Por supuesto, era cuestión de tiempo que a algún lameculos del gobierno (si es que la idea no parte en realidad directamente de Zapatero: es típico de él) se le ocurriera que había que destituir a Franco. Quienes están acostumbrados a manipular el presente, negando crisis económicas y maquillando las estadísticas de paro, ¿cómo no van a querer cambiar el pasado? A fin de cuentas, están acostumbrados a encontrar siervos en todas las ramas del saber y el talento: cineastas, cantantes, economistas, jueces, poetas y por supuesto historiadores. Y es que si un dictador no puede haber sido jefe de gobierno, de Estado y comandante supremo, la inversa pasa a ser dogma: Un gobernante legal no puede ser un dictador, por definición, o un tribunal no puede prevaricar. Cambiar el pasado es una operación del mismo orden que cambiar el lenguaje, como bien vio Orwell. Sin elementos de comparación reales, es imposible toda crítica, porque el presente, lo meramente fáctico, se convierte en un absoluto, en la medida de todas las cosas.
El paso siguiente imagino que será destronar a los Reyes Católicos, como castigo por haber concluido la Reconquista y realizado la unión de Castilla y Aragón. De hecho, la historiografía marxista hace ya años negaba la propia Reconquista, conflicto que evidentemente no encaja en la teoría de la lucha de clases -en consecuencia, hay que modificar la realidad, no la teoría.
Uno de los caballos de batalla con el que se introdujo la pedagogía progre fue eliminar la lista de los reyes godos, porque su memorización se consideraba carca. La generalización de estos métodos de enseñanza condujo a una historia para analfabetos, en la cual se omitía primero el estudio de los personajes individuales, para acabar suprimiendo los propios hechos (meras "anécdotas"), que fueron sustituidos por una periodización economicista, apriorística y falaz, que todo lo explicaba como el tránsito inevitable del esclavismo al feudalismo y de éste al capitalismo, para desembocar en el final feliz socialista. En resumen, que no hacía falta conocer los detalles del pasado, bastaba con tener bien claro cuál era el resultado final. No debe sorprendernos, pues, que el PSOE acabe borrando a Franco, e incluso la lista entera de presidentes de gobierno de la web gubernamental. ¿Para qué necesitan los profanos acceder a ella, si lo importante es que por fin ha llegado Zapatero para traernos la democracia avanzada?