La noticia del vertido de fuel (exactamente CPC Blend) en la playa de La Pineda, cerca de Tarragona, no ha trascendido el ámbito local. Se dirá que afortunadamente no es demasiado importante, o que queda eclipsada por la desastrosa situación de los accesos terrestres a Barcelona. Existe parte de verdad en ello, pero hay un factor que no debemos olvidar. Tanto en Madrid como en Barcelona, gobiernan socialistas y nacionalistas (no necesariamente por este orden). Por tanto, los incidentes menores sencillamente no existen, y aquellos que por su gravedad resultan de ocultación imposible, son culpa exclusivamente (aparte del PP, por supuesto) de las empresas implicadas. No es de extrañar entonces que no hayamos oído ni respirar a los de Nunca Mais, y ello a pesar de que aquí no ha habido causas naturales como las que provocaron el naufragio del Prestige, sino simplemente lo que parece una cadena de errores humanos, atribuibles tanto a la tripulación del barco que chocó con la monoboya durante el atraque, como a los técnicos encargados de repararla. Lo cual sí que es imperdonable.