No sé si, como dice Juan Ramón Rallo, Zapatero es muy osado, o más bien es que tiene un rostro de dureza diamantina. Pero en cualquier caso, sugerir que Aznar dejó en herencia, al gobierno salido del noalaguerra y del pásalo, peores resultados que los que encontró en 1996, cuando es exactamente al revés, constituye un ejercicio magistral de rectificación orwelliana de la historia.
Lo que me sulfura es que se atrevan a manipular ya no sólo con la guerra civil, que a fin de cuentas cada vez va quedando menos gente que la haya vivido, sino que pretendan ilustrarnos acerca de lo que todos recordamos perfectamente porque se refiere a muy escasos años atrás. Tal es la fe que tiene la izquierda en su capacidad casi infinita de controlar las mentes y en consecuencia deformar la realidad.
Por suerte, todavía no han llegado al grado de virtuosismo del Ministerio de la Verdad descrito en 1984. Ni siquiera las propias notas de prensa de la administración socialista pueden encubrir por completo las cosas, como puede comprobarse por esta gráfica extraída de una de ellas:
Obsérvese la tendencia global de los años 1996-2004 de las dos legislaturas del Partido Popular, y compárese con la del periodo posterior. Aunque en términos absolutos todavía se mantenga la tasa de paro por debajo de los niveles logrados por los gobiernos de Aznar, que partían de una situación mucho peor, es evidente que la autocomplacencia en relación a la situación actual sólo puede calificarse de temeraria. Y sobre todo, que los logros económicos de la derecha fueron notables, por mucho rencor sectario con que ZP los mire.