domingo, 28 de octubre de 2007

Increíblemente


Han sido muchos los californianos que han salvado sus propiedades gracias a servicios de bomberos privados. Esto ha sido motivo para que el corresponsal de Antena 3 en Estados Unidos, José Ángel Abad, haya remitido ayer una de sus inefables crónicas sobre la depravada cultura capitalista americana, en la que "sólo quien pueda pagarlo" recibirá protección contra el fuego. Al parecer es mejor sistema que también la parte de la población a la que no afecta el riesgo de incendios forestales costee la protección de la otra parte, que por añadidura no ha demostrado su eficacia en ningún sitio.

Recordemos que los incendios de California han causado hasta ahora 12 víctimas mortales y decenas de heridos, han obligado a evacuar a medio millón de personas, destruido 2.000 viviendas y provocado pérdidas de cientos de millones de dólares. Pues bien, el jueves, nuestro cronista nos relataba el hecho de que "increíblemente", la policía había abatido a tiros a un pirómano sorpendido in fraganti. ¿Por qué "increíblemente"? Pues imagino que es porque si esto hubiera ocurrido en España, el pirómano habría sido llevado ante el juez, el cual lo hubiera puesto en libertad con la prohibición de entrar en salas de cines donde se proyecten "Los 4 Fantásticos" (por la Antorcha Humana, claro). Los norteamericanos no, ellos carecen de sensibilidad con esas víctimas de la sociedad que son los delincuentes.

Qué contento estoy de ser europeo, de que puedan asaltarme en mi propia casa bandas organizadas de ex-militares balcánicos y el Estado me ahorre la enojosa responsabilidad de poderme defender yo mismo con las armas en la mano. De que pueda ver cómo las llamas devoran mi vivienda sin experimentar arrepentimiento por no haber contratado un servicio de extinción de incendios dentro de mi póliza de seguros: como aquí eso no existe, me puedo abandonar a la dulce sensación de la resignación. La misma con la que pagamos muchos más impuestos que esos estúpidos cow-boys de las crónicas de José Ángel.