Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán, dijo en Gandía que su deseo era que en la Comunidad Valenciana se pudiera ver TV3 y que en Cataluña se pueda ver Canal 9, "con reciprocidad y legalidad". Cosa digna de aplauso, porque a mí me parecería bien que se pudieran ver en abierto todos los canales autonómicos desde todas las autonomías, en la medida en que eso fuera técnicamente posible. (Aunque todavía hay algo que me gustaría más, y es que no pudiera verse ninguno: Es decir, que no hubiera televisiones públicas, ni del Estado central, ni autonómicas ni de ningún tipo. Pero eso nos llevaría a otro tema.) Por lo demás, Sánchez-Camacho defendió la medida del PP valenciano, que hizo cesar las emisiones de la televisión catalana, limitándose a cumplir la ley que en su día impulsaron CiU y el PSOE.
Pues bien, como ya viene siendo habitual en Libertad Digital, allí se han quedado solo con la primera media frase de Alicia, que desea que se pueda ver TV3 en Valencia, y la han llamado prácticamente "pancatalanista". Así desde luego, no hay manera de que se imponga un mínimo de racionalidad frente al etnicismo separatista. Si por decir que te gusta el pan con tomate (sí, yo lo como cada día, ¿qué pasa?) ya te van a tildar de nazionalista, entonces los auténticos nacionalistas, desde Mas a Laporta, han ganado hace tiempo, al conseguir que en Madrid entren al trapo y así poder sostener sus necedades victimistas sobre la catalanofobia y la Brunete mediática. "¿Veis como es verdad que nos odian?"
Sinceramente, a veces la ceguera que demuestran en Libertad Digital, machacando con razón y sin ella todo lo que viene del PP, y si es del PP catalán todavía más, es desesperante. Ellos lo llamarán independencia, pero la independencia es solo la condición para poder ejercer la objetividad. No la garantiza en absoluto. El Partido Popular se equivoca en muchas cosas, no lo discuto, pero lo que no puede ser es que omitan sus aciertos, o los tergiversen, o los relativizen. Y el nacionalismo catalán, estamos de acuerdo, es una ideología colectivista cuyos ataques a la libertad de las personas deben ser denunciados sin complejos. Pero defender la lengua y la cultura catalanas sin lesionar los derechos de nadie no es nacionalismo. Y no lesiona el derecho de nadie que pueda sintonizar desde su casa un canal de televisión que emita desde Barcelona, desde Valencia o desde Funafuti.
No voy a entrar en el debate estéril de si catalán y valenciano son la misma lengua, aunque yo lo tengo clarísimo. Lo que es innegable es que, cuando en Tarragona, hace años, podíamos ver Canal 9, no teníamos la menor dificultad para entender el valencià (que es entrañable) y me consta que a los valencianos les pasa exactamente lo mismo con el catalán. Así que el mero hecho de que las emisiones desde Barcelona sean en la lengua de Josep Pla no tiene ningún significado político, salvo para quienes se empeñen verlo en todo, incluso en una supuesta chiquillada estúpida de un jugador del Barça. Otra cosa, sin duda, es la propaganda nacionalista que destila TV3, pero esta puede ser perfectamente contrarrestada por Canal 9, sobre todo si se recibe en Cataluña, lo que por cierto nos iría muy bien en esta comunidad. Y en cualquier caso, lo más importante es que los valencianos no están obligados a ver ninguna cadena si no quieren. De hecho, ni siquiera los catalanes, razón por la cual en mi casa hace tiempo que TV3 solo se pone para ver los dibujos de Tom y Jerry.