Según la vicepresidenta del gobierno y ex jueza, Fernández de la Vega, casos como el de Mari Luz, la pequeña asesinada por un pederasta en libertad debido a un error judicial, constituyen fallos “excepcionales” del sistema, el cual está dotado de los ”mecanismos suficientes” para evitarlos.
Mentira cochina. Estamos hartos de fallos excepcionales, de asesinatos y violaciones cometidos por peligrosos delincuentes durante un permiso penitenciario, o tras estancias carcelarias de duración irrisoria. Esto no se resuelve endureciendo las penas, como propone la oposición pasteurizada. ¿Para qué, si luego no se hacen efectivas? Lo que falla precisamente es el sistema, el establishment de unos jueces, políticos y periodistas que mientras no maten a sus propios hijos anteponen la ideología a la decencia más elemental.
Esta colección de sinvergüenzas se aprovecha de unas leyes estúpidas hasta el paroxismo para imponer la interpretación que más favorece a los criminales. La legislación debe reformarse en profundidad para reducir al máximo esas posibilidades interpretativas, empezando por el artículo 25 de la Constitución, la fuente jurídica de toda esa basura marxistoide de la reeducación y la reinserción. Sí, lo sabemos, se necesitan dos tercios de las cámaras para poder llevar a cabo esta reforma constitucional, es decir, el acuerdo de los dos grandes partidos. Pero sólo con que uno de ellos se atreva a proponerlo, el otro no tendrá más remedio que secundarle, si no quiere verse retratado como el defensor de los delincuentes.
¿Por qué no aparece ese político que se atreva a plantear sin tapujos un remedio tan evidente, que sin duda cosecharía un gran apoyo popular? Quizás tenga miedo de que el sábado por la noche le monten en Tele5 un programa lacrimógeno sobre presos modélicos cuyas esperanzas de reinserción se verán truncadas por la derecha represora. (Hace unas semanas, por cierto, perpetraron uno sobre la eutanasia. En lugar de debatir abiertamente sobre “eutanasía sí o no”, el tema vino a plantearse más o menos como “sufrimientos inhumanos de enfermos terminales sí o no”. ¿Manipulación burda y descarada? No, qué va. Simplemente, orientan ligeramente al espectador. A favor del PSOE, claro está.)
Y sin embargo, con una mínima habilidad, una campaña en contra de los medios de comunicación puede convertise en la propaganda más útil, al privar a la izquierda de la posibilidad de apropiarse una idea que ella mismo ha estigmatizado. A ver si se enteran los señores de la oposición, de que la clave no está en presentar las propuestas quince días antes de las elecciones, sino en machacar con ellas durante toda una legislatura, para que hasta el más indocumentado acabe asimilando ciertas nociones básicas, y no forje su opinión con un programa emitido por el lobby televisivo catalán setenta y dos horas antes. O se deje influir por un atentado programado para el jueves o el viernes. Y si la izquierda quiere morder el anzuelo de condenar como facha una propuesta que, sólo con divulgarla con tiempo suficiente, atraería ingentes apoyos, que lo haga.