Nunca he ido a una corrida de toros. Actualmente, creo que no sólo en Cataluña, sino en toda España, es una afición minoritaria. Pero también lo es ir al teatro o a los museos, o leer a los clásicos, o escuchar música barroca. Los argumentos animalistas no se sostienen. Los mismos que muestran tan exquisita preocupación por el bienestar de los animales (aunque rara vez llegan hasta las últimas consecuencias haciéndose vegetarianos) suelen ser -característicamente- partidarios del aborto libre. Es obvio que aquí ha funcionado la ecuación toros = España, y como muy bien ha dicho el diputado del PP Rafael Luna, de lo que se trata es de eliminar todo aquello que Cataluña comparte con el resto de España. Y ha dicho bien, comparte, porque en Cataluña ha existido siempre, por minoritaria que haya acabado siendo, una gran tradición taurina, al igual que una gran pasión por la zarzuela. Cualquier día prohibirán también este género musical por, qué sé yo, "perpetuar estereotipos sexistas" o cualquier gilipollez similar. Cualquier excusa sirve para los totalitarios de pacotilla que nos gobiernan, y las necedades progres en esencia no son más que eso: Un verdadero filón de excusas para que el poder político se interfiera en nuestras vidas. Por el momento yo cuelgo esta bandera; conseguirán que cada día me guste más.