el cadáver mediante una webcam a su padre. Este fue quien alertó a la policía sobre el crimen que había cometido su propio hijo. Lo primero que uno piensa, al conocer hechos de tal naturaleza es que se trata del acto de un perturbado. Pero Sostres llama la atención sobre el posible móvil, del que las primeras informaciones nada decían. Y es que la víctima al parecer le acababa de hacer saber al asesino que quería abandonarlo, y que el niño que esperaba no era suyo. Esto le lleva al escritor catalán a reflexionar sobre cómo habríamos reaccionado cada uno de nosotros, y sin justificar lo más mínimo el asesinato, concluye que su autor no era ningún monstruo, sino "un chico normal". Lo cual, insiste Sostres, no obsta para que reciba el castigo que se merece.
¿Qué hay de malo en la opinión de Sostres, la compartamos o no? No defiende en absoluto al asesino, sino que dice algo tan incómodo como que no es tan distinto de nosotros. Esto es, al parecer, lo que muchos no han podido soportar. Los que matan mujeres tienen que ser machistas y misóginos, y es políticamente incorrecto decir que podría tratarse de un crimen pasional. Eso ya no se estila, ahora cualquier delito cometido contra una mujer por un hombre tiene que encajar por narices en el guión preestablecido por la ideología de género, que todo lo explica en términos de la "secular opresión patriarcal". De ahí el gesto acomplejado de Pedro J. de retirar el texto.
Sólo hay una cosa en la que no estoy de acuerdo con Sostres. Es cuando dice que la cruda confesión de infidelidad de la muchacha es también una forma de violencia, aunque no física. Ahí patina Sostres, porque si empezamos a definir como violencia todo aquello que solo lo es en sentido figurado, abrimos la puerta a la justificación incluso del terrorismo, como cuando Arzalluz hablaba de la "Brunete mediática", comparando las palabras con la artillería.
Dejando de lado esta cuestión semántica, no veo que haya nada moralmente repulsivo en lo que dice Salvador Sostres. También Hannah Arendt sostuvo que Adolf Eichmann no era un monstruo, sino una persona "normal", un funcionario como tantos que durante el Tercer Reich creyeron que era su deber cumplir órdenes jerárquicas sin cuestionarse su moralidad. Evidentemente, Arendt no pretendía exculpar a Eichmann, simplemente quiso hacernos reflexionar sobre "la banalidad del mal".
Lo que sugiere Sostres es otro debate. Se trata de si el mal es de origen cultural, en cuyo caso sería lícito ceder a ingenieros sociales el poder de extirparlo mediante el adoctrinamiento; o bien si el mal es algo inherente a la naturaleza humana, como enseña la tradición judeocristiana, y por tanto será poca toda desconfianza hacia las pretensiones del poder político de crear el "hombre nuevo". Yo, como Sostres, pienso lo segundo. Y pienso también que el asesino rumano, a cumplir toda la condena que le caiga, nada de "reinsertarlo" a los ocho años, como defenderán los partidarios del origen cultural del mal y la "reeducación". Que sin duda también se han sofocado con el artículo de Sostres.
[ACTUALIZACIÓN: El sindicato CC.OO. denunciará por "apología de la violencia de género" a Sostres. Estamos llegando a unos niveles de cretinez que dan miedo.]
[ACTUALIZACIÓN II: Acaba de ser eliminada también la versión caché. He redirigido el link a una página web que ya lo había transcrito. Si esta se borra, tuve la precaución de copiarlo antes; si es necesario lo transcribiré en mi blog, salvo que el propio autor me pidiera que no lo hiciese, claro.]