Curro, comentarista habitual de este blog, además de un gran amigo del que siempre procuro aprender, opina que esta vez puede ser cierto que ETA abandone la vía del terrorismo, porque es evidente que le beneficia mucho más la vía política. Y se plantea entonces qué hacer ante un posible escenario de declaración unilateral de independencia del País Vasco, con o sin referéndum, poniendo sobre la mesa la opción de "soltar lastre de una vez por todas respecto al podrido tema vasco (hay mucha gente harta de estar toda la vida con lo mismo), y comenzar de nuevo (refundando España sin autonomías)." O sea, aceptar la independencia y que nos dejen en paz de una vez.
Por una vez voy a discrepar de mi amigo. Voy por partes.
1. Lógicamente, nadie sabe el futuro. ¿Volverá ETA a atentar, a poner bombas? No lo sabe nadie, y un servidor menos que nadie. Pero dudar de la credibilidad de un comunicado etarra es una actitud sobradamente avalada por la experiencia. Dice Curro que aunque no abandonen las armas, "por lo visto, les quedan muy pocas". Yo eso no lo sé. Si de verdad les quedan solo cuatro pistolas y un fusil oxidado, no les supondría demasiado sacrificio entregarlos. ¿Por qué no lo hacen? Señala Curro que si en su momento creímos las actas de ETA sobre las negociaciones, que dejaban al aire las vergüenzas del gobierno socialista, ¿por qué ahora no vamos a creer en este comunicado? Aquí respondo, primero, que una cosa es la documentación interna de la banda (que no tiene por que engañarse a sí misma) y otra su propaganda. Y segundo, que si leemos el comunicado, tampoco afirma en absoluto que ese abandono de las armas sea irreversible. Son el gobierno y sus terminales mediáticas quienes han hecho esa interpretación.
2. Esto no significa que no sea probable el escenario que plantea Curro. Todo indica que, al menos en los próximos meses, ETA se cuidará de cometer atentados, porque es lo que más le conviene para favorecer unos buenos resultados de los batasunos en las elecciones del 20-N y después en las autonómicas. Algunos ya especulan con la posibilidad de un Otegi lehendakari que proclame la independencia en 2013. Curro sugiere permitir la celebración de un referéndum de autodeterminación, que a lo mejor los independentistas perderían. Y si no lo hacen, por lo menos los daños quedarían limitados al País Vasco, porque en Cataluña no cree que ganaran los partidarios de la separación. ¡Demasiado suponer, me parece a mí! Si se independiza el País Vasco, con o sin referéndum, la siguiente es Cataluña. Esto es impepinable. ¿Refundar España sin Cataluña y el País Vasco? No digo que no se pueda, pero evidentemente el resultado ya no será España, al menos como la entendemos desde los reyes católicos.
3. Lo fundamental, sin embargo, es lo siguiente: Aceptar la independencia del País Vasco, se mire por donde se mire, supone dar la razón a los terroristas, es decirles que su "lucha" (como ellos denominan a sus crímenes) ha tenido sentido. Quizás podíamos haber concedido la independencia a Euskadi en 1978, quién sabe si no hubiera sido mejor. Pero ahora, moralmente ya no podemos. Los más de ochocientos asesinados por los terroristas se revolverían en sus tumbas.
Los dos primeros puntos en el fondo se reducen a cuestiones de hecho; el segundo atañe al problema filosófico central. Dice Curro que "hay mucha gente harta de estar toda la vida con lo mismo". Claro, quién no está harto de que se produzcan asesinatos y todo tipo de violencias. Pero la pregunta es si los familiares de las víctimas no tienen mucha más razón para estar hartos que la inmensa mayoría de nosotros. ¿Vamos a darles la razón a los etarras porque al español medio le fastidia ver informativos encabezados por la noticia de un atentado? ¿Vamos a decir: "venga, dadles la independencia, lo que sea, con tal que no tengamos que soportar más sobremesas con este coñazo de ETA, los vascos y la madre que los parió"? Por supuesto que se trata de algo más que de imágenes desagradables en la tele. Cualesquiera podemos ser víctimas de un coche-bomba. Pero estadísticamente tenemos más probabilidades de morir en un accidente de tráfico. Quiero decir que no creo que el hartazgo ante la violencia de ETA sea siquiera miedo personal (podría comprenderse), sino que en gran medida obedece a la superstición moderna de que todo problema tiene solución.
El mal no tiene "solución". Siempre habrá seres humanos que elegirán el camino del asesinato y del robo. Una de las tesis centrales del progresismo es que la violencia tiene unas "causas" que es posible erradicar. Por ejemplo, eliminando la propiedad, se evitaría la mera posibilidad del robo. Eliminando la religión, acabaremos con el fanatismo. Eliminando la familia, acabaremos con no sé qué discriminaciones... Dando la independencia a los vascos, haremos que la existencia de ETA sea innecesaria.
Pues yo creo todo lo contrario. Aunque suene duro decirlo, creo que vale la pena afrontar que determinados problemas quizás no tienen solución, al menos durante un período inferior a la duración de nuestras vidas, y que es mejor enfrentarse al mal y a sus consecuencias que renunciar a valores superiores, como son la justicia, la dignidad de la vida humana o la unidad de España. Si los terroristas vuelven a matar será su decisión. La nuestra debe ser continuar persiguiéndolos allí donde se encuentren. Quizás los malos no nos dejen descansar, pero al menos que ellos tampoco lo hagan. Puede parecer una actitud moralista, y efectivamente lo es, pero no por ello es poco práctica, sino todo lo contrario. Decía Chesterton que "el idealismo sólo consiste en considerarlo todo en su esencia práctica." Solo si nuestros enemigos saben que no estamos dispuestos a ceder un milímetro, existe la posibilidad de que algún día se rindan.
"Ah, pero entonces esto quizás no terminará nunca", protestan algunos. Efectivamente, el mal, bajo una forma u otra no se terminará nunca, mientras exista el mundo. Solo la moderna superstición utópica ha podido convencer a muchos de que determinados males tienen que remediarse al precio que sea, aunque sea transformándolos en males de naturaleza distinta, cuando no peor -que en realidad es lo que suele ocurrir. España puede vivir sin una décima parte de su territorio (sumando la pérdida de Cataluña y País Vasco), y con una especie de Corea del Norte batasuna como vecino. Seguramente. También puede vivir luchando sin cuartel contra el terrorismo, por muy duro e insensible que suene a nuestros delicados oídos pacifistas. Yo elijo lo segundo, y creo que tú, Curro, en el fondo también, aunque quizás lo hayas olvidado por un momento. Un abrazo.