"Cualquiera puede pensar que todos esos supuestos genios que tenemos en el gobierno (no dejamos de oír una y otra vez lo increíblemente listas que son esas personas) habrían aprendido ya algunas de las lecciones de la historia, entre ellas, la del peligro de la contemporización con los tiranos. A pesar de todos sus defectos (y eran muchos), George W. Bush había aprendido esa lección muy bien."
Lewitt no cree que las sanciones vayan a servir de nada y, al mismo tiempo, no está nada seguro de que una acción militar solitaria de Israel pueda esta vez tener éxito. Cada día que pasa sin que le paremos los pies al majara de Ahmadineyah, el peligro de una guerra prolongada en Oriente Medio es más serio. De la cobarde (perdón: pacifista) Europa ya no esperamos nada. Pero el problema es que ahora la política exterior de Estados Unidos está siguiendo los mismos pasos del viejo decadente, digo continente.
Lo último fue que el máximo responsable de la NASA declarara en Al-Jazeera que uno de sus objetivos es que los musulmanes sean más conscientes de sus brillantes aportaciones a las matemáticas y la ingeniería. Como si el islam y sus tontos útiles de Occidente no estuvieran todos los días magnificando las supuestas gestas intelectuales de árabes y persas en la Edad Media (donde por cierto se quedaron).
Es difícil que sobreviva una civilización que continuamente está pidiendo perdón por existir y ser como es. Israel lo tiene claro, y por eso hace tiempo que pasa de la llamada comunidad internacional, esto es, de unos organismos vendidos a las tiranías más impresentables. Pero los temores de Lewitt no parecen infundados. Los judíos no podrán resistir siempre sin nuestra ayuda. Y si ellos caen, la siguiente puede ser la civilización liberal, as we know it, como dicen los anglosajones.