La dureza facial de Rodríguez Zapatero es algo que se puso de manifiesto ayer. Lleva en el poder cinco años, aprobando cada uno de ellos los presupuestos generales con el apoyo de los nacionalistas. Y ahora resulta que porque en la Conferencia de Presidentes (institución florero que se sacó de la manga al poco de llegar al gobierno, y que llevaba casi tres años sin reunirse) los presidentes autonómicos del PP no quieren ser cómplices (según el exacto término de Esperanza Aguirre) de la enésima tomadura de pelo gubernamental (presentada sólo tres horas antes de su debate), ahora resulta, digo, que la culpa de que no salgamos de la crisis será del PP.
No creo que sea una pataleta de Zapatero. Estoy seguro de que el de La Moncloa lo utilizará más de una vez, cuando ya no se acuerde nadie de la dichosa conferencia, y precisamente por ello su acusación cobre más apariencia de estar fundamentada en un hecho concreto ("ustedes, en la Conferencia de Presidentes de diciembre de 2009, no quisieron", etc). Al menos, es la clase de recurso dialéctico de pacotilla que basta para impresionar a tanto ignorante cerril que vota a Zapatero, "porque los otros son peores".
Es exasperante, pero es lo que tenemos. Se ve que a algunos les va este estilo tabernario, como les gustaba la "labia" de González. Qué ganas dan de exiliarse, Dios mío.