El atentado contra el consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, presagia a pequeña escala lo que podría ocurrir en una España gobernada por el Partido Popular. Hoy tenemos unos sindicatos que protestan contra los recortes sociales de Zapatero con el freno de mano echado y alguna bravata esporádica de nulo recorrido ("¡porque me agarran, que si no...!"). Mañana, con Rajoy en La Moncloa, nos podemos temer un ambiente de conflictividad social rayano en la kale borroka. Y ya que estamos: ¿Por qué creen que ETA sigue pertrechándose en Francia para la actividad terrorista? ¿Volverán a asesinar con el PSOE todavía en el poder, o están preparándose para cuando gobierne el PP?
Si el último año de Aznar la izquierda lo acusaba de asesino por la guerra de Iraq, donde nuestras tropas no dispararon un tiro, ahora esta misma gente acusa al gobierno de Murcia de hacer "sufrir" a los murcianos por aplicar medidas de austeridad que el gobierno central socialista está imponiendo en toda España. Así es la izquierda, ellos pueden decretar estados de Alarma y no pasa nada: Es una medida eficaz y necesaria. En cambio, les basta imaginar que la derecha pudiera estar remotamente tentada de pensar en algo similar, con mil veces más motivo (ejemplo: el 11-M), y no tarda dos minutos en salir la patum de turno a denunciar un intento de golpe de Estado.
Por no hablar del diferente tratamiento mediático de un suceso ocurrido en Tucson y otro en Murcia, cuando en un caso puede ser explotado miserablemente, y en el otro conviene pasar página rápido.
Ser de izquierdas es un negocio redondo. Mandas más que la derecha, y encima los fachas son los otros.