martes, 9 de septiembre de 2008

Sin venir a cuento

Javier Bardem parece que ha llamado "estúpido" a una parte del público. A mí en cambio me ha llamado más la atención que haya dicho que no cree en Dios, sino en Al Pacino. Por dos razones. Primero, que esa frase supuestamente brillante (más bien de un esteticismo algo demodé) parece confirmar el aserto de Chesterton, según el cual quien no cree en Dios, acaba creyendo en cualquier cosa (con todos los respetos a Al Pacino). Y segundo, que resulta revelador que alguien se declare ateo sin venir a cuento, sin que nadie le haya preguntado por sus creencias. Significa que él cree que ser ateo o ser creyente no es algo irrelevante, sino que tiene consecuencias en la forma de relacionarse con los demás. Porque si no, ¿qué quiere dar a entender con ello? ¿Por qué haría semejante confesión, si creyera que la ética no necesita para nada de un Dios?

Que alguien crea en Dios, evidentemente no garantiza que sea mejor persona. Pero por la forma un tanto orgullosa y desafiante como algunos proclaman su ateísmo, se diría que en cambio piensan que no creer sí les convierte en mejores personas. Personas de izquierdas, por supuesto.