Estos son, en compendio, los argumentos de la doctrina nacionalprogresista. Lo de caverna mediática se usa mucho en Barcelona, pero no menos en Madrid. Y lo de filofascista (tengo el honor de haber sido llamado lo mismo por un comentarista) parece que es la última moda.
¿Cómo hacer frente a semejante potencia intelectual, a tan fino ingenio dialéctico? La verdad es que lo tenemos difícil. Toda la obra de Hayek, todas las aportaciones de intelectuales patrios como Miquel Porta Perales, José María Marco o Pío Moa, resulta impotente ante calificativos tan sutiles como originales. Basta que cualquier cómico o liberado sindical pronuncie su veredicto ("¡facha!") para que la verdad se abra paso en las mentes. No sirve de nada esforzarnos, tratar de argumentar. Somos fachas, y siempre lo seremos. Es como ser judío. Hay cosas que no se pueden ocultar.