Con una actitud de sacrificio completamente desinteresada (vamos, que nadie me paga por ello) ayer vi el primer episodio de la nueva serie de la televisión pública, "La República". Quiero aclarar que no pienso repetir el experimento (salvo que alguien se decida a remunerarme, excuso decirlo).
Lo primero que hay que decir es que se trata de un bodrio infumable, técnicamente hablando. Guión malo, simplón, diálogos inverosímiles, actores penosos... Algunas escenas, como por ejemplo la de los jornaleros que se disponen a quemar la casa del señorito, y la subsiguiente carga de la Guardia Civil, son de risa, parecen ejercicios de estudiantes poco aplicados. Sin duda el director se debe creer Francis Ford Coppola, por el trilladísimo contrapunto con la apacible petición de mano del señorito.
El argumento trata de endilgarnos una visión de panfleto de la República, combinada con una trama romántica como excipiente que ayude a ingerirla. En esencia, se identifica a la República con el PSOE, con la democracia, la igualdad y hasta con la felicidad. "Disfrutar de la vida, ¿no es eso la República?" dice un personaje. Para que se hagan una idea, la heroína principal es una militante del PSOE que suelta unos discursos estilo Zapatero... (¿Los habrá escrito él?) Su amante, en cambio, es de la CNT, y desde su primera aparición se nos pinta como el malo que hará sufrir mucho a la protagonista, y adivinamos la intención: Los "excesos" de la República serán achacados en la serie exclusivamente a los anarquistas, de manera que los socialistas queden como unos demócratas moderados y lúcidos, en fin, como los preclaros antecesores del zapaterismo.
Por descontado, no falta el retrato de los señoritos, desde el primer momento conspirando contra la República, y abundando en frases tan brillantes como "los dichosos socialistas nos van a quitar lo que es nuestro" o "rojos del demonio".
La acción propiamente dicha, tras una primera escena misteriosa de una exhumación (el excipiente folletinesco al que me refería) arranca con la llegada de una nueva criada a la casa de los señoritos, que por error entra por la puerta principal, en lugar de la de servicio. Ejercicio para una clase de Educación para la Ciudadanía. Contesta las siguientes preguntas:
1) ¿Qué era la puerta de servicio?
2) ¿Qué tipo de sociedad nos refleja esta escena? Señala la respuesta correcta:
a) Una sociedad clasista;
b) Una sociedad democrática e igualitaria como por ejemplo la que gozamos desde la llegada al gobierno de Zapatero;
c) Una comunidad aborigen australiana.
(Pista: la respuesta correcta es una vocal. Consulta en Google qué es una vocal o pregúntalo en Twitter.)
Como diría un castizo: Este es el nivel, Maribel.